EL DÍA QUE 'GOIRI' Y SU EQUIPO PENSARON EN RENUNCIAR
Extractos de 'Bankia desde dentro' que recogen tres episodios de su existencia: la crisis de las indemnizaciones por la salida a bolsa, la querella de UPyD y las tarjetas 'black' que condenaron a Rato y otros
El Tribunal de Cuentas incrementa un 8% el coste público del rescate bancario hasta los 71.833 millones
![José Ignacio Goirigolzarri durante la Junta General de Accionistas de Bankia, en abril de 2018](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/05/19/DAMBin(2)-RtABrS9ZHQlXrj0cpZsNbKN-1200x840@abc.jpg)
No es habitual que un director de comunicación escriba un libro sobre su empresa, pero Juan Emilio Maíllo ha decidido que éste se lo debía a los directivos que rescataron Bankia, a los clientes y, sobre todo, a los empleados que sufrieron hasta ... agresiones físicas debido al daño reputacional que sufrió la entidad. 'Bankia desde dentro' es el relato de las muchas hebras que tuvieron que atarse en la entidad –el rescate de España, la venta de preferentes, la salida a Bolsa, los desahucios, las operaciones impropias, las tarjetas 'black' de los exdirectivos– para evitar una ruina que hubiese destruido la economía y la sociedad española. El Estado ha recuperado casi la mitad del dinero que se aportó en forma de capital y hoy dispone de una participación relevante en una entidad que se ha consolidado al integrarse con La Caixa. Maillo relata con pluma periodística los hechos y no se ahorra críticas con el oportunismo –el político y el de los abogados cazadores de indemnizaciones– que sacaron provecho de la crisis de Bankia. Tampoco omite las injusticias que genera la lentitud de nuestro sistema judicial y su falta de capacidad de gestión de casos de alta complejidad financiera.
Amenaza de dimisión
Reviviendo el mismo debate y conflicto que se había producido un año antes [en 2014] con el reparto de los costes asociados a quién debía pagar en caso de condena por las demandas de preferentes, llegaba el turno de la salida a Bolsa, la denominada OPS (Oferta Pública de Suscripción de acciones).
Había un pequeño cambio de escenario respecto a un año antes en el ámbito político, fruto de la irrupción de Podemos en las instituciones, lo que alimentaba el nerviosismo del Gobierno del PP acerca de cualquier decisión que supusiera desembolso de fondos públicos. En el ambiente, los casos de corrupción que iban apareciendo y que acababan, de forma periódica, con dirigentes, sobre todo de PP y PSOE, acusados…
'Bankia desde dentro'
![Imagen - 'Bankia desde dentro'](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/05/19/portada-bankia-U67225078156Csh-224x330@abc.jpg)
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Contábamos con la esperanza de que las discusiones que teníamos con el Gobierno, en particular con el área de Hacienda, se cerrasen con una posición razonable. Teníamos la experiencia del año pasado. Pero no había forma. De Guindos, alineado con la tesis de que lo mejor era poner un límite de impacto a Bankia, para zanjar así las dudas de los mercados, presionaba en esa dirección, pero no lograba el visto bueno de sus colegas del Ejecutivo…
La tensión fue alta, altísima, seguramente la mayor que habíamos registrado en la relación con el Gobierno. Esto iba más allá de una injerencia política...
Los ocho independientes, incluidos los tres que podrían considerarse más próximos al Gobierno por su cercanía con De Guindos (Fernando Fernández, José Luis Feito y Álvaro Rengifo), expresaron que, llegado el caso, estarían dispuestos a poner sobre la mesa su posible dimisión.
![Salida a bolsa de Bankia. En la imagen, de 2011, su presidente Rodrigo Rato](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/05/19/DAMBin(3)-U73138584662jLB-624x350@abc.jpg)
La alta dirección del banco, encarnada en los tres consejeros ejecutivos [José I. Goirigolzarri, José Sevilla, Antonio Ortega] y Amalia Blanco, esto es, los cuatro que se habían incorporado al proyecto en mayo de 2012, valoraban la misma determinación. Una decisión errónea, a nuestro juicio, cuestionaba la viabilidad del proyecto desde un punto de vista de gestión profesional...
En mi agenda del 2 de febrero de 2015 se recoge el siguiente ítem: 'Resultados Bankia 2014. Cancelado'. Y el 3: 'Entrevistas resultados Bankia. Cancelado'. Los planes habían saltado por los aires y, aunque no habíamos convocado fecha de presentación de resultados, el run-run de que algo anormal estaba pasando fue imparable y las noticias salieron incluso antes de esa fecha…
Goirigolzarri se reunió con el jefe de la Oficina Económica del presidente del Gobierno, Álvaro Nadal. La cita no fue muy provechosa. Sin ir más lejos, al día siguiente, Nadal criticó de manera nada discreta a Goirigolzarri, acusándole de actuar en perjuicio de los contribuyentes. Fue en el acto de salida a Bolsa de Aena. Casi no había acabado de pronunciar su reproche cuando un periodista me llamó para contarme sus palabras…
El Gobierno de Rajoy tenía dos bandos diferenciados, también en lo económico. Por un lado, los economistas del Estado, lado en el que se situaban Luis de Guindos, José Manuel Soria o José Manuel García-Margallo. Por otro, Cristóbal Montoro, Álvaro Nadal… flanco en el que se sentía generalmente más cómoda Sáenz de Santamaría. No obstante, en el asunto de la OPS, la vicepresidenta contribuyó a la solución…
La solución se hizo esperar, pero llegó. Llegó en forma de…, para vosotros, el lío y la responsabilidad. La Comisión Rectora del FROB, en la que había representantes, entre otros, de Economía, Hacienda y Banco de España, decidió en una reunión celebrada el 26 de febrero «reconocer al Consejo de Administración de BFA la facultad de suscribir, en su caso, un acuerdo de reparto entre BFA y Bankia de las contingencias derivadas de los pleitos civiles relacionados con la oferta pública de suscripción de acciones de Bankia. Habiéndose constatado que existe fundamento jurídico para el citado acuerdo, la Comisión Rectora estima que concurren elementos suficientes para otorgar la referida facultad, cuyo efectivo ejercicio corresponde decidir al equipo gestor de BFA»…
La querella de UPyD
El 11 de junio se produjo la presentación de una querella por parte del partido político UPyD contra Bankia, su matriz, BFA, y contra 33 consejeros, con Rodrigo Rato a la cabeza. Se acusaba de posibles delitos de estafa, apropiación indebida, falsificación de cuentas, administración fraudulenta y maquinación para alterar el precio de las cosas. Del mismo modo, el partido político pidió la intervención judicial de la entidad, es decir, que se apartara a Goirigolzarri y el nuevo Consejo de Administración del banco, y el juzgado nombrara un administrador. El grado de irresponsabilidad de esta pretensión de intervención judicial, de difícil justificación, no se valoró lo suficiente, si bien la Justicia, pese a repetidos intentos y recursos, nunca la aceptó.
La sospecha lanzada por dicha formación política de que los nuevos gestores podrían querer destruir pruebas quedó enterrada, aunque para eso se necesitaran años, por una colaboración ejemplar en el proceso -solo hay que ver los reproches judiciales en casos más recientes que afectan a otras empresas y bancos- y por los propios escritos de jueces y fiscales destacando la actuación de la propia Bankia, pese a estar acusada, primero, procesada después y, finalmente, como el resto, absuelta, en este caso.
Goirigolzarri se reunió con el jefe de la Oficina Económica del presidente del Gobierno, Álvaro Nadal. La cita no fue muy provechosa. Sin ir más lejos, al día siguiente, Nadal criticó de manera nada discreta a Goirigolzarri, acusándole de actuar en perjuicio de los contribuyentes.
De este caso hablaremos largo y tendido más adelante, pero sirva un pequeño spoiler: todas las acusaciones del partido político y de otras tantas acusaciones que se sumaron a sus pretensiones quedaron en nada en términos judiciales…
La debilidad de la querella de UPyD era notable. Como le reprochó el fiscal, acusaba a 33 personas por el hecho de estar en un Consejo de Administración sin aportar prueba concreta alguna contra ninguna de ellas, como le reprochó el fiscal. Se relataba, paso por paso, lo sucedido desde la creación del banco hasta la petición de ayuda. Y nada más. Se acusaba a Bankia de haber emitido preferentes, algo que nunca hizo. O de ser propietario de Banco de Valencia, cuando lo era BFA, y no la entidad cotizada. Es decir, Bankia y Banco de Valencia tenían un accionista común, pero la primera no era dueña de la segunda.
Las tarjetas 'black'
Las [tarjetas 'black' las] descubrimos por una sucesión de casualidades y por una cultura, que impregnaba en toda la entidad, donde no había ningún miedo a levantar la mano y a visar cuando se conocía algo que podía considerarse dudoso…
En aquel momento, y dentro de la causa que el juez condenado Elpidio Silvia seguía contra el expresidente de Caja Madrid Miguel Blesa, se habían enviado al juzgado los correos electrónicos que obraban aún en nuestros servidores. Primera casualidad: el sistema informático de Bankia era el que había usado la caja madrileña. Por eso aparecieron los correos. Si hubiesen sido de cualquiera de las otras seis cajas que integraron el banco, no habríamos podido acceder a ellos.
Segunda casualidad. Había un protocolo interno de Caja Madrid por el que, cuando un empleado abandona el banco, transcurridos unos meses, su actividad electrónica en la entidad, ya sean archivos, correos electrónicos, etc., se borra para que no ocupe un espacio innecesario. Ese borrado se había hecho en el servidor primario, pero olvidó hacerse en uno de seguridad, de 'backup'. Por eso, pese a que Blesa había abandonado Caja Madrid en enero de 2010, más de tres años y medio después sus correos seguían en ese servidor que guardaba archivos…
En el uso de las tarjetas hay dos etapas claramente diferenciadas. Una, la vinculada a Caja Madrid, en lo que era una práctica habitual de la que se beneficiaban todos los exconsejeros y los miembros del Comité de Dirección de la caja, quienes, a sus retribuciones ordinarias y a la tarjeta que tenían para gastos corporativos justificados, sumaban el uso de estas tarjetas para gastos discrecionales, con los límites que establecía a su criterio Miguel Blesa.
La segunda, con la creación de Bankia. Entonces, las tarjetas desaparecieron. Ningún consejero no ejecutivo de la entidad tuvo acceso a este sistema. Sin embargo, cuando en 2012 el Gobierno del PP aprobó un decreto por el que limitó el sueldo de las entidades que hubiesen recibido ayudas públicas, como era el caso de Bankia (el sueldo de Rato, por ejemplo, se reducía de 2,4 millones de euros a 600.000 euros al año), las tarjetas se reactivaron, pero sólo para cuatro personas: el propio Rato, José Manuel Fernández Norniella, Ildefonso Sánchez Barcoj y el consejero delegado, Francisco Verdú, que había llegado en junio de 2011 al banco procedente de Banca March.
Verdú relató en sede judicial que, cuando Rato le ofreció el uso de esta tarjeta, la rechazó, la guardó en un cajón y advirtió a su jefe que era una mala praxis y que ese proceder le podía generar problemas. No parece, a la luz de los hechos, que le hiciera caso…
El asunto de las tarjetas 'black' fue, seguramente, uno de los que más contribuyó al descrédito de la clase política de nuestro país. El asunto era perfecto: muy fácil de entender. El momento social y económico era perfecto: las heridas de la crisis financiera estaban lejos de cicatrizar. El protagonista era perfecto: la caja de ahorros que era el emblema de dicha crisis. El tempo político era perfecto: acababan de irrumpir en la escena los nuevos partidos políticos, con Podemos y Ciudadanos a la cabeza, agitando la bandera de la regeneración. Ellos estaban libres del pecado de las 'black' porque, entre otras razones, no habían nacido cuando se asignaron. No me atrevo a aventurar si habrían tenido sus representantes idéntico comportamiento que los del resto de formaciones políticas.
En definitiva, un sistema montado perfectamente para que nadie tuviera la foto completa y fuera imposible identificar lo irregular del mismo. Los gastos de las tarjetas se cargaban contra una cuenta donde iban las regularizaciones por «fraudes, negligencias y deficiencias de los sistemas». Se usaba para ello la numeración del plástico, sin que la persona que desde contabilidad asignaba tales cargos pudiera saber a quién pertenecían.
Los gastos de las tarjetas se cargaban contra una cuenta donde iban las regularizaciones por «fraudes, negligencias y deficiencias de los sistemas»
Hay que entender esta deriva en una cultura corporativa, común por otra parte en muchas organizaciones, en la que la voz del jefe no se discute y cuando la orden viene de arriba se ejecuta sin rechistar.
Rato heredó el sistema diseñado por Blesa en Caja Madrid cuando llegó a la Presidencia en 2010, lo mantuvo y, cuando se creó Bankia, lo extendió a favor de su lugarteniente José Manuel Fernández Norniella y del gestor de la operativa, Ildefonso Sánchez Barcoj, así como del histórico directivo de Caja Madrid Matías Amat, que fue inicialmente director general de BFA.
Todos los acusados, incluso aquellos que devolvieron o consignaron el dinero utilizado con sus tarjetas, fueron condenados, con excepción de algunos para quienes el delito había prescrito.
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