CAM aprueba «con matices» y gran división el SIP con Cajastur
La tensión en el consejo deja en el aire las condiciones del gobierno corporativo

Un mes y medio después de alcanzar un acuerdo para constituir el tercer grupo de cajas de España a través de un Sistema Institucional de Protección (SIP), Caja Mediterráneo (CAM) y Cajastur —junto con Caja Extremadura y Caja Cantabria— dieron ayer por fin el «sí» al protocolo de integración, que establece el reparto de poder en el futuro banco resultante. Eso sí, en el caso de CAM, el visto bueno llegó con «matices» respecto a las condiciones del «gobierno corporativo», según se explicó al término de la reunión del consejo en un aséptico comunicado.
Las condiciones de la integración, que desde Alicante se consideraban claramente ventajosas para Cajastur —su presidente, Manuel Menéndez, se «blinda» doce años como consejero delegado de la entidad resultante—, habían motivado en las últimas semanas un amago de rebelión en parte del consejo de CAM. No obstante, las negociaciones de última hora, que han «suavizado» dichas condiciones —al reconocerse la importancia de la caja alicantina con una mayor presencia en el consejo—, permitieron ayer la ratificación del protocolo por el órgano de gobierno.
En cualquier caso, no parece que las tensiones vayan a remitir a corto plazo, dado que los críticos con la «fusión fría» siguen sin ver con buenos ojos la preeminencia de su socio asturiano. De hecho, la reunión del consejo se alargó por espacio de varias horas. Los consejeros llegaron a las cinco de la tarde a la sede de la entidad, y el encuentro finalizó pasadas las nueve de la noche. Cuatro largas horas en las que se sucedieron las discusiones, y en las que los partidarios de ratificar el SIP no lograron convencer de sus bondades a los críticos.
Rechazo de los sindicatos
Lo extenso de una reunión en la que los consejeros debían limitarse a votar a favor o en contra de un protocolo que ya conocían da una idea del grado de división que ha generado el SIP en el seno de la entidad alicantina. Ello a pesar de que tanto su presidente, Modesto Crespo, como su director general, Roberto López, defendieron en un primer momento el acuerdo alcanzado. No obstante, el propio López ha sido uno de los más críticos con la pérdida de influencia de la caja alicantina en el banco resultante.
Una tesis con la que se ha alineado parte del consejo —especialmente los más próximos a la dirección territorial de Alicante— y también los sindicatos (con un representante en el órgano de gobierno), que ya antes de comenzar la reunión avanzaron su rechazo a la «fusión fría».
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