Zapatero se rinde a Merkel y acepta vincular salarios a productividad
Alemania evitar comprometerse sobre su apoyo a flexibilizar el Fondo de Rescate que suplican los países más débiles de la Eurozona
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El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero , después de llevar semanas hablando de que en España los temas salariales se gestionan en el marco de la negociación colectiva, ha revelado hoy en Bruselas sus cartas al hacer pública una carta que había enviado el día 3 de marzo al Presidente del Consejo de la Unión Europea, Herman Van Rompuy , en la que se muestra a favor de «prestar especial atención al mercado laboral, alineando salarios y productividad, e incrementando la empleabilidad y la formación de nuestra fuerza laboral».
Este movimiento se produce, además, justo cuando el conjunto de los líderes europeos han llegado ya al acuerdo de «descafeinar» las propuestas de Alemania en este campo, y están ultimando adoptar un Pacto de Competitividad, rebautizado como Pacto por el Euro, en el que se deja libertad a los países para mantener sus sistemas tradicionales de fijación de salarios, incluso la vinculación a la inflación, como es el caso de muchos convenios en España.
Como era de esperar, los sindicatos en España no tardaron en reaccionar a la carta de Zapatero. Así Ignacio Fernández Toxo , Secretario General de CC.OO., ha asegurado que el presidente «tiene cierto desconocimiento de la realidad de la negociación colectiva en España, ya que desde hace nueve años la salarios se vinculan a la productividad en una combinación de productividad, previsión de inflación y cláusula de garantía salarial».
Además de la cuestión de los salarios los líderes del Eurogrupo, que se reúnen hoy por tercera vez de manera extraordinaria desde que estalló la crisis, han acordado planterarse objetivos con plazos marcados en materia de reforzamiento de la gobernanza económica, dentro del actual Pacto de Estabilidad pero con vigilancia reforzada por parte de la Comisión, el Consejo y el Eurogrupo. Se hará especial hincapié en el aumento de la competitividad, del empleo, el reforzamiento de la estabilidad financiera y el saneamiento de las finanzas públicas . Sin embargo, y a diferencia de lo que se había discutido en las ultimas semanas, cada país tendrá margen para ponerse sus propios objetivos así como la manera de lograrlos, en una especie de «traje a la medida».
El Pacto por el Euro incluye también una larga lista de medidas que tienen que tomar los países para mejorar su productividad, que van desde la supresión de las barreras a los servicios profesionales a dar más facilidades a las pymes para instalarse.
De nuevo la flexiseguridad
En materia laboral se apuesta de nuevo por la flexiseguridad, la formación a lo largo de toda la vida laboral y la bajada de los impuestos relacionados con el trabajo. En pensiones se insiste en adecuar la edad de jubilación a la esperanza de vida y en la limitación de las jubilaciones anticipadas incentivando a las personas mayores que se mantengan activas.
Sobre el delicado asunto fiscal, y visto el enorme grado de desacuerdo, el documento aprobado señala que se debe ir hacia una «coordinación pragmática», lo que en realidad se traduce en que dada la dificultad de armonizar cualquier tipo de impuesto se apliquen códigos de buenas prácticas y se luche contra el fraude y la evasión fiscal.
La solución, en manos de Alemania
Pero, Pacto por el Euro al margen hoy se ha confirmado de nuevo que la llave de la posible solución a la crisis de la deuda de la Eurozona vuelve a estar en manos de Alemania, que hasta el momento se ha negado a concretar si acepta la flexibilización del Fondo de Estabilización Financiera de la Eurozona, conocido como Fondo de Rescate, que le piden los países que están pagando más cara su financiación en los mercados, como son Grecia, Irlanda, Portugal y España.
El argumento de Berlín es que uno de los dos aliados del Gobierno de coalición que preside la canciller Angela Merkel, se opone a que sean de nuevo los contribuyentes alemanes los que tengan que salir al rescate de los países europeos que no han hecho todos los deberes en materia de consolidación fiscal. Además también hay rechazo a que el Fondo pueda comprar bonos de los países que están pagando más cara su financiación o de que conceda préstamos.
La posición de España, defendida por el Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, es de que se debería reforzar el Fondo, dotado en mayo del año pasado con 500.000 millones de euros, a los que el Fondo Monetario Internacional (FMI) añadió otros 250.000 millones. La cuestión es que la capacidad real de la parte europea del Fondo no va más allá de los 250.000 millones como consecuencia de las enormes garantías con que se constituyó y de los gastos préstamos ya realizados.
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