El FMI exige a Grecia 100.000 despidos para evitar la quiebra
Con el retorno del miedo en las bolsas, el organismo da cuatro años de plazo para reducir funcionarios, bajar sueldos y cerrar empresas públicas

Y cuando Europa despertó del efecto tranquilizante de la inyección concertada de dólares, el gigantesco problema griego seguía ahí. Atenas sigue dando tumbos en el alambre, y todo el proyecto europeo tiembla con cada nuevo salto mortal sobre el vacío.
La reunión del Eurogrupo en Polonia del pasado fin de semanas apenas ha servido para mostrar la mejor de las disposiciones, reconocer que el test de estrés a la banca es un examen que necesita mejorar y confirmar que Bruselas no ofrecerá una solución a las urgencias de Atenas al menos hasta octubre, en el mejor de los casos. Y siempre que el Gobierno de Yorgos Papandreu comience a recorrer por fin el notable trecho que separa el anuncio de medidas de ajuste de su aplicación efectiva y real.
El FMI recordó ayer que «la pelota está en el tejado griego» e instó a este país a reducir de manera inmediata su elefantiásico sector público (que tiene en torno a 750.000 empleados públicos), que consiste en prescindir de 100.000 funcionarios (20.000 solo este año), bajar sueldos, «que en algunos casos son muy altos» y cerrar empresas públicas. Estas duras medidas deberían materializarse de aquí a 2015. Otras recetas pasan por enviar a otros 50.000 empleados públicos a la «reserva», un paso previo al despido , así como reducir varios fondos de pensiones, incluidos los que garantizan la jubilación de marinos, agricultores y la empresa pública de telecomunicaciones OTE. Además, se acelerarían las privatizaciones y la implantación de nuevos esfuerzos impositivos.
De nuevo, las bolsas europeas no fueron ajenas a este incierto panorama y volvieron a abonarse al pesimismo. El Ibex protagonizó la caída más suave entre las grandes plazas europeas, con un descenso del 1,98%. El resto de plazas europeas cedieron un 3% en París, un 2,83% en Fráncfort, y un 2,03% en Londres.
Atenas parece haber tomado conciencia de que el tiempo se agota y trabaja contra el reloj para buscar nuevas soluciones que permitan desbloquear la ayuda financiera de la sexta parte del rescate: un maná de 8.000 millones para hacer frente a las jubilaciones y los sueldos públicos a partir de octubre.
El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, y los jefes de inspectores de la UE, el FMI y el BCE celebraron en la tarde ayer una teleconferencia para evaluar la situación y limar flecos sobre los esfuerzos pendientes. El hecho de que nada se cerrara oficialmente y hoy se retomen las negociaciones da un claro ejemplo de la gravedad de la situación del paciente heleno.
Venizelos reconoció ayer el trabajo pendiente en materia fiscal, al tiempo que anuncio un primer paso para frenar la sangría: Atenas recabará información sobre todas aquellas personas físicas o jurídicas que hayan sacado depósitos bancarios del país por valor de más de 100.000 euros desde 2009, con el objeto de estudiar si esos movimientos aparecen reflejados en sus declaraciones de impuestos.
Y si Atenas intenta poner parches a la evasión de tributos, la solución a sus problemas podría llegar desde mucho más allá de sus fronteras. Según confirmó ayer a Efe el portavoz del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), Christof Roche, algunos países emergentes como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los conocidos como BRICS, ya habrían comenzado a invertir en deuda de la zona euro. «Representa una diversificación muy interesante en nuestra base de inversores» , se felicitaba ayer Roche sobre el salvavidas lanzado desde las nuevas potencias. Por contra, el BCE redujo la semana pasada en un 29,8% —hasta 9.793 millones— la compra de bonos de países azotados por los mercados. Sin embargo, Bruselas intenta lanzar el enésimo mensaje de unidad.
Merkel: «Señal desastrosa»
Angela Merkel se enfrentó al nuevo revés electoral mostrando confianza en que su debilitada coalición conseguirá superar la votación sobre el fondo de rescate el próximo 29 de septiembre. «No creo que las cosas se compliquen más ahora», sentenció Merkel después de que sus socios del FDP se hayan quedado fuera de la asamblea regional de la ciudad-estado de Berlín. La canciller anunció ayer que visitará Bruselas el próximo 5 de octubre para reunirse con el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. «El euro es más que una moneda», dijo.
Por otro lado, ayer se conoció otro desajuste en las cuentas de Madeira, lo que trae nuevos quebraderos de cabeza al Gobierno luso. Según el INE y el Banco de Portugal existen 1.113 millones no contabilizados entre 2008 y 2010, a los que hay que sumar otros 568 del presente año. Es decir, un agujero de 1.681,3 millones en menos de cuatro años por el que cada portugués tendrá que pagar cerca de 160 euros.
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