Sinner sigue imparable en la Copa de Maestros: desespera a Fritz y hasta sonríe

Así terminó Fritz, elevando los brazos al cielo en cada error porque eran mínimos, por milímetros, obligado jugar al límite si quería tener alguna opción, pero suficientemente grandes como para permitir que el italiano se llevara esta segunda victoria del torneo a su casillero.

Pegador uno y otro, más firme que nunca el estadounidense, hubo debate de fondo a fondo sin que ninguno se permitiera ni un respiro ni permitiera un centímetro al rival. Pero la diferencia, aunque de apariencia parezca poca, en realidad es un mundo: la templanza o la confianza o la agresividad, se llame como se quiera, o todo junto a la vez. En el límite de los juegos, donde se demuestra el verdadero crecimiento, la verdadera semblanza, Sinner es la apuesta segura.

Ya en el octavo juego tuvo ese puntito más de arrojo, y Fritz ese puntito más de miedo, que permitió al primero tener dos bolas de rotura. Este Fritz no es aquel que tembló ante un lesionado Rafael Nadal en los cuartos de final de Wimbledon 2022 y salió del paso. Pero Sinner ya estaba ahí, ya había encontrado el temor del rival y volvió a hacerle temblar en el décimo juego: otras dos bolas de rotura ante las que Fritz acabó por palidecer. Justo, ahí, donde el break no solo era un break, sino el set entero.

Supo Fritz en ese momento que el partido doblaba la dificultad. Que de energía va sobradísimo Sinner y más si vuela con el resultado a favor. Ahí empezaron los aspavientos. Los dientes apretados. La rabia de los milímetros demasiado largos. El mismo guion para el mismo resultado. Porque a Fritz le aguantó de nuevo el tipo durante los primeros ocho juegos, tremendo el desgaste del estadounidense ante esta versión impertérrita del italiano, pero siempre hay algo más en Sinner que destroza cualquier defensa, cualquier moral, cualquier punto por bueno que uno lo dirija. Es Sinner el que acaba por firmar el final.

Tan explosivo, encantado de jugar en casa, intenso, que hasta se desmarcó con un dedo a la oreja después de firmar el punto del partido, un passing con revés paralelo que solo él vio capaz de ejecutar. Al siguiente juego, con 5-4 y al resto, los milímetros volvieron a ser enormes.

Milímetros dentro para Sinner, milímetros fuera para Fritz, que acabó temblando con su servicio, desesperado ante un italiano capaz de devolver el 95 % de sus primeros saques, capaz de doblegar la defensa más firme, al rival más entero. Segunda victoria sin tacha para él en esta Copa de Maestros que pinta todavía más a su gusto.

En el partido de sobremesa, Daniil Medvedev firmó una brillante victoria (6-2 y 6-4) ante Alex de Miñaur.