La economía de Alemania no levanta cabeza y encara otro año de estancamiento
El consejo de sabios que asesora al gabinete de Scholz asume que la suave recuperación que auguraba hace unos meses no será posible y recorta su previsión de crecimiento para este año al 0,2%
División respecto al modo en que el país debe afrontar el crítico proceso para su descarbonización
El Bundesbank avanza una recesión técnica de la economía alemana en este primer trimestre
La economía alemana tampoco superará su estancamiento este año. El Consejo Asesor de Economistas del Gobierno alemán, conocido como el grupo de los cinco sabios, rebajó esta semana otras cinco décimas su previsión de crecimiento para 2024, hasta el 0,2%, y advirtió ... además de que la recuperación aún no es inminente. En su informe previo, de noviembre, estimaban un 0,7%.
«Los hogares siguen siendo reacios a consumir, mientras la industria y la construcción registran pocos pedidos nuevos«, asegura uno de los sabios, Martin Werding, sobre la debilidad de la demanda. Los ingresos reales deberían estar impulsando el consumo privado y sosteniendo la economía, pero la incertidumbre y los riesgos geopolíticos pesan más. Alemania es ya el país del G7 con menor crecimiento y nada indica que los años próximos vayan a ser mejores.
«Las exportaciones se beneficiarán del aumento del comercio internacional, pero las empresas exportadoras se enfrentarán a una fuerte competencia, el aumento de los costes laborales y los elevados precios de la energía«, vaticina Veronika Grimm, otro componente del grupo de los cinco. »Todo esto contando con que el BCE cumpla las expectativas y comience a reducir los tipos de interés, lo que mejorará las condiciones de financiación y estimulará la formación de capital privado«, remacha Ulrike Malmendier, que admite que ese efecto no se percibirá hasta 2025.
Cunde el pesimismo
No es la primera vez que los sabios hacen público un diagnóstico tan pesimista ni la primera vez que la economía alemana se asoma al precipicio de la recesión. La novedad es que esta vez ni siquiera los cinco sabios se ponen de acuerdo sobre la hoja de ruta que proponer, especialmente en materia de descarbonización.
Sus opiniones difieren respecto a cómo acelerar el proceso de descarbonización del transporte de mercancías por carretera, al que se atribuye el 98% de las emisiones totales derivadas del tráfico de grandes cargas. El deterioro de las carreteras y de la infraestructura ferroviaria, a la que Berlín aspira a reorientar una cuarta parte del transporte de mercancías antes de 2030, está afectando al crecimiento, lamenta la presidenta del grupo, Monika Schnitzer, que entiende que la palanca para reducir las emisiones es potenciar el uso de camiones con baterías eléctricas.
Para otra de las sabias, Veronika Grimm, la clave está sin embargo en promover nuevas tecnologías como las pilas de combustible alimentadas por hidrógeno. Su posición ha sido muy controvertida porque forma parte del consejo de supervisión de la división energética de Siemens, que está impulsando la fabricación de este forma de energía. Grimm recordó que la ampliación de las capacidades de la red eléctrica es un factor que limita el potencial del camión eléctrico.
Los sabios han recomendado que se agilicen los procesos para permitir la construcción de estaciones de carga rápida junto a las autovías, mientras que otras medidas podrían financiarse con subvenciones así como con medidas como el pago por uso para los transportistas.
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