La dura pero no imposible misión de impulsar una startup 'a pulmón'
La financiación externa se identifica con interés del mercado y éxito, pero algunos proyectos logran avanzar con recursos propios y sin ataduras extrañas a su idea
![La dura pero no imposible misión de impulsar una startup 'a pulmón'](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2022/09/23/startup32-RuYZCB0wxgu1HOftPHGjJqN-1240x768@abc.jpg)
Actualmente resulta muy habitual asociar la idea de startup con la de ronda de financiación. Es más, cuanto mayor es la cantidad de dinero que se ha conseguido levantar damos una mayor relevancia al proyecto. Se entiende que si hay inversores que apuestan por una propuesta es porque tendrá futuro. España tardó en llegar esa financiación, pero siguiendo la dinámica del mercado, ha habido y todavía hay mucho capital dispuesto que busca buenas y rentables ideas.
El tiempo ha demostrado que una ronda no va a asegurar ni el futuro ni el éxito de una startup pero todavía sigue haciendo ruido en la opinión pública. A pesar de ello, hay emprendedores que prefieren huir de ellas y apostar por otro tipo de crecimiento.
Victor Mayoral-Vilches, 33 años, es un reconocido emprendedor en el mundo de la robótica. Lleva ya una década en este sector, tiene cuatro empresas a sus espaldas y para una de ellas, Acceleration Robotics, ha optado por ir en solitario. «Cuando eres novel es sencillo coger capital y echar para delante. Estás más dispuesto a aceptar el riesgo de la aventura. Con más experiencia buscas rentabilidad, si hay necesidad en el mercado de tu producto», cuenta el joven emprendedor. Su proyecto está abierto a socios capitalistas, «pero hay muy pocos fondos que inviertan en este sector, pocos analistas, que hablan este lenguaje», subraya. Asegura que como emprendedor inviertes tu integridad física, dedicas muchas horas y por ello «debes entender con quién te asocias y cuánto entregas. El emprendedor maduro es más selectivo». En su opinión este punto se debería enseñar más, «el emprendedor pasa por fases y en la maduración entiende que el capital es secundario», añade. Habla también del efecto llamada. «Tres inversores apuestan por una startup, se hace famosa y todos quieren invertir», puntualiza.
Expectativas infladas
En el caso de los robots considera que «las expectativas están sobredimensionadas». Si bien en el sector de la logística, por ejemplo, tienen un peso importante, «en nuestra vida a día de hoy, en el día a día, no hacen nada». Acceleration Robotics se fundó en 2020 con capital propio y un año después obtuvo un beneficio por encima de los 100.000 euros y para este año se espera crecer un 100%. Esta misma semana se ha dado a conocer el acuerdo de la firma alavesa con el gigante estadounidense de semiconductores AMD para trabajar en la computación robótica de la próxima generación. Van a crear robots que se mueven más rápido y con menor impacto medioambiental.
A su entender, «la inversión es una atadura que muchos emprendedores no saben evaluar, y condiciona tu futuro empresarial y personal». Habla también del miedo al fracaso, a cerrar una empresa, que existe en España. «La gente debe entender que el emprendedor se hace, y eso incluye fracaso», afirma. Él lo hizo hace unos años y recuerda cómo mucha gente le sugería que no lo hiciese para evitar una mancha negra en su carrera.
Al lograr financiación externa, «hay que saber con quién te casas, porque es a largo plazo»
Estefanía Ferrer, andaluza, tampoco ha recurrido a la financiación externa aunque su caso es muy diferente al de Mayoral–Vilches. Ingeniera química, es una gran amante del mundo de la cosmética y hasta hace un par de años estaba trabajando en Airbus. LICO Cosmetics, su primera startup, nace por casualidad. «No encontraba el producto ideal y quise desarrollar una cosmética efectiva», indica la CEO y fundadora de la firma. «Un laboratorio de Sevilla me dio la oportunidad de hacer una tirada de 100 unidades. Creé una S.L. y lo vendí a mi entorno. Funcionó bien», cuenta Ferrer. Con la pandemia vio la oportunidad de salir de su empresa y emprender, pero al no saber hacerlo, presentó su proyecto a la Lanzadera y la cogieron.
Empezó con un capital de 10.000 euros y sin pedir créditos ni tener inversores facturó 145.000 euros en 2020, 450.000 en 2021 y en lo que va de año ya ha facturado un millón de euros. «Veo a mis compañeros que tienen financiación y yo sin ella veo cómo tengo más inseguridad. Todo lo que ganamos lo reinvertimos», cuenta la emprendedora. Estefanía Ferrer no esconde que le gustaría tener un socio comercial. «Hemos tenido propuestas interesantes, pero no quiero un socio industrial porque esa parte la tenemos muy controlado. No necesitamos dinero sino un socio que nos ayude a vender más», señala. Es consciente de que las venture capital «quieren que se multiplique por diez la inversión y te exigen cosas que pueden no estar alienadas con lo que necesita el cliente. Si entra un socio, sea monetario, industrial o comercial, debe estar alienado con los valores de la empresa», subraya.
Más dinero que ideas
Íñigo Balbin, manager en 7r, una 'corporate venture builder', recuerda que para que una startup pueda generar tracción y tener ebitda positivo sin financiación externo, «tiene que poder transaccionar rápido con un producto poco complejo a nivel tecnológico o que sea un servicio». Cree que cuando la idea es realmente buena y tiene un recorrido que te puedas creer, «el dinero es una commodity. Hay más dinero que ideas buenas y si lo quieres levantar no debería ser un problema», cuenta Ignacio Balbin.
Reconoce que las empresas tecnológicas, por ejemplo, recurren mucho a las rondas. En los casos que más eco se logra, «se hace daño al sector. Primero hay que centrarse en el negocio y cuanto antes llegues a la transaccionalidad y puedas hacer modelos de rentabilidad, mejor». Cuando se recurre a la financiación externa, «hay que saber con quién te casas, porque es a largo plazo» Si bien el capital te ayuda a crecer, «un fondo gana dinero de tu rentabilidad y te va a exigir crecer por tres cada año. Entras en una senda de crecimiento casi obligada. Si es lo que quieres, está bien, pero quizás quieras validar mejor con los clientes, no crecer rápidamente», aconseja Balbin.
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