Una conexión descentralizadora eleva a España como gran 'hub' europeo de los datos
Castilla-La Mancha, Aragón, País Vasco... las grandes centros de datos conquistan nuevos territorios al tiempo que surge una industria orientada a las pequeñas infraestructuras de proximidad
Los 'data centers' buscan una conexión sostenible para dejar de ser devoradores de energía
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El 'boom' de los centros de datos ha eclosionado en España. En torno al punto neurálgico de la hiperconectividad ubicado en la Comunidad de Madrid, donde los grandes líderes mundiales (como Digital Realty, Equinix y NTT) han establecido sus colosos digitales, comienza a tejerse ... una red de infraestructuras para el almacenamiento y procesamiento de datos en otras regiones del país. A veces impulsadas por el desembarco de gigantes tecnológicos, como Amazon y Meta, y por nuevos actores que ven en estas instalaciones una nueva forma de hacer negocio y obtener grandes rentabilidades. En otras ocasiones por el crecimiento de una industria nacional de proveedores de servicios 'cloud' que están desarrollando 'data center' de proximidad para satisfacer la demanda de pymes españolas. Y también por la actividad de operadores de telecomunicaciones que ofrecen mini centros de datos para pequeñas poblaciones y polígonos situados en el medio rural.
El caso es que el mercado de los 'data center' crece en nuestro país de forma exponencial. Según datos de la patronal Spain DC, solo en Madrid se han instalado 147 MW el año pasado, un 44% más respecto a 2021. Sin contar los tres que construirá Microsoft en Algete, Meco y San Sebastián de los Reyes. Hay proyectos por toda la geografía. Meta tiene la intención de abrir un gigantesco centro de datos en Talavera de la Reina (Toledo) y Amazon Web Services ya cuenta con tres operativos en Aragón. Y hay otros agentes como la eléctrica Capital Energy que quiere instalar dos en Castilla-La Mancha; el fondo de inversión Aquila Capital otro en Barcelona; la inmobiliaria Merlin Properties cuenta con tres, en Barcelona, Getafe (Madrid) y Bilbao... En otras comunidades como Extremadura o Galicia también existen proyectos de futuro. Según Spain DC, España recibirá cerca de 7.000 millones de euros de inversión directa en el sector de los 'data center' hasta 2026, cuatro veces más que los principales mercados europeos (Fráncfort, Londres, París y Ámsterdam) y multiplicará por seis la actual potencia instalada. De hecho, las previsiones apuntan que Madrid igualará, o incluso superará, a París en esa fecha. Según el estudio del Mercado Europeo de Datos (EDM), que proporciona información a la Comisión Europea, en 2025 en España la economía del dato podría alcanzar hasta 54.400 millones de euros y representar el 4,1% de su PIB.
Cables submarinos
Es el momento. Nuestro país tiene todos los vientos a su favor para convertirse en el gran 'hub' digital del sur de Europa. Y no es por casualidad. Cierto es que contamos con una posición geográfica privilegiada, eso sí, alimentada por cables submarinos de última generación que nos conectan con Estados Unidos, Iberoamérica y todo el arco mediterráneo (es decir, con el sur de Europa y el norte de África), amén de las conexiones con el centro del Viejo Continente. De ahí que ciudades como Málaga, Valencia, Barcelona y Bilbao empiecen a resultar cada vez más estratégicas para instalar estos colosos.
Esas infraestructuras submarinas facilitan la transmisión de datos entre continentes reduciendo la latencia, es decir el tiempo que tarda esa información en llegar de un lugar a otro y tener una respuesta. Algo vital para compañías que realizan operaciones en tiempo real, o cuando se trabaja con aplicaciones de negocio críticas que si paran pueden llevar al traste a una empresa, por ejemplo, o con dispositivos conectados como robots en líneas de producción industriales. Una ventaja competitiva que permitirá a empresas alojadas en España atender mercados como el latinoamericano, centroeuropeo y africano.
Además contamos con otras fortalezas de las que hacer gala: un tremendo potencial de renovables, es decir de energía más barata y limpia para alimentar los grandes centros de datos cuya factura en electricidad suele suponer un 40% de sus costes. Son infraestructuras muy intensivas en consumo de energía. Por eso, «cada vez más empresas buscan espacios para desarrollar sus centros de datos de forma sostenible y la abundancia de renovables es un factor crítico», sostiene Manuel Giménez, director ejecutivo de Spain DC.
Además, tenemos más cantidad de suelo disponible, un gran despliegue de fibra óptica y una buena red eléctrica, aunque «hoy resulta insuficiente para la revolución digital en la que nos adentramos», comenta Giménez.
Se ha producido a la vez otra circunstancia: la saturación de mercados de 'data center' tradicionales como son los de París, Londres, Fráncfort y Ámsterdam, que se «han colapsado cuando se incrementaban las necesidades por la aceleración del proceso de digitalización» dice Giménez. Lo que ha favorecido que se desarrollen aquí estas instalaciones, además más avanzadas que sus homólogas europeas.
La posición geográfica y el protagonismo de las renovables son la base del despegue español
Aunque existe un factor determinante: el Covid dio un impulso sin precedentes al proceso de digitalización de grandes y pequeñas empresas, así como de las administraciones, que ya es imparable. Por no hablar de la penetración cada vez mayor de tecnologías de vanguardia como la Inteligencia Artificial, el 'blockchain', Internet de las Cosas (IoT) y también del IoT industrial. Todo eso significa que existe mayor necesidad de contar con más servicios digitales y, con ello, mayor capacidad de procesamiento y almacenamiento de información y datos.
Un mercado goloso
Así que las compañías que antes alojaban sus software, datos, aplicaciones, comunicaciones... en sus propios servidores, dentro de sus oficinas, se han dado cuenta que resulta más eficiente y económico llevar esas herramientas a lugares especializados. A la par, «cada vez más empresas migran a la nube», apunta Giménez.
Todas esas nuevas necesidades las cubren los 'data center', donde las organizaciones encuentran instalaciones que garantizan el suministro de energía y la conexión, y «con elevadas medidas de ciberseguridad y eficiencia energética en los edificios que una empresa pequeña no se puede permitir porque sería carísimo», considera Ricardo Abad, director de Quark Unlimited Engineering, una consultoría de ingeniería que diseña «tres de cada cuatro centros de datos en España», añade.
Por todas esas razones, España «es un mercado goloso» para grandes multinacionales, destaca Roberto Beitia, presidente Apecdata (una asociación formada por proveedores de servicios Cloud y Data Center). «Cuando vienen aquí -dice- piensan en dar servicio a España y a toda Europa, quieren expansionarse».
Los 'data center' de proximidad también están en plena expansión en ciudades más pequeñas
«Vienen a complementar con una capacidad de alojamiento y procesamiento adicional al gran 'hub' de hiperconectividad que constituye Madrid. La continuidad del crecimiento de Madrid dependerá del desarrollo de otras regiones», afirma Giménez. Esta comunidad es el corazón de la red de 'data center' del país. «Todos los cables submarinos, las troncales de fibra convergen en Madrid y al cruzarse cables de distinta geografía puedes hacer un intercambio de datos con mayor eficiencia, menor latencia y por el camino más recto», dice Abad.
Diversidad de oferta
Lo que hace único al mercado español es la variedad de su oferta. «Hay centros de datos de mucha tipología. Unos priman la hiperconectividad para trabajar con latencias extremadamente bajas, pero hay servicios en los que la latencia no es crítica y los centros de datos pueden ubicarse en otros lugares donde exista, por ejemplo, mayor disponibilidad de suelo, o mayor capacidad de energía renovables, o buscan salir al Atlántico o al Mediterráneo conectando con Madrid...», indica Giménez. Lo que está claro es que «el alcance de las instalaciones españolas será cada vez mayor y mejor», añade. De hecho, hoy atienden al mercado español y euromediterráneo, pero «vamos a observar cómo el volumen de intercambio de actividad con América Latina y África cada vez será mayor», pronostica Giménez.
En este mercado, y dentro de la red, los centros de datos de proximidad (conocidos por su locución inglesa 'edge data centers') empiezan a coger fuerza. «La aceleración del proceso de digitalización en núcleos urbanos medianos hace que las necesidades de alojamiento sean cada vez mayores, alcanzando una demanda que da sentido a contar con una de estas infraestructuras en esas ciudades», estima Giménez.
También la penetración de tecnologías como el 5G o el vehículo autónomo (se utilizan muchos en fábricas e instalaciones industriales) en estos lugares provoca que la latencia se convierta en un elemento «extremadamente relevante. Los 'edge data center', en el límite o al borde, permiten la interconexión de dispositivos con latencias ultra mínimas, por debajo de 40 milisegundos. Todas las empresas están en procesos de digitalización y las necesidades son diversas pero cada vez mayores, y en la medida que aumentan los casos de uso de tecnologías 5G y IoT, se hace necesaria una red de centros de datos distribuidos por toda la geografía», señala Giménez.
El poder de la cercanía
Así que los 'data center' de proximidad están también en plena expansión. Quince de las empresas que los desarrollan se agrupan en la asociación Apecdata. «Estamos creciendo. Somos complementarios y necesarios a los grandes centros de datos. Ofrecemos un trato personal frente a la oferta más estandarizada de los grandes. Si ocurre una incidencia o ante cualquier modificación el cliente puede acudir físicamente al 'data center' de proximidad, realizar actualizaciones y operaciones 'in situ'... Sabemos que las empresas quieren tener sus equipos, aplicaciones... en un 'data center' lo más cercano posible físicamente a sus sedes», destaca Roberto Beitia.
Son una alternativa a los grandes centros de datos que se encuentran a miles de kilómetros de distancia y donde nunca se sabe a ciencia cierta en qué país se aloja la información. En esos colosos se acumulan ingentes cantidades de datos de multitud de compañías y ante una incidencia importante para una empresa el proceso de recuperación puede complicarse.
Que una organización tenga toda su información y los servicios en la Nube en un centro de datos de proximidad facilita además la latencia. «Los tiempos de respuesta siempre son menos milisegundos si el centro de datos se encuentra a menos kilómetros», afirma Beitia, que además es fundador y CEO de Sarenet, una empresa que cuenta con ocho centros de datos (en Vizcaya, Madrid, Valencia y Barcelona) y 4.000 clientes (pymes, administraciones y grandes empresas).
Apecdata defiende la protección de la industria nacional por un asunto vital. «Europa va muy por delante al resto del mundo en protección de datos -indica Beitia-. Tenemos claro que es un derecho fundamental. Es un reto garantizar la privacidad de las empresas y ciudadanos europeos. Pero aún no hay suficiente conciencia de los riesgos que supone albergar nuestros datos en empresas no europeas, que pueden disponer de esa información. Aunque los datos estén en Europa, si se alojan en empresas norteamericanas, el Gobierno de EE.UU. puede pedir esa información en virtud de sus leyes nacionales o por seguridad».
Servicio 'housing'
Servicios 'cloud' y ocho centros de datos de proximidad (en España, Portugal, Irlanda, Bogotá y Santiago de Chile) es la oferta de la multinacional española Gigas. «Hay una demanda alta de clientes que quieren alojar físicamente sus servidores en un 'data center' de proximidad para poder ir fácilmente y en cualquier momento a realizar una intervención o gestión en sus equipos», cuenta Diego Cabezudo, CEO y cofundador de Gigas. Es lo que se conoce como servicio 'housing' o 'colocation', que «queremos potenciar en España», dice.
Otras empresas prefieren almacenar sus datos en la Nube. «Da más flexibilidad. La Nube ofrece mayor disponibilidad para ampliar y disminuir almacenamiento sin tener que hacerlo en un equipo propio, que además se puede estropear y dejarte sin servicio. Sin embargo, si ocurre en la Nube, en pocos segundos esa máquina virtual se mueve a otro servidor», añade Cabezudo.
Todos esos beneficios, además de bajas latencias y precios más asequibles, los proporcionan los centros de datos de proximidad. «Por eso, es necesario llevarlos a las empresas de otras regiones», cree Cabezudo, que también pone en valor la industria nacional: «Somos los que generamos empleo de alto valor añadido, tenemos desarrollos y propiedad intelectual», afirma.
A la vuelta de la esquina
En el mundo rural también se abren camino mini ‘data center’ de la mano de empresas locales y alternativas que proveen de internet, telefonía fija y móvil y televisión a los pueblos y polígonos de la España vaciada. Para desplegar esos servicios las organizaciones necesitan su propio centro de datos. Así que han ampliado su oferta y en esas mismas instalaciones pymes y emprendedores de pequeñas poblaciones también pueden alojar sus servidores y procesar su información.
«Un ‘data center’ puede estar en una sala de 50 metros cuadrados. Damos un servicio de cercanía y nos diferenciamos por el trato personal. Ante cualquier incidencia el cliente cuenta con una persona de referencia. Tecnológicamente podemos dar el mismo servicio y con la misma calidad que una gran compañía de telecomunicaciones. Las empresas rurales tienen las mismas necesidades que las de grandes ciudades. En la medida que hay operadores locales que les pueden dar esas prestaciones les facilita la adaptación a la digitalización», defiende Gonzalo Elguezábal, director ejecutivo de Aotec, la Asociación Nacional de Operadores de Telecomunicaciones y Servicios de Internet.
Aotec prevé que en el futuro más de 1.500 mini centros de datos estarán repartidos por zonas rurales del país. «Una empresa rural no va a necesitar un alto nivel de almacenaje o computación, así que por precio y cercanía resulta más rentable un mini ‘data center’», señala.
Aotec prevé que se desarrollarán 1.500 mini ‘data center’ en las zonas rurales del país en el futuro
Estas instalaciones son además escalables, es decir que pueden crecer según las necesidades de las pymes. Y en su favor también hay que decir que ofrecen menor latencia. «Una fábrica automatizada de un pueblo tendrá mayor latencia si sus servidores se encuentran en un mini ‘data center’ a 50 metros que en una gran instalación a 500 kilómetros. Los grandes centros de datos son necesarios combinados con otros más pequeños, y sobre todo con la llegada del 5G y de multitud de máquinas y dispositivos que estarán conectados», asegura Elguezábal.
Uno de esos operadores de telecomunicaciones es la empresa guipuzcoana Imatel que cuenta con dos ‘data center’ en San Sebastián: «Uno principal y otro es una réplica en un edificio distinto para tener una alternativa por si ocurre alguna incidencia en el primero», cuenta Aitor Sarriegui, director ejecutivo de Imatel.
Imatel ofrece servicios de ‘housing’, es decir que las empresas pueden alojar sus servidores en esas instalaciones, y de ‘housting’, esto es que «desde nuestras máquinas damos servicios como copias de seguridad en la Nube, servidores virtuales, alojamiento de páginas web...», explica Sarriegui.
La mayor parte de sus clientes son pymes del País Vasco, «tenemos empresas en los pueblos», asegura, y en menor medida de otros puntos de España como Albacete y Madrid. «Damos una solución personalizada a cada cliente, que busca en nosotros cercanía, quieren hablar con una persona con nombres y apellidos. Ellos saben dónde están sus datos, pueden visitar nuestro ‘data center’ y hacer sus actualizaciones en el servidor. Eso no lo tendrían en un macrocentro. Les proporcionamos disponibilidad de servicio, acceso a la Red, nuestro centro es un local blindado y vigilado con guardas de seguridad las 24 horas», añade.
'Edge computing'
Áurea Telecom es un pequeño operador de la zona rural de la provincia de Pontevedra, que despliega fibra óptica en 9.000 domicilios y en otros 40.000 proporciona servicio. «Para desarrollar esa actividad tenemos mini ‘data center’ que ofrecemos también a las empresas de la zona donde alojan sus servidores. Son instalaciones con alimentación ininterrumpida, ambiente controlado, seguridad de acceso cerca de la empresa... Una pyme de un polígono tiene su ‘data center’ a pocos metros. Y la mayor ventaja es que la latencia es insignificante. Y eso es primordial en determinadas aplicaciones», señala Aurelio Louro, CTO de Áurea Telecom.
Louro considera estas infraestructuras una pieza clave en la ‘edge computing’ (computación de borde). «La IA está en plena expansión y las fábricas van incorporando dispositivos conectados permanentemente. Si combinas la baja latencia con la posibilidad de llevar ese procesamiento de borde, hay un mundo de nuevos servicios que va a explotar», considera.
Pues así se teje en nuestro país una red de centros de datos que ya son estratégicos para nuestro día a día, porque gracias a estas infraestructuras enviamos correos electrónicos, realizamos transacciones bancarias, pedimos una cita médica online y compramos en un ecommerce.
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