Un bloqueo político paralizaría las cuentas de 2024 y cumplir con el control del déficit
Los economistas vaticinan un parón en el empleo y en las inversiones si la coyuntura se prolonga en el tiempo
Los empresarios piden responsabilidad en la formación de Gobierno ante un «escenario de desaceleración» económica
![Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/07/24/1468848903-Rs3tOi2HqcC0XoL7FUKUbaM-1200x840@abc.jpg)
Al margen de los designios políticos que puedan devenir del resultado electoral del pasado 23J, la composición del Parlamento deja abierta de par en par la puerta de un bloqueo institucional que con los plazos que maneja el trámite ordinario para la presentación de ... una posible investidura podría extenderse hasta finales de año.
En este escenario, el riesgo que aún no aparece en los cálculos sobre las posibilidades de conformación de un Ejecutivo es el económico. Entre finales del mes de septiembre y octubre la coalición de Gobierno debería de estar en plena negociación para la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2024. Aunque la experiencia tanto con el Ejecutivo de Pedro Sánchez tras ganar la moción de censura que le aupó al poder en 2018 como con el anterior gabinete de Mariano Rajoy, da muestra de las posibilidades de mantener la acción de gobierno con las cuentas prorrogadas.
Sin embargo, desde el golpe de la pandemia y tras fijarse un nuevo marco presupuestario en el que entra en juego el papel de los fondos europeos como una vía fundamental de recursos para la Administración, el rigor en la aprobación en tiempo y forma de los Presupuestos es más crucial que nunca. Si el Gobierno quiere seguir bebiendo del maná de las ayudas comunitarias, deberá volver a los raíles que guían la política económica europea, entre lo que se demanda la aprobación anual de las cuentas.
Europa cierra la mano con el déficit público
También a raíz del bloqueo político que podría retrasar la aprobación de Presupuestos, con el efecto sobre el drenaje de los fondos europeos, está la imposibilidad de realizar los ajustes progresivos en el mix de ingresos y gasto público que demandará, sí o sí, Bruselas en la siguiente legislatura.
La ausencia de un plan presupuestario complicará sobremanera este reto. Como parte del compromiso español con la senda de déficit fijada implica una reducción al 3,9% del PIB en 2023, al 3% en 2024, al 2,7% en 2025 y al 2,5% del PIB en 2026. Es decir, una reducción del desequilibrio entre ingresos y gastos de más de 22.000 millones de euros en este plazo.
Los economistas creen que una coyuntura en la que se tengan que prorrogar los PGE del año pasado podría salirle cara a la economía española. El economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, lamenta que esta posibilidad ocurra precisamente cuando hay que acordar reglas fiscales con Europa. «Bruselas quiere que esas medidas estén sesgadas hacia el inicio de los programas que se propongan y la mayoría de países harán ajustes en 2024 mientras que España no», asevera.
Por su parte, el economista y doctor por la Universidad de Valencia, Fernando Castelló, recuerda que «el nivel de deuda es mucho más elevado respecto al bloqueo institucional vivido hace cuatro años y esta situación podría hacer peligrar nuestra situación económica». También que supondría limitar el margen de maniobra del Ejecutivo resultante en esos segundos comicios de cara a la elaboración de unas nuevas cuentas.
Menos creación de empleo
Otro de los planos que también puede penalizar un bloqueo político y presupuestario está en el desempeño del mercado laboral. Tras la recuperación meteórica de la ocupación respecto a los niveles previos a la pandemia -sólo en los dos peores meses de la crisis sanitaria se perdieron un millón de ocupados- a la que se llegó ya en 2021, tanto el último tercio del pasado año como las cifras que arroja el primer semestre de 2023 muestran una desacelaración del empleo en España.
Lejos quedan ya las tasas de aumento de afiliación por encima del 5% en el periodo posterior a la pandemia. En la última remesa de junio el empleo crecía al 2,5% y el aumento de cotizantes fue el menor para este mes de los últimos ocho años.
Principalmente, dos aspectos de la inmediata acción del Gobierno pueden condicionar el comportamiento del mercado de trabajo: la parálisis genera dudas entre los inversores, lo que no fomenta la creación de puestos de trabajo en torno a nuevos proyectos y, además, uno de los planos clave de los Presupuestos son las políticas activas. Vía fundamental para sostener niveles de contratación entre colectivos más vulnerables, pero también uno de los puntos de apoyo que tienen las empresas para tratar uno de las principales dolencias del mercado: la falta de personal cualificado, no sólo entre las profesiones más novedosas y digitales, sino entre los oficios más tradicionales.
En definitiva, un bloqueo político y económico a la vuelta del verano encarecería el objetivo que el Gobierno en funciones da por sentado de cerrar el año por encima de los 21 millones de cotizantes a la Seguridad Social.
Los economistas también coinciden en que una posible coyuntura de bloqueo podría tener efecto en la toma de decisión de las empresas respecto a la contratación de personal. El director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres, cree que podría darse una desaceleración en el mercado laboral, aunque cree que este sigue resiliente. «Tanto en España como en otros países europeos vemos que muchas empresas tienden a retener empleo, personal, incluso cuando hay un debilitamiento coyuntural. Esto ocurre porque la situación demográfica es distinta y las empresas prefieren mantener las plantillas aunque sea reduciendo el número de horas».
La economista jefe de Singular Bank y asesora del Círculo de Empresarios, Alicia Coronil, habla de una posible «pérdida de dinamismo» en el mercado laboral. Y apunta a que el hecho de que no exista un escenario claro podría tener consecuencias sobre el consumo de los hogares y aumentar la cautela de las familias «en un momento en el que ya vemos unos tipos de interés que puede llevar a un mayor incentivo al ahorro que al consumo».
Parálisis de inversiones ante la incertidumbre
Otro de los escenarios que se visualiza es el de un parón inversionista, una de las reacciones más comunes entre las empresas cuando existe incertidumbre política. Coronil apunta a que esta es una de las razones que también estaría detrás de la desaceleración del mercado laboral y explica que una coyuntura así nunca es positiva, «sobre todo, en un momento en el que vemos cómo los marcadores macroeconómicos auguran un otoño mucho más complejo tanto por la ralentización de la economía como por el propio efecto que ya empieza a pesar sobre la economía real debido al entorno de endurecimiento de las condiciones financieras».
La experta abunda que esto sucede además en un momento en el que la inversión está también reconfigurándose por el escenario geopolítico que ha acelerado la pandemia y la guerra de Ucrania y que hacen persistir las incógnitas con la evolución de los precios y la energía, lo que puede afectar negativamente la tracción de inversión extranjera y nacional.
Con estos mimbres, también se corre el riesgo de que las empresas españolas internacionalizadas usen la coyuntura para apostar por reforzarse en otros mercados en detrimento de España. «Derivarla a otros centros y países que les ofrece muchas más certezas o más estabilidad. El empresario quiere certidumbre», remarca Coronil.
Miguel Cardoso, economista jefe para España en BBVA Research, recuerda además medidas recientes como la ley de la vivienda que han tenido un impacto negativo sobre la inversión y que sigue dejando muchas incógnitas. «La percepción que no sabes cómo se implementará, si se puede revertir… puede ser que se ralentice el crecimiento en este sentido», subraya.
Por su parte, Fernando Castelló cree que la parálisis en las Cortes solo tendría consecuencias si se prolonga en el tiempo.
Los empresarios piden responsabilidad para formar Gobierno ante la «desaceleración»
Las principales patronales empresariales, CEOE, Cepyme y ATA, urgieron ayer la formación «responsable» de un gobierno que ofrezca certidumbres a la economía «en un momento donde se vislumbra una desaceleración económica».
También instaron al Gobierno resultante a abordar «una serie de retos que no pueden demorarse en el tiempo», como el reequilibrio de las cuentas públicas, la configuración de una fiscalidad que ayude a la mejora de la competitividad de las empresas, el impulso de la industria en el marco de la transición verde y la digitalización.
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