Alemania tampoco crecerá en el tercer trimestre
Los analistas apuntan que el mayor problema de la economía germana es la pérdida de competitividad de la industria
Alemania afronta una de sus peores crisis y atenaza al resto de Europa
![Vista de la entrada del Banco Central Alemán, el Bundesbank, en Francfort, Alemania](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/economia/2023/08/22/bundesbank_20230822171104-RHndUhliujVdu9LbiPhjZpM-1200x840@abc.jpg)
La economía alemana permanece paralizada. Después de la contracción durante dos trimestres consecutivos, que llevó a la declaración técnica de recesión, el PIB alemán se estancó en el segundo trimestre y seguirá también estancado en el tercer trimestre, según avanza el Bundesbank. El banco ... central de Alemania, observa que «la economía alemana se encuentra en una fase débil» y «la débil demanda extranjera y el aumento de los costes de financiación lastran la economía».
Sólo resisten los datos de pedidos en la industria y en la construcción. El consumo privado también parece estar impulsando la economía alemana en el trimestre de verano, pero estos factores no serán suficientes para evitaráque se estanque. «Debido al empleo estable y unos aumentos salariales fuertes en un momento en que las tasas de inflación bajan, la recuperación del consumo privado se podría mantener», lo que impulsará al sector de servicios, añaden los economistas del Bundesbank, pero la débil producción industrial, lastrada por los precios de la energía, frena con fuerza la economía.
«La entrada de pedidos industriales aumentó en el segundo trimestre un poco respecto al trimestre anterior pero esto se produjo sólo por los grandes pedidos, que se trabajan principalmente por un período de tiempo más largo», según el banco central de Alemania. Sin estos grandes pedidos, fundamentalmente en el sector de la Defensa y coyunturales por estar ligados a la guerra en Ucrania, la demanda interna y externa hubiera caído con fuerza. Los planes de producción y exportación a corto plazo de las empresas señalan un debilitamiento de la industria alemana.
La base del problema, y en esto coinciden todos los analistas, es que la industria alemana está perdiendo competitividad. La patronal se queja de la falta de reconocimiento a los logros de las empresas industriales y de un acuerdo básico en que sectores clave como el químico son la base de la prosperidad, al tiempo que pide al gobierno compromiso y subvenciones para afrontar los retos que plantean las tecnologías, innovaciones y recursos financieros para la industria alemana, que durante tantas décadas ha marcado el paso de forma extremadamente fiable para la economía.
Las claves del frenazo económico
«El estancamiento o la tendencia a la baja de la digitalización, la desburocratización tan necesaria o la transición energética están frenando enormemente a las empresas industriales en su desarrollo sostenible. Esto debilita a Alemania como lugar de negocios y genera problemas estructurales y migraciones a largo plazo», lamenta Holger Loclair, director del grupo Orafol, «las condiciones bajo las cuales las empresas industriales cumplen la tradicional promesa de calidad y rendimiento 'made in Germany' se han deteriorado». Y la consecuencia puede terminar siendo que arrastre a todo el continente.
El gigante químico BASF, que ha sido un pilar de la economía de Alemania durante más de 150 años y ha apoyado el ascenso industrial del país con un flujo constante de innovaciones que han ayudado a que el 'made in Germany' sea la envidia del mundo, es ahora un ejemplo de la deslocalización de grandes proyectos. Su inversión de 10.000 millones de dólares en un complejo de última generación, que según la compañía, establecerá el estándar de oro para la fabricación sostenible, no se construirá en Alemania, sino en China. La empresa, fundada en 1865 a orillas del Rin anunció en febrero el cierre de una fábrica de fertilizantes en su ciudad natal, Ludwigshafen, y de otras instalaciones, lo que provocó la pérdida de unos 2.600 puestos de trabajo.
«Estamos cada vez más preocupados por nuestro mercado interno«, dijo en abril el director general de BASF, Martin Brudermüller, ante los accionistas, señalando que la empresa perdió el año pasado alrededor de 130 millones de euros en Alemania y que «la rentabilidad no está ni cerca de lo que debería estar». Y no se trata de un ejemplo aislado.
Frente a un cóctel tóxico de altos costos de energía, escasez de mano de obra y montones de burocracia, muchas de las empresas más grandes de Alemania como Volkswagen y Siemens, giran hacia América y Asia. En junio, mes en el que las empresas normalmente crean nuevos puestos de trabajo, el desempleo aumentó en unas 200.000 personas.
Aunque la tasa general de desempleo es baja (5,7 por ciento) y los puestos vacantes siguen siendo altos casi 800.000, los funcionarios alemanes esperan un rosario de malas noticias. «Empezamos a sentir las difíciles condiciones económicas en el mercado laboral», reconoce la directora de la agencia de empleo alemana, Andrea Nahles, «el desempleo está aumentando y el crecimiento del empleo está perdiendo impulso».
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