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El rescate a España... no está en agenda

Reformas y más reformas, también las autonomías. Ese es el antídoto a una intervención, que todos los expertos descartan de forma unánime

susana alcelay y | maría jesús pérez

Vuelta a empezar; España en zona de máximo riesgo y los mercados, en caída libre. La crisis de deuda ha vuelto a recrudecerse e impulsado la prima de riesgo por encima de los 400 puntos básicos , situación de alta tensión, que ha desempolvado los fantasmas ¿interesados? de la intervención . Pero... ¿qué está ocurriendo? ¿A qué se debe ahora el acoso de los mercados? ¿Y de países vecinos? ¿Son suficientes los pasos que está dando el Gobierno? ¿Hay riesgo de interveción?

Santiago Carbó, catedrático de Análisis Económico, lo tiene claro: «Considerar la posibilidad de una intervención es absurdo hoy por hoy porque su sola consideración repercute de forma muy negativa sobre la credibilidad de España». Pero... ¿cómo recuperar la credibilidad perdida? Juan Velarde , vicepresidente de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, piensa que España tiene posibilidades de salir adelante si acepta, no sólo el camino de las reformas emprendidas sino «también el de su acentuación muchísimo más dura». Apunta este profesor a reformas más profundas del mercado laboral y de las comunidades autónomas.

Los nuevos ataques a la deuda soberana llegaron tan solo unos días después de que el Gobierno presentará los Presupuestos para 2012 , los más austeros de la democracia con recortes previstos de 27.000 millones de euros, lo que no evitó que el diferencial de la deuda escalara hasta los 430 puntos. El nuevo golpe de efecto del Gobierno llegó en forma de un nuevo paquete de recortes de 10.000 millones en Sanidad y Educación adicionales al presupuesto, bálsamo insuficiente a tenor de la reacción de los mercados, que parecen más bien clamar por un recorte radical en las comunidades autónomas agujeros negros del erario público.

«Pensar que las autonomías no tienen que ser reformadas de arriba abajo es, sencillamente, no darse cuenta de que han causado, vía gasto público, vía intervencionismos y en más de un caso, vía de corrupción y normalmente de excesivos dispendios, males sin cuento para el conjunto de la economía nacional», dice el profesor Juan Velarde.

Esta semana, la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre , abría el melón autonómico y planteaba «revisar todo el Estado de las Autonomías» porque «no ha servido para lo que se creó». Calculó la presidenta que su propuesta supondría un ahorro de 48.000 millones a las comunidades. Piensa Aguirre que para salir de la crisis hay que «adelgazar» y «encarar una reforma en profundidad» de la Administración Pública, maximizar los ingresos , reducir los gastos y «cortar radicalmente con la duplicación y triplicación de funciones».

Pero Rajoy nada de nada. «Ni se discute —dijo— ni siquiera se plantea» un debate sobre el Estado autonómico. Nada de vaciar de competencias el Estado autonómico. Pero el Gobierno sí piensa que la principal preocupación de los mercados está en las cuentas autonómicas y parece centrado en convencerlos de que meterá en cintura a las comunidades porque «España se juega buena parte de su futuro». La situación es tan compleja que el Ejecutivo ha decidido acelerar varias reuniones de las conferencias sectoriales de sanidad y educación para pactar allí los anunciados recortes de 10.000 millones anuales «ni discute ni siquiera se plantea» un debate sobre el Estado autonómico que está en la Constitución.

Acosado por la prima de riesgo, Rajoy ha mirado a Europa y no ha encontrado respuesta de los aliados para espantar el fantasma de la intervención, presente en toda la prensa internacional. Mario Monti, Nicolas Sarkozy, incluso Vladimir Putin arreciaron esta semana sus críticas contra España. El presidente de la República Nicolas Sarkozy se ha empeñado una y otra vez en sembrar las dudas sobre la solvencia de España al usar el fantasma de la etapa de Zapatero para captar votos como una baza electoral a su favor y contra su adversario, el socialista François Hollande, pero en un daño colateral a nuestro país. Curiosamente, Rajoy ha encontrado ese respaldo —que estos días le ha faltado de Italia y Francia—, en el primer ministro polaco, Donald Tusk. Fue en Varsovia donde se animó por primera vez a pronunciar la palabra maldita: rescate. «Plantear un rescate no tiene sentido. No es posible rescatar a España, no hay intención y no se necesita. No creemos alarmas injustificadas».

Apuntó además lo que muchos, también Felipe González , han señalado: España es demasiado grande para ser rescatada, su caída implicaría el fin del euro. El Gobierno insiste en que el rescate es solo una especulación de la prensa y de los analistas. «Ni nadie ha planeado un rescate de España ni está en la agenda de nadie», insistió Rajoy.

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