España se perpetúa en el pelotón de cola de la productividad en Europa
El rendimiento por hora trabajada ha sido en los últimos 16 años un 85% del valor en la UE y nuestro país cae al puesto 22
El PIB por habitante ha crecido un 5,4% en cuatro años, el más bajo en Europa
La productividad de las empresas españolas cae un 8% lastrada por la subida de cotizaciones y la presión fiscal

El premio Nobel de Economía, Paul Krugman, decía que la productividad, si bien no lo es todo, es casi todo a largo plazo en la economía, una reflexión inquietante cuando se mira hacia España, afectada durante décadas por débiles alzas o caídas del rendimiento de la actividad ... .
La literatura económica repite que la productividad es la principal carencia que tiene nuestro sistema productivo, el motivo que impide una mayor eficacia de la economía y uno de los factores que está detrás del débil crecimiento del PIB per cápita español. Es uno de los indicadores que más preocupa al mundo académico y que claramente nos distancia de nuestros competidores en Europa.
Fedea avisaba en un reciente informe de que si bien el PIB español está creciendo tras la pandemia, a finales del pasado ejercicio España estaba en el puesto 15 entre los 27 de la UE en PIB per cápita y que el descenso fue de dos puestos desde 2019 y tres desde 2007. «Más llamativo», dice, es el terreno perdido en los últimos años. Sobre una base cien, el PIB por habitante era del 98% en 2007, porcentaje que bajó al 85% en 2019 y al 79% en 2022. Desde el momento previo a la pandemia la riqueza por habitante aumentó un 5,4%, el más reducido en Europa.
Y si de lo que se habla es de productividad, el posicionamiento no mejora. Entre 2007 y 2022 España ocupa el puesto 22 en ganancias del rendimiento por hora trabajada dentro de la UE. «La manifiesta dificultad en mejorar la productividad continúa siendo uno de nuestros principales problemas», puntualiza el estudio realizado por Alfonso Novales, de la Real Academia de Ciencias Morales para Fedea. Recalca que ningún indicador proporciona una imagen completa de la eficacia productiva de una economía, pero que a falta de un análisis más detallado la productividad proporciona una primera información muy relevante acerca de la capacidad de generar riqueza en una sociedad, además de permitir comparaciones temporales e internacionales.

Horas anuales
trabajadas
por empleado
Variación
en la
productividad /hora
Entre paréntesis variac. en % 2022 sobre 2019
En porcentaje variación 2022 sobre 2019
Irlanda
Bulgaria
Eslovaquia
Malta
Croacia
Letonia
Lituania
Hungría
Eslovenia
Portugal
Rumanía
Polonia
Suecia
Austria
Bélgica
Rep. Checa
Noruega
Países Bajos
EU-27
Italia
Dinamarca
Alemania
Finlandia
Islandia
Estonia
Chipre
Grecia
Luxemburgo
Francia
España
(1,8)
2.032,9
31,2
Polonia
Grecia
Malta
Letonia
Estonia
Lituania
Croacia
Chipre
Rumanía
Portugal
Rep. Checa
Hungría
Italia
Irlanda
España
Eslovaquia
Eslovenia
Bulgaria
EU-27
Suecia
Finlandia
Austria
Bélgica
Francia
Luxemburgo
Países Bajos
Dinamarca
Alemania
10,3
1.989,9
(-1,6)
9,8
1.877,0
(-9,6)
9,3
1.868,8
(0,2)
8,3
(4,5)
1.859,1
8,1
1.839,3
(-2,5)
8,1
1.837,1
(0,0)
7,9
1.810,5
(-0,7)
7,6
1.808,2
(0,3)
6,4
1.795,9
(-5,1)
5,8
1.774,5
(-0,6)
5,7
1.699,5
(-1,3)
5,6
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1.694,5
(-0,9)
4,2
1.657,5
(-4,9)
3,5
1.643,5
(-2,0)
3,3
1.622,1
(-4,1)
3,2
1.619,0
(1,1)
2,6
1.618,7
(-1,6)
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1.601,5
(-1,3)
1,8
1.595,1
(-0,9)
1,8
1.566,4
(-1,3)
1,3
(-4,4)
1.550,1
1,2
1.525,8
(-3,3)
0,8
1.500,8
(-1,1)
0,4
1.473,3
(-1,3)
0,2
-0,1
1.407,2
(-2,4)
-0,6
1.394,1
(1,7)
-1,9
1.340,3
(-2,3)
Fuente: Eurostat /ABC

Variación
en la
productividad /hora
En porcentaje variación 2022 sobre 2019
Irlanda
Bulgaria
Eslovaquia
Malta
Croacia
Letonia
Lituania
Hungría
Eslovenia
Portugal
Rumanía
Polonia
Suecia
Austria
Bélgica
Rep. Checa
Noruega
Países Bajos
EU-27
Italia
Dinamarca
Alemania
Finlandia
Islandia
Estonia
Chipre
Grecia
Luxemburgo
Francia
España
31,2
10,3
9,8
9,3
8,3
8,1
8,1
7,9
7,6
6,4
5,8
5,7
5,6
5,5
4,2
3,5
3,3
3,2
2,6
2,1
1,8
1,8
1,3
1,2
0,8
0,4
0,2
-0,1
-0,6
-1,9
Horas anuales
trabajadas
por empleado
Entre paréntesis variac. en % 2022 sobre 2019
(1,8)
2.032,9
Polonia
Grecia
Malta
Letonia
Estonia
Lituania
Croacia
Chipre
Rumanía
Portugal
Rep. Checa
Hungría
Italia
Irlanda
España
Eslovaquia
Eslovenia
Bulgaria
EU-27
Suecia
Finlandia
Austria
Bélgica
Francia
Luxemburgo
Países Bajos
Dinamarca
Alemania
1.989,9
(-1,6)
1.877,0
(-9,6)
1.868,8
(0,2)
(4,5)
1.859,1
1.839,3
(-2,5)
1.837,1
(0,0)
1.810,5
(-0,7)
1.808,2
(0,3)
1.795,9
(-5,1)
1.774,5
(-0,6)
1.699,5
(-1,3)
1.694,5
(-0,9)
1.657,5
(-4,9)
1.643,5
(-2,0)
1.622,1
(-4,1)
1.619,0
(1,1)
1.618,7
(-1,6)
1.601,5
(-1,3)
1.595,1
(-0,9)
1.566,4
(-1,3)
(-4,4)
1.550,1
1.525,8
(-3,3)
1.500,8
(-1,1)
1.473,3
(-1,3)
1.407,2
(-2,4)
1.394,1
(1,7)
1.340,3
(-2,3)
Fuente: Eurostat /ABC
Con los datos se enciende el farolillo rojo del camino que queda por recorrer. En una comparativa de la productividad aparente del factor trabajo entre países, España ocupaba a finales del pasado año el puesto 15 entre los 27 países de la UE. Entre 2009 y 2019 esa productividad creció un 7%, un avance anual del 0,7% anual, por debajo de 21 de los 27 países de la UE.
Y la pandemia dio la puntilla. Llevó aparejado un descenso de la productividad del 3,8% entre 2019 y 2022. Una situación que provocó que el pasado año esa variable fuese sólo un 3% superior a la de 2009. Detrás de las cifras está una economía más vulnerable, que ha dependido de sectores más afectados por el Covid como el turismo, los hoteles y restaurantes y que cuenta con menos empresas manufactureras que vecinos como Alemania. Francia o Italia.
Un caso aislado
España ha sido prácticamente un caso aislado en Europa. A finales de 2022 solo Grecia, que arrastra las dificultades generadas tras la crisis financiera; Italia, con sus continuos problemas institucionales; y Luxemburgo, que tiene una estructura productiva, basada en el sector servicios, han mejorado menos que España su productividad aparente del trabajo desde 2009, apunta el instituto de análisis económico.
Y si lo que se analiza es la productividad por hora trabajada, una medida algo más precisa que la anterior, el progreso generado desde la crisis financiera, con un incremento de 14,8% en productividad hasta 2019, se vio perjudicado tras la pandemia, con un retroceso de casi dos puntos. Entre 2007 y 2022 España ha ocupado el puesto 22 en ganancias de productividad, y si se toma una base cien esa productividad por hora trabajada era a final del pasado año un 85% del valor en la UE, además de continuar estando 15 puntos por debajo de la media de países antes de la pandemia, y retroceder hasta un 81% del valor en la UE en 2022.
La evolución de las horas trabajadas es clave cuando se analiza la productividad. En este caso España está en una posición intermedia entre los países de la UE, con un número de horas algo superior a la media, aunque en caída respecto a 2019. El debate de las horas está caldeado en España, ha sido uno de los caballos de batalla en la pasada campaña electoral y uno de los reproches de los populares al Gobierno.
Francisco Aranda, presidente de la patronal logística UNO, apunta que el bajo nivel de la productividad es el problema más importante que tiene la economía. Recuerda que la renta per cápita en España es un 17% inferior a la media de la zona del euro, ocho puntos más baja que en 2005, y que la producción por trabajador es inferior a la de la mayoría de nuestros vecinos, a pesar de que nuestra jornada laboral está entre las más elevadas. Añade que, además, parte del paro en España es de más larga duración, a diferencia de lo que ocurre en otras economías, y «produce una depreciación de las competencias y del capital humano de los parados, y cuando vuelven a entrar en el mercado de trabajo son menos productivos».
Infierno fiscal
¿Las causas del lento crecimiento de la productividad? Aranda cita cuatro: infierno fiscal; actividad regulatoria exagerada, compleja y poco predecible; marco laboral rígido, con elevadas cotizaciones y mucho absentismo; y escaso fomento de la innovación y de un capital humano más y mejor formado. «Todo provoca que nuestro contexto impida crecer a las empresas», alerta.
Precisa que el crecimiento de la productividad, y por ello de la competitividad de la economía, depende de que se frene la elevada presión fiscal. «No tiene sentido castigar con cotizaciones más elevadas los perfiles más altos porque así se desincentiva el capital humano más productivo», dice.
Por último, espera que España aproveche el impulso de los fondos europeos para transformar radicalmente el tejido productivo y se pueda avanzar en inversión tecnológica e industrial, en formación de los trabajadores ligada a la demanda de las empresas, y apostar por la educación.
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