Tenis | ATP Finals
El talón de Aquiles del tenis español: por qué se atraganta la Copa de Maestros
La pista y la altura de la temporada: tenistas nacionales debaten sobre las dificultades de un torneo prestigioso que solo Orantes y Corretja han conquistado, por ahora, en individual masculino (Muguruza fue maestra en 2021)
Alcaraz, autocrítico: «He tirado demasiados puntos fuera a la primera, eso Djokovic no lo hace»

«Si quiero ganar este torneo algún día, tengo que aprender a llegar en mejores condiciones, sobre todo mentales», admitía Carlos Alcaraz tras caer en su estreno de las ATP Finals contra Alexander Zverev. Exponía el murciano un mal que inyecta este torneo a ... los tenistas españoles. Desde la primera edición (1970), han pasado, en individual, Manuel Orantes (seis ocasiones), José Higueras (3), Emilio Sánchez Vicario (1), Sergi Bruguera (3), Alberto Berasategui (1), Carlos Moyá (5, final en 1998), Albert Costa (2), Juan Carlos Ferrero (3, final en 2002), Tommy Robredo (1), Álex Corretja (2), David Ferrer (7, final en 2007), Fernando Verdasco (1), Rafael Nadal (11, final en 2010 y 2013, Federer y Djokovic), Pablo Carreño (1) y Alcaraz (1), y solo Orantes, en 1976, y Corretja, en 1998, se hicieron maestros. (Y Garbiñe Muguruza en 2021).
«Es un cúmulo de circunstancias: el año es muy largo y exigente, aunque eso, es verdad, afecta a todos», señala Pato Clavet a ABC. Nadal es el ejemplo de ese desgaste a final de curso. Disputó once ediciones, pero se clasificó para 17: seis bajas antes de jugar, y en 2017 solo disputó un encuentro, contra David Goffin, antes de retirarse por otra lesión.
Tanto Clavet como Albert Costa, que participó en las ediciones de 1998 y 2002, apuntan otra clave: «Más allá del calendario, si no ha habido mejores resultados ha sido, básicamente, por la superficie: es 'indoor' y bastante rápida», señala Costa. «No eran las condiciones favoritas para los españoles. Hay pocos torneos para prepararse y muchos de los que se clasifican son especialistas en esta superficie», añade Clavet. Y los dos dejan claro: «Si el torneo se jugara en cemento o en tierra batida...».
No obstante, se estuvo cerca de ampliar la vitrina, pues Juan Carlos Ferrero llegó a la final en 2002; David Ferrer, en 2007, y Nadal, en 2010 y 2013. Pero ahí estaban Hewitt, que venció al de Onteniente; Federer, que aguó las fiestas del de Jávea y la primera del balear, y Djokovic, la segunda. La maldición.
«Que solo lo hayan ganado Orantes y Corretja dice de la dificultad. Son los ocho mejores; la mayoría repite, lo que significa que los que llegan no son flor de un día, sino de tener una carrera consolidada», remarca Clavet. Es decir, una competición única y exclusiva. Y así lo recuerda Costa: «Jugar el Masters era todo un lujo. Es un torneo muy especial, y muy diferente. Tienes tu propio vestuario, un chófer para ti toda la semana... El trato al jugador es el mejor de todo el año, mucho más individual. Normalmente son 64 o 128 tenistas, y aquí eres el centro de todo, te sabes entre los ocho mejores del mundo».
Único
De Shanghái se queda con la foto de familia con el traje tradicional chino: Agassi, Federer, Hewitt... Y ver que la pista no tenía los pasillos de dobles. Todo diferente y fuera de lo normal para acoger a los tenistas extraordinarios.
De ahí que conquistar este título pueda marcar una vida profesional. Recordaba estos días Álex Corretja lo que supuso para él conquistar este trofeo en 1998: empezó a ser más reconocido y comprendió que había roto una barrera porque ya no era solo Roland Garros el lugar del éxito del tenis nacional. «Ese lunes, al llegar al aeropuerto de Hannover, me vi en la portada del ABC, La Razón, El Mundo, El País… ¡no me lo podía creer!», explica en una entrevista en Eurosport. Su amigo Costa lo rememora así: «Fue en Hannover, participé en aquella edición jugando dos partidos al sustituir a Marcelo Ríos, que se lesionó. Álex estaba jugando a un grandísimo nivel, ganó a Moyà, en una reedición de la final de Roland Garros (que ganó el mallorquín) y remontando los dos primeros sets. Para el tenis español fue espectacular. Ese triunfo ayudó a confiar en que podíamos hacer grandes cosas en otras superficies». «Fue un hecho histórico, tuvo un eco y un mérito extraordinarios», subraya Clavet.
Los dos aseguran que ojalá estuviera en sus vitrinas un trofeo de las ATP Finals, como se denomina ahora, pero Costa, si le dieran a elegir, preferiría haber ganado un Grand Slam. «Quizá por la historia que tienen los grandes, los tenistas tenemos más ilusión por ganarlos. Pero no hay duda de que el Masters es el quinto y es importantísimo para la carrera y el currículo profesional de cualquier tenista», zanja Clavet. El prestigio.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete