Los analistas mejoran el crecimiento al 1,9% por el impulso del gasto público y dan por imposible el objetivo de déficit del 3%
Confirman la inquietud del Banco de España por la dependencia del crecimiento del consumo de las administraciones públicas
Solo uno de los veinte institutos de análisis del panel de Funcas confía en cumplir con Bruselas
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![La ex vicepresidenta del Gobierno, Nadia Calviño, en una jornada sobre los fondos Next Generation](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2024/03/13/CalvioFondosNextGenerationEFE-RvAcVlX9Hveb0yATT89StBL-1200x840@diario_abc.jpg)
Dieciseis de los veinte institutos de análisis del panel de Funcas, la plataforma que vuelca el consenso de los analistas sobre el comportamiento de la economía española, han mejorado en los últimos días su previsión de crecimiento para este año tras el fenomenal dato del ... último trimestre de 2023 avanzado por el INE a finales del pasado mes de enero. La previsión para España ha pasado tras este movimiento desde el 1,6% hasta el 1,9%, el mismo nivel que trasladó este martes el Banco de España, y al igual que la institución presidida por Pablo Hernández de Cos ese renovado impulso se atribuye al vigor del consumo público.
Bueno para el crecimiento, pero inquietante para el que a partir de este año se convertirá en uno de los principales objetivos de política económica: la reducción del déficit público. Respecto a hace tres meses una decena de analistas han revisado al alza sus previsiones de crecimiento del consumo público en 2024, un ejercicio en el que supuestamente las administraciones públicas españolas debían iniciar el camino de consolidación fiscal que permitiera rebajar el déficit por debajo del 3%.
Lo que concluye el consenso es que ese objetivo no se logrará, ni este año ni en 2025. Este año el desequilibrio de las cuentas públicas cerrará en el 3,6% y el año que viene en el 3,2%, por encima del umbral que permitiría a España librarse del control reforzado de las normas europeas y de las probables penalizaciones, en forma de exigencias de ajustes más estrictos, que se aprobarán de forma inminente cuando se dé el visto bueno definitivo al nuevo marco fiscal europeo.
La prueba del nueve de la desconfianza de los analistas es que entre enero y marzo y pese a preverse un crecimiento más dinámico de la economía, que en principio debería traducirse en un mayor potencial de reducción del déficit vía mayores ingresos y en un menor gasto por estabilizadores automáticos (prestaciones por desempleo y demás ayudas contributivas o asistenciales) han sido más los analistas que han elevado sus expectativas de déficit para 2024 que los que las han recortado.
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