Europa obligará al sector financiero a compartir con sus rivales datos comerciales de sus clientes
Un reglamento fija el intercambio de información con los competidores y se prevé que sea un quebradero de cabeza para bancos, aseguradoras y gestoras
Un Bizum europeo y el euro digital: las armas de la UE para librarse de Visa y Mastercard

Europa avanza en una nueva normativa que obligará al sector financiero a poner a disposición de sus competidores los datos de sus clientes y los productos que estos tienen contratados, en una apertura de los datos casi total y que tendrá que ser en ... tiempo real. Se trata del Reglamento de Acceso a los Datos Financieros (FIDA), que aunque todavía no está aprobado promete suponer un quebradero de cabeza para el sector.
La propuesta que nació en la Comisión Europea ya ha pasado por el Consejo y ahora se debe recabar el OK del Parlamento Europeo. Todavía es un texto vivo sujeto a modificaciones, pero las bases están sentadas. Lo que supone es facilitar el intercambio de datos financieros de los clientes -bajo su petición y consentimiento- entre los jugadores del mercado y otros que deseen entrar, como las fintech. «Gracias a un mejor intercambio de datos, los participantes en el mercado podrían ofrecer a los consumidores productos y servicios financieros altamente personalizados, por ejemplo, oportunidades de inversión, procesos simplificados de solicitud de préstamos o productos con tipos de interés más bajos. De este modo el sector financiero ganaría en competitividad y se mejoraría el acceso de los consumidores a la financiación», dijo en diciembre el Consejo Europeo.
Se fijarán normas armonizadas sobre qué datos tendrán que compartir las entidades sobre sus clientes y cómo compartirlos; siempre, eso sí, respetando la normativa de datos personales. Como ejemplo, el reglamento afectará a bancos, aseguradoras, gestoras de fondos, empresas de criptomonedas... Y estos tendrán que proporcionar a sus rivales y terceros interesados en entrar en el negocio datos relativos a hipotecas, cuentas, tarjetas, operativa, transacciones, condiciones, inversiones, seguros… un sinfín de información que tendrá que ser abierta, aunque tiene limitaciones: no se abrirán datos de las pensiones y los productos relacionados con la salud, como explica Paulo García, socio de Technology Consulting de EY del área de Servicios Financieros.
«Este reglamento baja la barrera de entrada al sector financiero, en el que los datos son de lo más importante», explica este experto, que añade que, en todo caso, todavía está por decidir cómo será el intercambio de información, para lo que se contará con intermediarios.
Riesgos y críticas
Sin embargo, pese a los beneficios en competencia e innovación que pueda traer la normativa, Blanca Jiménez, socia de EY-Parthenon Sector Financiero, comenta que el sector se enfrenta a un enorme reto: «FIDA supondrá un esfuerzo de negocio, operativo, de cumplimiento y tecnológico para las entidades financieras. Impacta sobre muchos ejes». Esta experta destaca que «añade complejidad técnica y de negocio al sector financiero. Las entidades deberían ir pensando en el impacto en su modelo de negocio, en cada sector, porque el impacto será distinto para cada uno. Sería difícil adaptarse si esperan un año más para abordarlo».
Asimismo, desde la consultora EY apuntan al esfuerzo de costes que supondrá poner a disposición todos los datos a los que obliga el reglamento, que son ingentes y además tiene que ser en tiempo real. «Fuera de España hay muchas entidades trabajando ya en esto, en el impacto que tendrá, y están teniendo una reflexión estratégica», ahonda Jiménez. Fuentes financieras señalan que durante 2024 hubo entidades financieras francesas y alemanas que hicieron un fuerte 'lobby' contra esta normativa por el esfuerzo que les va a suponer a todos los niveles sin que en realidad estén claros los beneficios para los consumidores. Pero esa labor de presión no surtió efecto.
En España, la banca también muestra sus reticencias. «La propuesta de compartición de datos desde el sector financiero, y no de forma recíproca y equivalente entre diferentes sectores, no es lo que genera realmente valor a los clientes. Además la propuesta puede restar competitividad a los bancos porque exige crear unos esquemas de compartición de datos muy costosos, que requieren de muchas inversiones, sin tener al final claro que se van a utilizar y que exista una demanda o caso de uso concreto», indican fuentes de la Asociación Española de Banca (AEB).
Desde la AEB, además, inciden en el problema del tsunami de regulación que proviene de Europa, algo de lo que se queja no solo el sector financiero sino las empresas en general. «En el actual debate de simplicidad y mejora de la competitividad en Europa, se debe tener claro el impacto de estas propuestas antes de aprobarlas», dicen.
Las claves
Objetivos
El objetivo es que se incremente la competencia en el sector y se ofrezcan productos mejores y más personalizados a los clientes financieros.
Impacto
Los expertos advierten de que el sector debería estar ya preparándose para esta normativa, que impactará a nivel de negocio, operativo, tecnológico y de cumplimiento.
Reticencias de la AEB
En España, la patronal bancaria critica la propuesta de compartir datos desde el sector financiero «y no de forma recíproca y equivalente entre diferentes sectores», además de los costes que supone.
A nivel europeo, recientemente emitieron un comunicado conjunto diferentes patronales para pedir una reflexión. La Asociación para los Mercados Financieros en Europa (AFME), la Asociación Europea de Bancos Cooperativos (EACB), la Federación Bancaria Europea (EBF), la Asociación Europea de Fondos y Gestión de Activos (Efama), el Grupo Europeo de Cajas de Ahorro y Bancos Minoristas (ESBG) e Insurance Europe instaron a evitar «concluir la regulación antes de realizar una evaluación exhaustiva de su impacto en toda la cadena de valor». «Es fundamental garantizar un enfoque que proporcione beneficios tangibles a los ciudadanos europeos, al mismo tiempo que permita que la industria financiera de Europa continúe innovando de manera sólida y rentable», añadieron. En este sentido, reclamaron «un enfoque más focalizado y basado en evidencia que aporte beneficios claros a los ciudadanos y empresas europeas».
Las quejas del sector financiero se entienden desde el punto de vista de que se abre mucho más la competencia sin obtener lo mismo del resto de sectores. Y, tal como afirma Jiménez, de EY, «este reglamento supone la transformación de las dinámicas competitivas». En este sentido, apunta a que lo que sí podría ayudar a generar son «ecosistemas conectados» de productos, es decir, que a un cliente se le ofrezca un compendio completo de productos y servicios de manera personalizada: banco, seguro e inversión todo en un mismo paquete.
Con todo, para ver el impacto real de esta normativa, beneficios y perjuicios, todavía habrá que esperar. Este abril está previsto que la propuesta entre en trílogos, una suerte de negociación informal entre la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos para definir más la legislación. Lo esperado es tenerlo aprobado a final de año y la previsión es de entrada en vigor en 2028.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete