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«Hay que terminar rápido para ver el partido»

Finalmente no hubo parón oficial de los líderes europes para seguir el fútbol, pero los gritos que festejaban los goles de Italia retumbaban ayer en el edificio del Consejo Europeo

«Hay que terminar rápido para ver el partido» AFP

E. Serbeto

La discusión sobre el marco financiero multianual, el presupuesto de la propia UE, se alargó ayer más de lo previsto, de manera que la idea que muchos presidentes de gobierno se habían hecho para poder ver el partido Alemania-Italia de la Eurocopa durante la cena se fue olvidando poco a poco. A pesar de que Merkel es una conocida forofa de su selección y de que un primer ministro de un país del Este entró a la reunión señalando imperativamente su reloj y diciendo a sus pares que «hay que terminar rápido para ver el partido» , lo cierto es que la agenda se fue alargando y solo hubo tiempo para ver trozos del encuentro en las salas nacionales que cada delegación tiene en el edificio.

En otras ocasiones, cuando la presión de la actualidad no era tan acuciante, los dirigentes europeos habían detenido el trabajo para ver el fútbol. Se quejaron algunas dirigentes, ajenas a las pasiones futbolísticas, aunque e n este Consejo solo había tres mujeres y una de ellas no oculta su pasión por el balompié y en todo caso no podía ser ajena a los gritos que se escuchaban en todo el edificio con los goles de Italia.

Calor y racionamiento de botellas

A la hora del partido, el sofocante calor que sufrió ayer Bruselas ya se había rebajado afortunadamente, al menos para los periodistas. La presidencia danesa, que se despedía con esta cumbre, mantuvo su exigencia de reducir al máximo las botellas de agua que se sirvieran en sus reuniones. La primera ministra Helle Thorning Schmidt había hecho de la presencia de jarras de agua y vasos de cristal un símbolo de la calidad ecológica de su presidencia, pero no contaba con una jornada de más de 30 grados en la capital comunitaria. Cuando se terminaron las botellas de agua, la presidencia ordenó que no fueran repuestas, lo que obligó a muchos a sobrevivir rellenando en el grifo los envases vacíos.

Eso no intimidó al octogenario Karolos Papulias , el presidente de la república griega que ha tenido que presidir la delegación de su país por enfermedad del primer ministro y que a pesar de lo tardío de la hora espetó a sus diplomáticos que se fueran a casa si estaban cansados, porque él estaba dispuesto a quedarse sólo.

Y todo en un ambiente de gran premura de tiempo. La discusión más importante llegará hoy a mediodía, durante el almuerzo de los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la zona euro, en el que se deben tomar las decisiones que se han venido madurando en las reuniones de ayer por la noche. El pulso era una repetición del partido de fútbol de anoche : Mario Monti, amenazaba con no permitir que se termine la reunión si no hay una solución que le garantice que se aplacará la presión sobre su deuda. Merkel, sin embargo, dejó dicho desde que llegó a Bruselas que pase lo que pase el viernes por la tarde tiene que regresar a Berlín, donde le espera una comparecencia parlamentaria. Y en este pulso es casi seguro que ganará Alemania.

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