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Draghi ya siente la presión

El presidente del BCE cancela su presencia en un tradicional encuentro en Estados Unidos por «su pesada carga de trabajo» para encajar el mecanismo de la compra de deuda

Draghi ya siente la presión reuters

F. P. M.

El tiempo se agota y el trabajo se acumula. Se acerca la hora de la verdad, la del triple salto mortal que separa el paso de las declaraciones de intenciones a las decisiones firmes, y a Mario Draghi, presa de sus propias promesas sobre «actuaciones definitivas» para calmar la presión en los mercados de deuda , parece no sobrarle ni un minuto para otra tarea que no sea la de intentar completar un rompecabezas al que siempre parecen faltarle piezas.

El BCE confirmó ayer que su presidente no acudirá a la reunión que cada verano se celebra en la localidad estadounidense de Jackson Hole . Organizada por la Reserva Federal, la cita es un clásico del calendario económico mundial que reúne a ministros de Economía, líderes de bancos centrales y primeros espadas del análisis y el mundo académico. Pero, devorado por las urgencias, este año faltará Draghi. Y es que a Europa no le sobra tiempo para interludios discursivos, aunque sean en las mejores tribunas.

Un portavoz del BCE justificó a Afp la ausencia de Draghi en el evento, que se celebrará a partir del viernes, aludiendo a la «pesada carga de trabajo» a la que se enfrenta el banquero italiano para intentar salir airoso del Eurogrupo del 14 de septiembre y la reunión del propio BCE del día 6.

Las dos trascendentales citas deberían servir para clarificar en qué se traducen las promesas de «hacer lo que sea necesario para salvar el euro» que Draghi lanzó con inusitada decisión a finales de julio. Jörg Asmussen, uno de los dos representantes de Alemania en el BCE, ya ha confirmado que la institución «está trabajando en los detalles técnicos y operativos del nuevo plan de cara a su próxima reunión», pero mucho debe ser aún el trabajo pendiente para que Draghi dé plantón a su anfitrión Ben Bernanke, presidente de la Fed, y a la directora del FMI, Christine Lagarde, que no faltarán a la cita de Jackson Hole.

Weidmann y «la adicción»

El vicepresidente del BCE, el portugués Vitor Constancio, tomará el relevo de Draghi en un encuentro al que también acudirá el presidente del Banco Central Alemán (Bundesbank), Jens Weidmann, el mismo que el pasado fin de semana llenaba de tachuelas el ya de por sí pedregoso camino por el que deambula el BCE al advertir de que la compra de títulos soberanos de países con dificultadespuede resultar «adictiva» para estos.

Poco después, Merkel respaldaba públicamente las palabras de su banquero, confirmando que el encaje del mecanismo para frenar la presión sobre las deudas más castigadas no está pendiente precisamente de pequeñas puntadas.

Asmussen ya ha dado alguna pista al asegurar que el BCE podría actuar en los mercados secundarios de deuda, en paralelo a los mecanismos de rescate, que comprarían bonos en el mercado primario. «Bajo el marco de este nuevo programa, el BCE únicamente compraría bonos de vencimientos a corto plazo», aseveraba en una reciente conferencia. En todo caso, el Gobierno español insiste en que no moverá la ficha de una posible solicitud de ayuda hasta que el banco emisor ofrezca por fin una solución. Definitivamente, Draghi no tiene tiempo para distracciones.

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