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ESPECIAL ENERGÍA

España comienza a explorar el nuevo caladero de la energía azul

La eólica marina flotante puede ser un vector clave en la ola descarbonizadora, pero aún debe resolver escollos tecnológicos, burocráticos y ambientales

Andalucía concentra siete proyectos para instalar eólicas flotantes frente a sus costas

Aerogenerador de eólica marina flotante creado por Saitec

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España espera convertirse en potencia eólica marina de la Unión Europea (UE) en 2030. La UE se ha fijado el objetivo de contar con una capacidad de 7 gigavatios (GW) de energía eólica flotante en 2030, de los que España podría aportar aproximadamente el 40% del total. Así, el país tiene el objetivo no vinculante de desarrollar turbinas flotantes con una capacidad de generación combinada de entre 1 y 3 GW a lo largo de sus 6.000 km de costa.

Es importante diferenciar entre turbinas flotantes y las cimentadas en las profundidades del mar. La gran mayoría de los parques eólicos marinos están anclados al lecho marino, lo que les permite llegar a una profundidad máxima de 56,6 metros, normalmente entre 30 y 35 metros. Esto limita la distancia que pueden alejarse de la costa en busca de vientos más potentes.

Ahora, las turbinas flotantes son una tecnología innovadora que permite colocar el aerogenerador sobre una infraestructura que flota en el mar. Esto les permite alejarse más de la costa para captar un recurso eólico al que no pueden llegar las que están encalladas en el lecho marino. A abril de 2022, solo había tres turbinas flotantes marinas en todo el mundo: dos en Escocia y una en Portugal, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Es en la tecnología flotante en la que España ve un gran potencial.

«El desarrollo de la eólica flotante abre una ventana de oportunidad a España de aprovechar emplazamientos más alejados de la costa, con excelente recurso eólico», dicen fuentes de Naturgy. Para avanzar en este objetivo, la empresa tiene una alianza con Equinor para desarrollar el proyecto Fowca, un parque marino de 216 megavatios (MW) en la costa duraste de Gran Canaria que contaría con 12 aerogeneradores ubicados a una distancia de entre 6 y 16 kilómetros de la costa. Con este proyecto, las empresas aspiran a poder participar en una futura subasta de energía eólica en Canarias.

A finales de diciembre de 2022 se lanzó la primera línea de ayudas para proyectos piloto demostradores y plataformas de ensayo de renovables marinas, dotada con 240 millones, cuya resolución provisional se conocerá en las próximas semanas, dicen a ABC desde el Ministerio para la Transición Ecológica. Esta es una de las diferentes iniciativas que se están llevando a cabo desde el gobierno para impulsar la eólica flotante.

Protección ambiental

Algunos de los retos de la instalación de estas estructuras es asegurar la protección del medioambiente y que no sean un estorbo para las embarcaciones. Para ello, en febrero el gobierno lanzó unos planes para ordenar el espacio marino, llamados POEM, que buscan garantizar que la implantación de la eólica marina sea compatible con el resto de usos del mar. «Concretamente, los POEM incluyen 19 zonas de alto potencial (ZAP) en las que podrían instalarse los aerogeneradores, que ocupan el 0,46% de las aguas territoriales. Con independencia de que acaben instalándose en esas ZAP, no podrán hacerlo en el 99,54% del resto de las aguas territoriales», dicen desde el Ministerio para la Transición Ecológica.

Actualmente existe una moratoria para la tramitación de proyectos comerciales de eólica marina en España. Solo los proyectos de investigación y desarrollo están exentos, pero el gobierno está trabajando en una nueva regulación con la que esperan permitir la operación comercial de instalaciones de generación eólica marina.

«El desarrollo de la eólica marina en España depende del desarrollo de la tecnología flotante por las condiciones del fondo marino. La tecnología está disponible pero a unos costes que no son aún competitivos por lo que su desarrollo necesitará un marco retributivo específico», dicen desde Iberdrola. Además de lograr unos costes competitivos, hay otros retos que deben abordarse, como un plan de infraestructuras para puertos y dársenas que permita la fabricación e instalación de sistemas flotantes. Estas nuevas estructuras también ayudarían a crear empresas tecnológicas, fabricantes de piezas y centros de investigación que formarían parte de una cadena de suministro innovadora.

«En estos momentos Iberdrola está construyendo proyectos eólicos en Francia, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos. En concreto en España, Iberdrola ha presentado ante el ministerio, documentos iniciales de proyecto por más de 1.000 MW en proyectos de eólica marina en varios emplazamientos de la geografía española (Gran Canaria, Galicia, Cataluña) a la espera de que finalmente se establezca el marco regulatorio que permita su desarrollo, dicen desde la empresa.

«España es un referente tecnológico mundial en eólica marina flotante. En términos de infraestructuras de ensayos de demostradores tecnológicos eólicos marinos, en informes internacionales España aparece como el país de la UE (ya sin contar a Reino Unido) con más instalaciones de experimentación en mar abierto», dice Joan Groizard, director general del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), una entidad adscrita al Ministerio para la Transición Ecológica.

Abriendo camino

En septiembre se conectó a la red un prototipo de aerogenerador flotante a 2 millas náuticas de Armintza (Vizcaya). Situado a 85 metros de profundidad, el prototipo DemoSath de la empresa vasca Saitec consta de una turbina de 2 MW sobre una plataforma de 30 por 64 metros. Este es un paso importante en el proceso de avanzar en el desarrollo de proyectos eólicos marinos flotantes con el objetivo de alcanzar hasta 3 GW en 2030, una capacidad de generación que también aportaría energía adicional a la red española.

«Se trata de tecnologías que aún necesitan testarse y madurar antes de dar el salto a la explotación precomercial y comercial. Estamos en una curva de aprendizaje», dice Groizard, que destaca el hecho de que quince empresas y entidades españolas participan en las 51 soluciones de eólica marina flotante identificadas por IDEA en todo el mundo. De esta forma, queda claro el importante papel que juegan las empresas españolas en el desarrollo de este innovador sector.

Ahora al país le toca dar los siguientes pasos para formar una potente industria eólica flotante. Una vez aprobados en febrero los POEM, los planes para ordenar el espacio marino, toca desarrollar un marco normativo específico que permita lanzar un concurso para seleccionar los mejores proyectos marinos. «El desarrollo de ese marco normativo por parte del Ministerio para la Transición Ecológica contará con un proceso participado, abierto a aportaciones, buscando el máximo consenso con todos los agentes», dice Groizard.

Apuesta ambiciosa

Lo cierto es que Europa ha apostado a fondo por la energía éolica marina, con decisión. Lo confirman las cifras: el Tribunal de Cuentas de la Unión Europea ha estimado en 800.000 millones de euros la inversión necesaria hasta 2050, procedente en su mayor parte de inversión privada, para cumplir los objetivos que se ha marcado la UE en materia de producción de energía renovable marina, también llamada energía 'azul'.

En un nuevo informe publicado este misma semana, los auditores han alertado de que la UE sigue fijando unas metas «ambiciosas» con 61 gigavatios (GW) de capacidad instalada para 2030 y 340 GW en 2050, frente a los 16 GW que existen actualmente, un despliegue rápido y a gran escala de las instalaciones eólicas marinas que exigirá, además, un «vasto espacio marítimo».

Según recoge EP, los auditores temen también que la expansión de la energía renovable marina resulte perjudicial para el medio ambiente porque la Comisión Europea, a pesar de sus esfuerzos por reconciliarla con la biodiversidad, «no ha evaluado su impacto y consecuencias».

«La invasión rusa de Ucrania ha resaltado la importancia de la independencia energética de la UE, y nuestros mares pueden ser una parte de la solución», ha reconocido el auditor responsable del informe, Nikolaos Milionis, que ha advertido de que «esta revolución azul de la UE no debería emprenderse a cualquier precio: las renovables marinas no deben dar lugar a un grave daño social o medioambiental». El informe indica que las renovables marinas «rara vez conviven con otras actividades» y recuerda que, en particular, los conflictos con el sector pesquero «siguen en gran medida sin resolverse», lo que hace «resurgir» una oposición a la energía renovable marina cuando se evalúan proyectos.

Además, los auditores han apuntado que los países de la UE con aguas compartidas «apenas planifican proyectos conjuntos, desaprovechando la oportunidad de hacer un uso más eficiente del escaso espacio marítimo», mientras que las implicaciones socioeconómicas del desarrollo de las energías renovables marinas tampoco se han estudiado con la suficiente profundidad.

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