Alemania y Francia cobran por vender su deuda y consolidan la Europa de las dos velocidades

El núcleo duro del euro se beneficia de la incertidumbre que soporta la periferia, especialmente España e Italia

Alemania y Francia cobran por vender su deuda y consolidan la Europa de las dos velocidades efe

maría cuesta

Norte y sur, acreedores y deudores. La línea roja con la que los mercados han desgarrado Europa gana intensidad pese a las declaraciones políticas que se afanan en defender la inquebrantabilidad del euro. Francia y Alemania lograron ayer un éxito rotundo en sendas colocaciones de deuda a corto plazo , tanto es así que cobraron por vender sus letras. Al otro lado de la moneda, Italia, que también ayer escudriñó los mercados en busca de financiación a un año y lo consiguió a costa de elevar, una vez más, su rentabilidad. El Gobierno de Mario Monti decidió además cancelar la subasta de deuda italiana a mayor plazo, la que más recelos despierta entre los inversores, prevista en principio para hoy mismo.

Lo cierto es que el núcleo europeo está sacando un buen provecho de la bipolaridad del mercado . Cuando Berlín y París emiten deuda, luego devuelven algo menos de lo que recibieron prestado. En concreto, el Tesoro alemán colocó 3.777 millones de euros en letras a seis meses a un interés del -0,049%, un porcentaje inferior incluso al -0,034% registrado en la anterior emisión similar, celebrada el 9 de julio. Demanda no faltó, pues se solicitaron 4.745 millones de euros. Por su parte, el Tesoro galo vendió 3.996 millones de euros en letras a tres meses por las que el interés medio se fijó en el -0,016%, frente al -0,010% de la subasta celebrada hace una semana, mientras que vendió otros 1.693 millones en letras a seis meses a un interés medio del -0,010%, el mismo que hace siete días. Mientras tanto, en Italia, el Ministerio de Economía tuvo que elevar a 2,767% el interés para captar 8.000 millones de euros a un año, por encima del 2,697% registrado en el mes de junio.

El BCE ha situado esta «fragmentación financiera» en su punto de mira y, en su último boletín, reconoce por primer vez que «está obstaculizando el funcionamiento efectivo de la política monetaria» . Un mensaje que ha sido bienvenido por España e Italia —compañeros en la negociación con Bruselas para conseguir medidas extraordinarias que aminoren la presión de los mercados— pero que, sin embargo, ha sabido a poco a unos inversores ya incrédulos ante la meras declaraciones de intenciones.

El problema es que esta fuerte aversión al riesgo no hace sino consolidar la Europa de las dos velocidades . Por un lado, España, sometida a una dura disciplina de ajuste que ha obligado a sus ciudadados a asumir más impuestos, recortes de salarios y subidas de precios en las medicinas, y que, sin embargo destinará lo ahorrado a pagar los mayores intereses de la deuda. En 2013, el Estado destinará casi 40.000 millones al pago de esta deuda financiera, un tercio de todo el presupuesto. Por el otro, los «socios vip» del mismo club del euro como Alemania se han ahorrado 60.000 millones de euros desde que comenzó la crisis en este concepto, según estimaciones de la prensa.

Según explicó el primer ministro italiano,Mario Monti, en una reciente entrevista al Wall Street Journal, los altos costes de financiación de la deuda que afronta Italia no solo se deben a su elevado endeudamiento, sino que también reflejan el temor de los inversores «a la ruptura del euro» . «Francia ha hecho mucho menos reformas de las que ha llevado a cabo hasta la fecha Italia, pero sus diferenciales son más bajos, porque los inversores consideran que Alemania nunca dejará marchar a Francia». «De nuestro socios europeos necesitamos su apoyo, no su dinero», zanjó.

De hecho, un vistazo al coste de la deuda a diez años que soportan los países del euro ahora y antes de la crisis resulta revelador. Mientras en 2006, todos los socios del euro pagaban, sin excepción, poco más del 3% por su deuda, a finales del mes de julio de este año el coste financiero muestra dos grupos diferenciados de países. El norte: Bélgica (2,69%),Alemania (1,31), Francia (2,28%), Holanda (1,74%) y Austria (2,07%). Y el sur: Grecia (25,90%), España (6,86%), Italia (6,04) Portugal (10,67%) e Irlanda (6,23%) .

Como explicaba Monti, de poco parecen servir los duros ajustes presupuestarios para reducir esta diferencia. Ejemplo de ello es Grecia, que hoy mismo acudirá a los mercados para intentar recabar 3.125 millones de euros en letras a tres meses. Pese a los préstamos europeos y la supervisión de la troika, Atenas lleva fuera de los mercados de deuda a largo plazo más de dos años, por lo que utiliza estas emisiones en corto para financiar los pagos más urgentes. El país mediterráneo ha dejado de emitir incluso letras a un año después de que, tras la última subasta —en abril de 2010— tuviese que pagar intereses cercanos al 5 %. En el caso de los bonos, Grecia dejó de emitir en 2009 títulos a tres años, que llegaron a pagarse a un 4,3 % de interés, y en 2010 se abandonaron tanto los bonos a cinco años como los de diez años tras superar éstos intereses del 6%. La evolución de la economía griega tampoco ha llevado un mejor camino. El PIB experimentó en el segundo trimestre del año una contracción del 6,2% respecto al mismo periodo de 2011, tres décimas más que en el trimestre precedente. Esto supone que Atenas acumula ya nueve trimestres consecutivos en recesión y que, de los últimos quince, sólo ha logrado crecer uno, entre enero y marzo de 2010.

Sin prisas en Berlín

Precisamente la delicada situación de Grecia, y el coste que está acarreando para Europa, ha provocado uno de los cambios de discurso más llamativos de los líderes europeos en esta crisis. Y es que si hace unos pocos meses hablar de la salida del país de la moneda común era un auténtico tabú en Bruselas, las últimas declaraciones parecen preparar el terreno para lo inevitable. El último en hablar ha sido un compañero de partido de Merkel, el vicepresidente del grupo conservador en el Parlamento, Michael Fuchs, que aseguró este fin de semana que no habrá ayudas adicionales a Grecia si Atenas no cumple con los compromisos adquiridos y alertó de que, de ser necesario, vetarán otros rescates. «Incluso aunque el vaso esté medio lleno, no será suficiente para aprobar un nuevo paquete de rescate . Alemania no lo aprobará», sostuvo. Y es que, con la ventaja financiera que le da el mercado, buscar una solución rápida a la fractura europea no parece una de las prioridades Berlín . Ayer mismo se conoció que un grupo de académicos alemanes busca retrasar más allá del 12 de septiembre el fallo del Tribunal Constitucional del país sobre la legalidad del fondo de rescate permanente de la eurozona y un pacto separado sobre disciplina presupuestaria.

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