El G-7 estudia una respuesta común contra el comercio desleal de China
El país asiático está inundando los mercados globales con productos a bajo costo, con el riesgo de dejar fuera del negocio a empresas de otros países
Los siete grandes analizan cómo utilizar los activos rusos congelados para apoyar económicamente a Ucrania
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El ministro de Economía italiano, Giancarlo Giorgetti, con la presidenta del BCE, en la reunión del G-7
Encontrar una respuesta unitaria de los siete grandes países industrializados a las políticas comerciales desleales de China y cómo utilizar los activos congelados a Rusia para ayudar a Ucrania centran el debate de los ministros de Economía Finanzas del G-7 y los ... banqueros centrales, reunidos el viernes y el sábado en Stresa, en la región de Piamonte, a orillas del lago Maggiore.
No será fácil dar una respuesta común a los problemas comerciales que crea China. Con su exceso de capacidad de producción, lograda gracias a los subsidios estatales, China está inundando los mercados globales con productos de bajo costo. Las posiciones en el G-7 son todavía distantes, como ha reconocido el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni: «Necesitamos llegar a una respuesta común, porque se trata de producciones subvencionadas por el Estado chino que llegan a los mercados internacionales en sectores cruciales para nuestras economías».
En principio, la idea de luchar contra las prácticas comerciales desleales de Pekín es común a todos los ministros de Finanzas reunidos en Stresa, pero aún no está claro cómo lograr una respuesta común. El riesgo, como dijeron Gentiloni y el ministro de Economía italiano, Giancarlo Giorgetti, es que los países del G-7 se muevan cada uno por su lado: «Lo que hay que evitar -dijo Giorgetti- es que haya una competición entre los países del G-7». Es decir, si cada uno mira por sus intereses, los aranceles sobre los productos chinos decididos por un país, pueden tener el efecto de que los productos chinos de bajo costo acaben en otros países del G-7.
El debate lo inició la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, al explicar que China, al subsidiar a sus empresas con dinero público, produce mucho más de las necesidades de sus consumidores. Así está inundando los mercados globales con productos a bajo costo, con el riesgo de dejar fuera del negocio a empresas de otros países.
Europa y el G-7 deben defender a sus empresas y a sus trabajadores de la competencia desleal. La respuesta común a ese desafío es difícil porque, por un lado, China es un socio comercial importante y nadie quiere una guerra comercial con Pekín, pero, por otro, las prácticas comerciales desleales socavan la industria del resto de los países. «Debemos evitar absolutamente una guerra comercial con China: no redunda en beneficio de los EE.UU., ni de China, ni de Europa», afirmó el ministro francés, Bruno Le Maire, añadiendo que no escatimará «esfuerzos para defender nuestros intereses». Su colega alemán, Christian Lindner, fue aún más cauteloso: «Las guerras comerciales no se pueden ganar, sólo producen perdedores».
Ayuda a Ucrania
Otro asunto clave en esta cumbre de ministros de Finanzas del G-7 es la propuesta estadounidense, que se discute desde hace algún tiempo, de proporcionar a Ucrania un préstamo o un bono garantizado por los beneficios adicionales de los activos rusos incautados. Estados Unidos es el país que más está presionando al respecto. El presidente Joe Biden pidió a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, presidenta de turno del G-7, que esta cuestión fuera destacada en la agenda de la cumbre de los siete grandes en junio próximo, en la región de Apulia.
La gran mayoría de los activos rusos se encuentran en Europa, pero sus países están divididos al respecto, porque una acción de este tipo tiene implicaciones legales, según el derecho internacional que son difíciles de interpretar. «La Unión Europea utilizó los beneficios adicionales de 2024 derivados de los activos rusos -explicó el Comisario de la UE, Paolo Gentiloni -. Hemos definido legalmente la separación entre los activos de Rusia y los beneficios adicionales y hemos utilizado sólo estos últimos en 2024. El desafío es si los beneficios adicionales, separados de los activos soberanos, también podrán utilizarse en el futuro. Estamos trabajando en ello», dijo Gentiloni.
Por lo tanto, no se trataría de confiscar los activos de un Estado soberano (lo que sería legalmente difícil de hacer), sino sólo de las ganancias que esos activos producen. «Ante una invasión ilegal y violenta -resumió el ministro Giorgetti-, debemos responder de la manera más legal posible». Pero también en este asunto las posiciones siguen siendo distantes.
El tercer tema de discusión del G-7 es el impuesto mínimo global. Hay poco margen para lograr acuerdos significativos. Pero el ministro francés Le Maire no se da por vencido: «Llevo siete años combatiendo por reformar el sistema tributario internacional. Lucharé con determinación por una tributación mínima para las personas más ricas del mundo. Es una cuestión de justicia».
A esta reunión del G-7 asistió como invitado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo. «Es muy buena noticia que hayamos sido invitados por la presidencia de turno italiana a participar en esta reunión del G-7; para nosotros es un paso natural. Desde hace varios años España ha estado demostrando su capacidad de promover acuerdos y de lograr avances», dijo Cuerpo.