Sectores
La industria lucha por rearmarse tras perder 135.000 empleos por el Covid
El plan europeo de reconstrucción, una nueva oportunidad para reindustrializar España tras décadas de acusada terciarización

La crisis del Covid ha golpeado con fuerza a la industria española , Pero también ha servido para demostrar la fortaleza de un sector económico que está siendo capaz de remontar con rapidez y que encuentra en la crisis una oportunidad para ... rearmarse de cara al futuro , asentar nuevos cimientos productivos, reforzar su competitividad y apostar por subsectores de mayor valor añadido.
En el segundo trimestre de 2020, con al economía paralizada por el estado de alarma, el Valor Añadido Bruto (VAB) del sector industrial español se desplomó un 25,85% interanual, se dejó por el camino 9.000 millones de euros en solo tres meses y más de 100.000 empleos, sin contar la oleada de trabajadores en ERTE.
Las cifras certifican la dimensión del golpe sufrido por la industria española. Pero las que dejó el tercer trimestre del año demuestran, también, su capacidad de remontada. En cuanto se levantó el estado de alarma y la economía volvió a ponerse en marcha, el tejido industrial recuperó la mayor parte del terreno que había perdido en los meses previos. Frente a ese desplome interanual del 25,85% que sufrió su VAB en el segundo trimestre, en el tercero solo fue del 4,3%.
Hasta septiembre, la crisis del Covid había acabado con 135.000 empleos en la industria española. En ocho meses de pandemia, el tejido industrial de nuestro país perdió todo el empleo que había creado en los dos años previos. Y eso sin contar los trabajadores que conservan su empleo, pero lo tienen suspendido, atrapado en el limbo de los ERTE. Ahora queda por ver si la remontada experimentada por el VAB se traduce, en esta recta final del año, en una recuperación sustancial del empleo truncado por el coronavirus.
«La crisis del Covid ha destruido principalmente empleo temporal. Como en el sector industrial el porcentaje de contratos temporales sobre el total de las plantillas es mucho más pequeño que en el sector servicios, el impacto ha sido relativamente menor que en el resto de la economía», explica el secretario de Industria de CCOO, Agustín Martín. «Los ERTE han surtido un efecto positivo en el tejido industrial, para mantener empleo fijo durante los meses de paralización de la economía», afirma. Pero, pese a ello, reconoce que el golpe ha sido severo y que ahora toca concentrar esfuerzos, públicos y privados, para rearmar la industria española con un nuevo modelo productivo que le aporte competitividad reforzada.
La crisis como ocasión
«Hay que tener en cuenta que, antes del Covid, el sector industrial ya mostraba serias debilidades en algunas ramas de actividad y en empresas que ya venían tocadas, bien porque estaban encuadradas en subsectores en dificultades o porque eran víctimas de procesos de deslocalización de algunas multinacionales , como han sido los casos de Nissan y Alcoa», explica el secretario de Industria de CCOO.

Subraya que, ahora, el plan de reconstrucción financiado por la UE debe ser aprovechado de forma eficaz para relanzar este tejido productivo. Es decir, convertir la crisis en una oportunidad para lograr en España un tejido industrial reforzado, que actúe de locomotora de toda la economía.
«Estamos ante la oportunidad de resituar el modelo productivo de España y, de una vez por todas, la clase política y la sociedad en su conjunto debe entender que un país con fortaleza industrial es una garantía ante cualquier crisis» , subraya. Como muestra de la fortaleza que aporta la industria da un dato: «en el tercer trimestre del año, la producción industrial acumulaba una caída interanual de 12 puntos, mientras que el empleo había perdido mucho menos, en torno a 7 puntos, lo que es indicativo del valor seguro que supone la industria para el empleo».
Es algo en lo que coinciden otros dos expertos consultados por ABC: el economista Juan de Lucio , profesor de la Universidad de Alcalá de Henares; y el ingeniero industrial Arturo Aliaga , alto funcionario de carrera que, desde 2002, pilota la política industria de Aragón como consejero del Gobierno aragonés, y actualmente también como vicepresidente del Ejecutivo autonómico. Aragón es, hoy por hoy, la quinta autonomía con más peso de la industria en su PIB regional.
Potencia exportadora
«La industria es un elemento clave para el sostenimiento de España en el ránking económico internacional», advierte Aliaga . Y apunta cifras: la exportación de las empresas industriales le reporta a España 260.000 millones de euros anuales, la producción media por empleado asciende a 60.000 euros –muy por encima de la que se da en el sector servicios–, es el tejido productivo «que ofrece los mejores salarios, los mejores convenios y el que más fortaleza da a la economía en términos de innovación e I+D».
De ahí –insiste Aliaga– que España deba elevar el peso de su industria en el PIB nacional, tras décadas en las que ha ido perdiendo terreno a favor de una acelerada y acusada terciarización económica. Recuerda que «en el año 2014 Europa marcó el objetivo de aumentar el peso de la industria para que en todos los países alcanzara al menos el 20% del PIB en crisis del 2020». España no cumplió ese reto. La crisis del Covid ha pillado a la economía española con un estructura en la que la industria supone el 16% del PIB nacional, muy lejos del 22% que se da en la locomotora alemana , del 21% de Polonia o de casi el 20% que registra Italia.
El reto del 20% del PIB
«Tenemos que conseguir que la industria suponga el 20% de la economía española», insiste Arturo Aliaga. Para conseguirlo, apuesta por actuar en múltiples frentes.
Entre otras acciones, sostiene que es preciso estimular la inversión industrial autóctona , apostar por la innovación y por actividades de alto valor añadido; esforzarse por captar inversión extranjera puntera , para que España vuelva a ser escenario elegido por grandes compañías en subsectores en auge como el del vehículo eléctrico, por ejemplo; una política fiscal y de incentivos que apoye la implantación de grandes compañías, en vez de endurecer la tributación o el marco normativo de aplicación – «las medidas tributarias que se anuncian no son buenas» , advierte en alusión a la querencia fiscal del actual Gobierno Sánchez-Iglesias.
También considera necesario apostar por energías renovables y por una reducción de la dependencia del petróleo , que permita ser energéticamente más competitivos en costes; seguir incidiendo en la exportación; y redoblar el esfuerzo en formación para dotar a la industria de la mano de obra especializada y de alta cualificación técnica que demandan los subsectores de más valor añadido.
Esas son algunas de las líneas que, a juicio del vicepresidente aragonés y consejero de Industria, Arturo Aliaga, han de trabajarse con esmero para rentabilizar estratégicamente una buena parte de los 140.000 millones que van a llegar a España desde la UE para acometer la «reconstrucción» frente al Covid. A su juicio, entre los subsectores estratégicos para España destacan el de la automoción, la industria agroalimentaria y el de bienes de equipo.
Regiones industriales
Aragón forma parte del gran corredor que discurre desde el País Vasco a Cataluña y el arco mediterráneo , el área protagonista de la industria española, en perspectiva tanto histórica como actual. En Navarra, el sector industrial soporta el 27,8% de su PIB, el 21% en el País Vasco, el 23% en Navarra, y el 19% en Aragón , a la par que Cantabria en este indicador. En Cataluña, la industria aporta actualmente el 17% de su PIB, pero, dada la potencia económica catalana en el agregado nacional, su aportación al tejido industrial nacional sigue siendo fundamental.
En esta crisis del Covid, las regiones con más potencia industrial son también las que disponen de una ventaja comparativa para hacer frente al revés económico. Ocurrió en 2008 y vuelve a suceder ahora, igual que ocurre en el concierto internacional: los países más industrializados son los que mejor aguantan el envite.
Pero, igual que la crisis no afecta con el mismo vigor a todos los sectores económicos, tampoco lo hace a todos los subsectores industriales, advierte el economista Juan de Lucio, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares . Y esto –indica– ha de poner sobre la pista a los políticos a la hora de sacar el máximo partido a la inyección de fondos que va a llegar de la UE. Toca dirigir esa financiación extraordinaria a ramas de actividad de mayor valor añadido, más competitivas , con mejores expectativas presentes y futuras, que permitan que esta crisis sea aprovechada para dotar a España de un reforzado tejido industrial a futuro.
De Lucio indica que, a la hora de analizar cómo está castigando la crisis del Covid a la industria española, «no se puede hablar del sector como si fuera un todo homogéneo, porque está integrado por segmentos de actividad muy variados y a los que la crisis ha afectado de forma desigual». «Los subsectores que dependen de producciones dirigidas al consumo social, grupal o en espacios fuera del domicilio se han visto más afectados. Sin embargo, las industrias de mayor valor añadido se han visto menos afectadas e incluso han evolucionado pese a estos meses de crisis».
Tendencias
Aunque el golpe propinado por el Covid en el empleo industrial ha sido severo -135.000 empleos perdidos en perspectiva interanual hasta septiembre-, De Lucio indica que ese impacto no tiene que suponer necesariamente un retroceso estructural del sector secundario español.
«La industria, en su conjunto, ha visto retraer su actividad en una línea similar a como lo ha hecho la economía en general. Lo que alarma es la evolución de la economía en su conjunto, y es probable que este cuatrimestre deje otro bache», apunta este profesor de la Universidad de Alcalá de Henares.
Este experto se cuenta también entre los que creen que, si se aprovecha la circunstancia, esta crisis puede ser un punto de inflexión para reforzar el tejido industrial. «Aunque la tendencia de la terciarización económica se va a seguir manteniendo, no creo que esta crisis vaya a acelerarla y, por el contrario, ciertas tendencias proteccionistas para apostar por subsectores industriales que el Covid ha demostrado estratégicos, como el farmacéutico o el químico, puede ayudar a impulsar los subsectores industriales de valor añadido», indica De Lucio.
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