La patada a un mito

Este es el artículo que publica el presidente de la Asociación de la Prensa de Cantabria en el Diario Montañés

Juan Antonio Prieto (El Diario Montañés)

Confieso que, en ocasiones, me duele la indolencia de que hacemos gala en esta tierra. Asistimos a atropellos, latrocinios e injusticias diversas, sin inmutamos lo más mínimo. En fin, somos así. Lo que me lleva a escribir este artículo es la forma en que Jan Abascal ha sido fulminante mente cesado como Director del CEAR de Vela. Algo que la nueva Presidenta de la Federación Española ha vendido como un 'ascenso' y así aparece en las páginas de EL DIARIO MONTAÑÉS del pasado día 10: «Casanueva saca a Jan Abascal del CEAR y le coloca al frente de la formación de los olímpicos».

Para entendemos, la Presidenta lo cesa del CEAR, que ha dirigido, a plena satisfacción, durante los últimos 20 años, y le da un cargo tan rimbombante como inexistente, al menos, a corto plazo. Lo que, vulgarmente, se conoce como 'la patada del ascenso'. Jan ya había compatibilizado, anteriormente, la dirección del CEAR con la dirección del equipo olímpico o como preparador específico de algunas clases. ¿Por qué no puede hacerlo ahora? Y, sobre todo, ¿por qué se le aparta de esta manera?, ¿qué es lo que ha hecho mal? 0, peor, ¿a quién estorba?

La historia es larga, aunque muy breve en el tiempo. La señora Presidenta se subió al carro ganador del entonces Presidente de la RFEV, José Ángel Rodríguez, que la nombró vicepresidenta, al igual que al presidente de la territorial vasca, Rafael Munilla, a quien puso al frente de las infraestructuras del Mundial de Vela, destituyendo a Abascal, con la complacencia de Casanueva. ¡Un vasco al frente del Mundial de Santander' ¡Cómo si en Cantabria no hubiera gente cualificada'. Un equipo de inútiles que estuvo a punto de hacer naufragar el Mundial de 2014.

Es hora -de decir que el Mundial se celebró por la buena disposición de Jan Abascal y de un grupo de héroes anónimos. Porque cinco meses antes, la Federación Internacional de Vela (ISAF), comprobando el desastre organizativo que se avecinaba, tenía tomada la decisión de que el Mundial se celebrara en China. La in tervención providencial de la doble campeona olímpica Theresa Zabell, ante el propio presidente de la ISAF y la decisión del alcalde de Santander, evitaron que la competición cambiara de ubicación, a punto del toque de campana. La condición de la ISAF fue clara: que el Ayuntamiento asumiera la responsabilidad en la organización de los actos sociales y Jan Abascal de los deportivos. En esta historia no sería justo olvidar al CSD, ya que gracias a la gestión de su presidente, Miguel Cardenal, se obtuvieron los principales patrocinios.

Con Munilla cesado, por inútil y malgastador, antes de empezar el Mundial, con Rodríguez más pendiente de cobrar casi 100.000 euros año y colocar a su amiga al frente del tinglado y Casanueva aplaudiendo, el Mundial se celebró, con escasa repercusión fuera de Puertochico. No fue hasta después del Mundial cuando Casanueva se cayó del caballo y 'descubrió' que Rodríguez era un malgastador y un pésimo gestor. Pero Casanueva no dimitió, como hubiera sido lo digno, sino que fue cesada por Rodríguez. No es lo mismo que te vayas, a que te echen. Previamente, en 2013, Casanueva pretendió que la Escuela de Vela del CEAR le fuera adjudicada a la Federación Cántabra, que ella presidía y Rodríguez se lo concedió, ante la oposición del director del CEAR.

La gestión fue otro desastre, con la oposición de los padres de los alumnos, manifestaciones en los medios, un descenso del 50 por 100 de las matrículas, cancelación de clases por falta de monitores ... En fin, un desastre. Parece que Casanueva no ha olvidado que Abascal se opuso a su pretensión y ahora le pasa factura, cesándole, sin justificación. Lo que parece ignorar la presidenta de la RFEV es que las venganzas personales no deben financiarse con medios públicos, como acostumbran a hacer algunos políticos. Ahora, la presidenta de la RFEV, que no ha designado director del centro, parece que quiere ponerse ella misma al frente del CEAR (¿con qué méritos?, ¿con qué cualificación?) y así gestionar los 150.000 euros anuales que ponemos todos los cántabros, a través de las subvenciones del Gobierno y el Ayuntamiento de Santander. No quiere cobrar, pero quiere 'administrar'.

En el CEAR, la Federación Española pone la bandera y, poco más. La financiación corre a cargo del CSD, Gobierno de Cantabria y Ayuntamiento de Santander. Los que pagan, en cualquier sitio, siempre tienen algo que decir. ¿A qué esperan para impedir este atropello los que financian el CEAR? Abascal tiene un extraordinario palmarés deportivo (primer oro olímpico de la vela), pero su gestión, primero al frente del Centro de Alto Rendimiento de Palamós y luego en el CEAR de Santander, desde su creación, ha sido de enorme utilidad para la vela española. Ahí están los títulos, que acreditan a la vela como el deporte olímpico español con más medallas. Jan, además de un gran regatista, ha sido un excelente gestor, un gran preparador y, sobre todo, una persona conciliadora, lo que ha permitido que un deporte minoritario como la vela haya cosechado los triunfos que ha tenido. Lo grave es que cuando Jan Abascal, un mito de la vela y el deporte cántabro, pasea por la calle estos días, la gente le para y le felicita por su 'ascenso'. Y él, que es, sobre todo, buena gente, se limita a agradecer el gesto de sus paisanos y silencia su decepción. Unos ciudadanos que, conviene que estén informados de lo que pasa, que empiecen a salir de su letargo y decir: ¡basta ya'

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