Apostar por un liberalismo responsable y renacentista

Si la Economía real es el resultado de la suma de capitales, ideas y talentos que producen la energía necesaria para generar más trabajo y riqueza, la Finanza es la que ayuda el proceso y lo alimenta .

Para que el liberalismo sea bueno, renacentista y por lo tanto virtuoso es fundamental que la Política sea un ejemplo positivo de moderación, de dialogo y visión, que fomente en la sociedad una cultura y una actitud emprendedora que cree empresas y riqueza, que promulgue unas leyes económicas y financieras que sean pocas pero claras, simples, transparentes y finalmente que habilite unos órganos de control independientes que funcionen realmente.

De igual manera, es también determinante que los gestores empresariales tengan como objetivos primarios y constantes la buena gobernanza y la buena gestión, mientras que en la Finanza es clave que los inversores premien a las empresas mejor gestionadas, innovadoras y sostenibles.

El buen liberalismo es renacentista cuando es virtuoso, cuando crea valor y beneficios para todos.

El liberalismo es renacentista y ofrece su mejor cara si se juntan entre sí una Política iluminada y propositiva, una economía real dinámica y bien gestionada y una finanza sana.

Lo que estropea el sistema liberal y lo hace oscurantista es la mala Política , la que fomenta la burocracia que genera corrupción, la que frena a las iniciativas creadoras y desarrolladoras de empresas y premia la cultura de la asistencia .

Lo que daña el liberalismo es la especulación, es la mala práctica financiera, es la generación de burbujas artificiales, es la mala gobernanza y la irresponsable gestión empresarial.

En las crisis de los últimos años, los casos de mala gestión y de corrupción, aunque han despertado la conciencia de sociedades enteras, de la política y de las empresas, todavía no se han traducido en un suficiente aumento del sentido colectivo de responsabilidad deseada y necesaria.

Lo que ha ocurrido y está ocurriendo con las malas gestiones, en particular con las quiebras de algunas empresas muy delicadas en términos de impacto sobre la economía y la sociedad como las bancarias, es inaceptable.

Esto no podemos dejar que siga repitiéndose, lo tenemos que corregir.

Tenemos que hacerlo con gran determinación porque debemos evitar que la percepción negativa que estos eventos generan en la sociedad se extienda a todo nuestro sistema económico y financiero que ha sido y sigue siendo una pieza clave del motor que mueve el progreso, la innovación y el bienestar. Una pieza indispensable para la libertad y la democracia de nuestras sociedades.

Hagamos que crezca en todos los ámbitos de nuestras sociedades una mayor responsabilidad y ética colectiva y trabajemos por un liberalismo renacentista que en la igualdad de oportunidades cree la adecuada motivación para que cada uno encuentre su espacio social y económico de contribución y satisfacción.

Un liberalismo virtuoso, constructivo y generador de energías positivas que reafirme y refuerce nuestras democracias.