De aquellos barros, estos lodos
«Reconocer las cosas, tan inusual en los tiempos que corren, está muy bien, eso sí, ya que somos capaces de admitir los errores pasados, ¿podríamos tomar nota para no volver a cometerlos, no?»
![De aquellos barros, estos lodos](https://s2.abcstatics.com/media/economia/2019/07/15/zapatero-sebastian-sanchez-kYcG--1248x698@abc.jpg)
Semana de confesiones en el bloque socialista. Entonando además el «mea culpa». Empezó el secretario de Estado de la Seguridad Social , Octavio Granado : «Nosotros, y cuando hablo de nosotros hablo de los socialistas, lo hicimos fatal en la crisis de 2008 ... porque dejamos que se destruyeran tres millones de puestos de trabajo. Y como lo hicimos fatal ya es hora de que alguien lo diga. Y yo no tengo ningún problema en decirlo: lo hicimos fatal». Más claro, agua.
Después, el pasado jueves, turno del mismísimo expresidente del Gobierno , José Luis Rodríguez Zapatero , que se apresuraba a confesar lo que muchos ya daban como certeza, a priori y a posteriori. A saber: entre 2004 y 2011 se generó una burbuja en el sector de las renovables al incentivar y dar primas a la generación eléctrica (muy de programas de izquierdas), lo que provocó un déficit de tarifa (diferencia entre los ingresos de las actividades reguladas y los gastos) de 29.281 millones de euros durante sus dos gobiernos, algo que seguimos pagando «todos» a través de la factura de la luz. « España tiene tendencia a originar burbujas. En cuanto hay un sector que se incentiva, que se prima, que hay expectativa de demanda, pues el riesgo que tienes ahí inmediato es la burbuja. ¡Lo sabré yo!», reconoció Zapatero, y ante una audiencia que entendía perfectamente de lo que hablaba, entre los allí presentes varios representantes del sector en cuestión. Para ellos, blanco y en botella.
Pues bien. Reconocer las cosas, tan inusual en los tiempos que corren, está muy bien, eso sí, ya que somos capaces de admitir los errores pasados, ¿podríamos tomar nota para no volver a cometerlos, no? En este país, no. Generalizado es entre los españoles el dicho aquel de que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra». No en vano, uno de los allí congregados se apresuró a comentar en voz alta: «Existe cierto riesgo en la actualidad de que se cree otra burbuja en las renovables porque se están adquiriendo derechos para especular, lo que hará subir los precios». Fueron palabras del presidente de BP España , precisamente la compañía que organizaba el evento, Luis Aires.
El caso es que llevamos un año con el Doctor Sánchez al frente del Ejecutivo -ahora, aunque sea en funciones, ¡y lo que te rondaré morena!- en el que las empresas del sector energético de este país están en boca de demasiada gente. Y no precisamente por noticias que no reviertan luego en los consumidores, de forma negativa por cierto, como en su momento las dichosas, costosas y eternas primas. Ahora, las compañías se han puesto de actualidad porque están en pie de guerra con Competencia (por sus siglas, la CNMC ). De momento, porque se pueden poner bélicas con alguien más (¿el Gobierno?). El organismo regulador, que se ha convertido en azote de este sector -entre otros muchos, ya que su presidente, José María Marín Quemada , no quiere dejar su mandato, que expira en octubre, con alguno de sus deberes sin hacer- le ha metido un hachazo a las ayudas que estas reciben por la distribución y el transporte de energía y gas. ¿Golpe de efecto contra el sector, contra los consumidores finales -que para no variar las malas costumbres son los que siempre acaban «pagando el pato»- o contra el «plan verde» de Sánchez? Pues todo depende de cómo reaccionen al final todas las partes interesadas. Pero la pelota está en el tejado de las energéticas. Digamos que pueden tener la sartén por el mango. Capital futuro a la vista. Y si no hay contraprestación, no hay «pasta».
Y es que la CNMC , en la que se ha convertido en la primera disputa desde que el Ejecutivo de Sánchez le devolvió las funciones que le arrebató en 2017 el ministro de la cuestión Álvaro Nadal , considera que el Estado ha sido hasta ahora demasiado generoso con los peajes al sector energético. Por ello, ha propuesto aplicar a las eléctricas un ajuste del 7% en lo que se les paga por distribución y del 8,2% por el transporte. Para las empresas gasistas, plantea un recorte del 17,8% en distribución y un 21,8% en transporte, lo que supondría dejar de ingresar más de mil millones de euros al año en conjunto.
Y mientras la CNMC considera que su propuesta provocará una rebaja del recibo de la luz y el gas en España, las compañías opinan todo lo contrario. De hecho, las gasistas argumentan que no bajará la tarifa del gas, entre otras razones porque estos costes solo representan el 3% de la tarifa final. En Red Eléctrica tampoco están como quien dice tocando las castañuelas, piensan que los recortes afectarán a los planes de las empresas a largo plazo, así como a su acceso a los mercados financieros, tanto como está afectando ya al interés (que se puede tornar ya mismo en desinterés, lógico) de los fondos por sus inversiones (¡miren la Bolsa y el batacazo que se han dado!).
En principio, y en teoría, los recortes en ayudas, decía, deberían facilitar a dichas empresas rebajar la parte fija del recibo -peajes y cargos-. Pero la Ley Eléctrica de 2013 (con el Gobierno del PP y Nadal al frente de Energía ) prevé que los ahorros del sistema, si los hubiera, se deberían destinar a amortizar la deuda acumulada años atrás, que se acerca, como bien saben, a los 30.000 millones.
Marín Quemada cree contar en principio con el apoyo del rebautizado por los socialistas como Ministerio de Transición Ecológica. Porque en «on», le dicen que sí conllevará una bajada de la factura energética de las familias y les parece una idea fantástica, pero en «off» no lo tienen tan claro, ya que podría poner en peligro su plan de transición verde, por la huida en masa de los inversores (las propias damnificadas con la reducción de estas ayudas), algo a lo que no estarían dispuestos a renunciar ni la ministra Teresa Ribera ni Sánchez . Una Ribera que además se encuentra entre dos mares, ya que su marido, Mariano Bacigalupo , es consejero de Competencia, árnica para las compañías en su particular guerra si la ministra no se inhibe y vota a favor de la medida. Pues ¡ojo! que de momento, tras el recorte anunciado, las eléctricas han dejado en el aire inversiones por valor de 131.000 millones en el «plan verde» socialista. Y... el pasado siempre vuelve...
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