El efectivo aún no ha muerto: un día entre cientos de millones de euros
ABC desgrana el ciclo del dinero desde las entrañas de una de las empresas dedicadas al negocio de gestionar 'cash', que continúa siendo el medio de pago predilecto para cuatro de cada diez españoles
El dinero en efectivo no está muerto como muchos creen. Sigue vivo, con buena salud y permanece como uno de los métodos de pago más habituales entre los españoles. No como antaño, sí, pero su desaparición no está proyectada ni a corto, ... ni a medio, ni a largo plazo. Y detrás de la gestión de los billetes y monedas que se mueven en nuestro país hay empresas como Prosegur que mantienen el vigor de su negocio pese al auge a los pagos digitales.
Santiago Carbó , director de Estudios Financieros de Funcas, reconoce que «el efectivo es importante y lo seguirá siendo». Lo considera esencial dentro del sistema por muchos motivos: «Se usa mucho en transacciones de pequeño importe, es un medio muy relevante en caso de falta de acceso a medios digitales y los problemas de fraude ya afectan a todos los medios de pago, no solo a billetes y monedas».
Los últimos datos del Banco de España muestran que casi cuatro de cada diez ciudadanos tienen el 'cash' como medio de pago más habitual . Por encima, con el 54,1%, solo está la tarjeta de débito, pero eso indica una evolución de los métodos y que todos ellos conviven a la perfección. Es más, Carbó destaca que el uso del efectivo «es una cuestión de raigambre cultural y utilidad que cuesta cambiar». Por seguridad, por tradición... y de que eso siga siendo así se ocupan en empresas especializadas en efectivo como Prosegur. ABC ha accedido a la base central de la compañía y ha realizado una ruta con uno de sus camiones para conocer desde dentro cómo funciona la gestión del dinero.
Se ubica en un polígono de Vicálvaro (Madrid). Por fuera es un edificio como otro cualquiera, pero por dentro es un mundo con no pocas sorpresas. Nada más abrir la puerta de entrada uno se da cuenta de que nada allí es normal para el ciudadano de a pie. Primero, una puerta que pesa decenas de kilos tras la que espera una cristalera blindada. Hay que dejar la cartera en la entrada y ya nos recibe uno de sus vigilantes.
La sala de control
Primera parada para entender este mundillo: la sala central de control. Un puñado de personas frente a decenas de pantallas que lo controlan todo . Desde ahí vigilan la ruta que hace cada camión, se comunican con los conductores y reciben las incidencias. Todo está monitorizado al segundo por personal especializado que apenas tiene rotación. Están en un puesto crítico ya que desde ahí pueden incluso bloquear las puertas de cualquiera de sus camiones.
Muy cerca está la armería. Una sala con pistolas, escopetas y demás armas. Porque en España sí que pueden ir armados –son personal con licencias específicas que otorga el Ministerio del Interior–, al contrario que en otros países como Portugal o Reino Unido. La situación impacta, pero no por miedo sino por la seguridad que transmite. Para pasar de sala a sala tienen que abrirnos desde la sala de control. Hasta que una puerta no se cierra, no se abre la siguiente. Y siempre con un vigilante pegado a nosotros.
Todo está plagado de cámaras . No hay ángulos muertos. Perder una simple moneda ya genera un problema para ellos, ya que su función es gestionar el efectivo de sus clientes y dentro de esa tarea lo más importante es proporcionar la seguridad de que todo funciona como un engranaje bien engrasado, sin fallos. La confianza lo es todo en su negocio.
Nos acompaña en todo momento un jefe de Prosegur Cash en España, que por seguridad prefiere no revelar su identidad. Con él pasamos a diferentes salas en las que se cuenta, clasifica y ordena el dinero.
Es imposible calcular a ojo cuánto dinero tienen en su base central. La rueda no para nunca de girar. Llegan camiones, descargan, contabilizan el dinero, ya sean billetes o monedas, y lo almacenan. Utilizan en el caso de las monedas máquinas especiales diseñadas para Prosegur.
Cientos de miles de monedas de céntimo van cayendo por las máquinas. Los trabajadores ni siquiera se inmutan con tanto dinero a su alrededor. Esto ya no es dinero para ellos sino mercancía que tienen que gestionar y asegurar. Hay ruido, bastante ruido, por las monedas que van cayendo y por cómo chocan unas con otras incluso dentro de las bolsas en las que las meten. Llenan cajas y cajas . Eso ya es mercancía al peso, de kilos y kilos de monedas.
Las monedas se clasifican en una sala concreta y los billetes en otras. Con las primeras el trabajo es más mecánico y lo ejecutan máquinas; con los billetes influye más el factor humano. Una parte de la base está para recibir, clasificar y analizar todos los billetes, y eso se hace a medias entre la máquina y la persona.
Llama la atención que el conteo y gestión de los billetes lo realizan casi todo mujeres. El jefe de Prosegur Cash explica que esto es porque ellas son más habilidosas con las manos que los hombres. Su trabajo es monótono frente a las máquinas que cuentan el dinero, pero fundamental. Fajos y fajos de billetes como nunca ha visto uno en la vida. «¿Cuánto dinero hay aquí?», preguntamos al responsable. Se niega a decirlo por seguridad. Son cientos de millones de euros.
Billetes no aptos
Y entre tantas cajas de efectivo también hay billetes falsos o que no son aptos para circular . A éstos se les pone una cinta roja para ser enviados al Banco de España para su destrucción y posterior reposición. En su función como empresa también está la de separar el dinero apto del que no lo está. Con todo, aclaran que ellos pueden detectar las anomalías pero no declarar que un billete no es apto o que es falso; de eso se encarga el Banco de España cuando Prosegur les avisa.
Llega el plato fuerte. Un almacén, similar a un Ikea , literalmente. Cajas y cajas apiladas en baldas, con monedas, billetes... Ahí están los cientos de millones de euros que guarda Prosegur, que también dispone de llaves de sus clientes. La tentación de coger un billete puede ser grande entre tanto dinero, pero seguro que saldrá mal. Te sientes observado por decenas de cámaras. Mejor ni intentarlo, la seguridad que tienen es enorme.
Llega el momento de irse de ruta. La mayoría de los camiones, blindados por supuesto, ya han salido a primera hora de la mañana. Quedan algunos por salir y otros van regresando de sus rutas. Estos vehículos han sido diseñados por empresas especializadas , que utilizan la base de camiones de Iveco, Mercedes y Man y los convierten en auténticos 'tanques' blindados de entre 4,5 y 10,5 toneladas.
Tienen tres partes: la del conductor, tras ella la del porteador y el escolta, y más atrás la del dinero, sin nadie en la cabina. Por dentro, no tienen nada de lujoso ni de espectacular porque la seguridad está donde no se ve, en otra arma que va dentro, en el sistema de la parte de atrás, que solo puede abrirse con la participación de dos vigilantes, uno de ellos el conductor. En países como Brasil hay mecanismos para que si se sufre un robo, se pueda quemar el dinero antes de ser sustraído.
La ruta del dinero en efectivo
Vamos a un banco, un supermercado y un cajero. En el banco van a hacer entregas y recogidas. Lo hacen en bolsas, que hasta podría pensarse que son de basura, pero no. Por un lado son opacas y por el otro no. Al menos en este caso. Las hay de todo tipo. Entran, entregan, registran cada movimiento que se ha hecho con el efectivo y salen cargados.
En el supermercado se hace una recogida. Prosegur dispone de unos dispositivos dentro del establecimiento en los que los dependientes depositan el dinero. Una especie de caja fuerte de seguridad, con códigos, pura tecnología. Y con una particularidad: una vez la tienda deposita el dinero dentro de esa caja fuerte, la responsabilidad ya es de Prosegur en todos los casos. Es parte del servicio. Se libera a la tienda de cualquier responsabilidad ya que es como si ya se hubiera 'entregado' el dinero a la empresa.
Tras la ruta se vuelve a la base y se descarga. Cuentan, clasifican, detectan los billetes no aptos, certifican lo recogido... todo se registra y hay una trazabilidad en todo el proceso. Así día tras día con cada cliente que requiera sus servicios, ya sea en Madrid, en Burgos, en Valencia...
El dinero no para . Va de un sitio a otro, cambia de manos, y vuelta a empezar. Es un ciclo perfectamente medido, lleno de seguridad, para que a nadie le falte una moneda o un billete en ningún momento, porque la demanda de 'cash' sigue siendo alta. El negocio ha evolucionado a la fuerza por los pagos con tarjeta y las transacciones digitales, pero en Prosegur le auguran una larga vida al efectivo.
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