EE.UU. intenta evitar la cura de austeridad masiva que supondría el secuestro fiscal
Un recorte de 85.000 millones del gasto social «a la europea» amenaza el equilibrio fiscal y el crecimiento de la primera economía mundial
EE.UU. intenta evitar la cura de austeridad masiva que supondría el secuestro fiscal
No saben donde cortar y deben decidirlo antes de la medianoche. Republicanos y demócratas se ven forzados a llegar a un acuerdo en la reunión que mantendrán hoy a puerta cerrada en la Casa Blanca. Deben amputarle a las cuentas publicas la friolera 85.000 millones de dólares, un agujero que por la «manía» estadounidense de programar la fiscalidad, será inevitable esta medianoche.
La situación ha llegado a este punto como producto de un pacto acordado por el Legislativo en agosto de 2011 en el que se programaba la subida del techo de deuda y se requería un plan para la reducción del déficit a largo plazo. Llegada la fecha límite este acuerdo todavía no se ha logrado.
¿Qué diferencia hay con el abismo fiscal?
La prensa de medio mundo lanzaba titulares de alivio cuando Estados Unidos logró superar el llamado «abismo fiscal». Esta subida generalizada de los impuestos era fruto del mismo pacto legislativo que ahora provoca el secuestro fiscal y podría haber provocado una hecatombe en la economía mundial. Pese a las diferencias de principios entre republicanos y demócratas, el Congreso aprobó un plan fiscal que mantenía recortes tributarios para el 98% de los estadounidenses y el 97% de los pequeños negocios, pero los aumentó para hogares con ingresos superiores a los 450.000 dólares al año. En otras palabras, se gravaba fundamentalmente a los más ricos y se evitaba un abismo fiscal' que hubiese sumido al país en una profunda recesión.
Pese al éxito, «se dejó para mañana lo que se podía hacer hoy». No había acuerdo respecto a la partida del gasto ni el techo de la deuda y sin él, el día 1 de marzo se llegaría inevitablemente a lo que el presidente de la Reserva Federal de EEUU (Fed), Ben Bernankeque, bautizó como «secuestro fiscal»: el recorte de 85.000 millones de dólares del gasto público.
¿Qué puede pasar?
De acuerdo con los expertos, los legisladores querrán evitar la debacle de agosto de 2011, cuando Estados Unidos estuvo cerca de caer en la suspensión de pagos y la agencia Standard & Poor rebajó, por primera vez en la historia, la calificación de riesgo del país.
Sin embargo, siguen existiendo diferencias insalvables entre demócratas y republicanos y el ambiente es cada vez más crispado. Sin un acuerdo de última hora, los recortes afectarán a los eslabones más débiles de la sociedad. Aunque buena parte de ellos son en materia de defensa, también padecerán los programas sociales para niños preescolares, los ancianos o las ayudas para acabar con la pobreza. En otras palabras, un programa de ajuste a la europea, parecido a los que acompañan a las intervenciones en los países rescatados por Bruselas.
Además, aunque se lograse un acuerdo, quedaría poco tiempo para recuperarse de esta batalla fiscal y prepararse para la siguiente. E l próximo 27 de marzo se agotan los fondos para buena parte de las operaciones gubernamentales , y el Legislativo tendrá que abrir la billetera para evitar un cierre parcial del Gobierno.
¿Y a nosotros cómo nos afecta?
Es evidente que todo aquello que suceda a la primera economía mundial tiene repercusiones en todo el planeta. Y en efecto los mercados de todo el mundo acogieron con una euforia desenfrenada que duró tres días el último acuerdo fiscal logrado por Estados Unidos.
En esta ocasión, y según la idea que vende el partido Demócrata, el país entraría inevitablemente en recesión y las consecuencias para el resto de la economía mundial serían terribles. Sin embargo, de momento las principales plazas europeas parecen ajenas a lo que va a suceder en Estados Unidos. Tras l a debacle de las elecciones italianas, los parqués están inquiétamente tranquilos.
Diferencias irreconciliables
La reunión, que comenzará hoy a las 4 de la tarde hora española, peligra especialmente después de que el Senado no lograse el jueves avanzar en alternativas.
Obama se reunirá con el líder de la mayoría demócrata y el de la minoría republicana en el Senado, Harry Reid y Mitch McConnell, respectivamente, y con el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, y la líder de la minoría demócrata en ese órgano, Nancy Pelosi.
El encuentro se celebrará en un ambiente de acritud en el Congreso por la falta de consenso entre ambos partidos sobre cómo resolver esta crisis fiscal.
El estancamiento en las negociaciones entre los dos partidos se debe fundamentalmente a las discrepancias entre demócratas y republicanos sobre la configuración de los impuestos en un eventual acuerdo.
Por una parte, los republicanos se oponen a lo que consideran una subida de impuestos y exigen que la solución venga sólo de la mano de recortes en los gastos civiles, dejando intacta la partida destinada al Pentágono. Los demócratas, en cambio, insisten en aumentar los ingresos al fisco mediante la eliminación de deducciones tributarias, para así compensar los recortes al gasto público. Una propuesta en la línea del acuerdo logrado el pasado enero.
Noticias relacionadas
Ver comentarios