Tenis
Nueva York, más abierto que nunca
US Open
Serena Williams se comerá la atención mientras aguante en el último Grand Slam del año. El resto, sin favoritos absolutos
![Serena Williams, durante un entrenamiento en este US Open](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2022/08/28/williams-afp-R9VVhpp4iIEC99DzjKhzzgP-1240x768@abc.jpg)
Serena Williams se despide del tenis en Nueva York, el territorio donde es ídolo. No está en las quinielas de nadie para ganar y se nota en los precios para ir a verla hoy en su debut. Más de trescientos dólares la entrada más ... barata, arriba en el gallinero del estadio más grande del circuito de tenis, desde donde solo se intuye el vuelo de la pelota. En las filas cercanas, donde se ve la pelusa amarilla despegarse de la bola y se escucha el chirrido de las suelas de los tenistas, se pagan varios miles de dólares por asiento.
Son precios de reventa, que es legal en EE.UU., y parte de la afición, ya con el agua al cuello por la inflación disparada en el país, ha puesto el grito en el cielo. Entre el desplazamiento, el perrito caliente y la cerveza, se escapan cuatrocientos dólares. Así que muchos fanáticos se tendrán que perder la noche histórica, el discurso inspirador y emotivo, el vídeo con los 23 títulos de Grand Slam, las lágrimas. Y si Williams, contra pronóstico -estreno hoy con Danka Kovinic-, consigue pasar varias rondas, será la locura, sobre todo en la reventa.
Una cuarta parte de lo que cuesta ver a Serena -ochenta dólares- es lo mínimo que hay que pagar para ver mañana a Rafael Nadal en su debut. Y no le falta categoría histórica a la participación del español en Nueva York. Hace cuatro años, Williams llegó como favorita a la final que le daría su Grand Slam número 24, con el que alcanzaría por fin a la australiana Margaret Court. Naomi Osaka, que irrumpió en aquel torneo, la dejó sin récord. Ahora Nadal tiene la oportunidad de sumar 23 'grandes', igualar a Williams y abrir algo más de brecha con Novak Djokovic, que tiene 21.
Con Nadal, hay razones para el optimismo y para el pesimismo. Es indudable que las ausencias de Djokovic -EE.UU. exige estar vacunado a todos los extranjeros que entran en el país y él ha optado por no hacerlo- y de Alexander Zverev por lesión despejan mucho el cuadro. Parte como favorito porque el mallorquín se ha hartado de dejar mal a quienes no le dan como tal y porque este año -victorias en Australia y París, retirada en semifinales en Wimbledon- ha demostrado que si está sano compite al máximo nivel. Las dudas, sin embargo, son inevitables después de su lesión abdominal en Londres y de caer en primera ronda en Cincinnati hace unos días, lo que le ha dejado sin poder rodarse en pista dura. «Una lesión de abdominales es difícil de gestionar, es un sitio en el que necesitas flexibilidad. Pero con una cicatriz al principio no es fácil, existe el riesgo de tener una rotura. Tengo cuidado con el saque, la verdad, pero en general entreno con un alto nivel de intensidad y estoy bastante feliz con mi nivel. Llevo dos semanas en el Tour, entrenando cada día, jugando sets cada día en los últimos cinco días. Eso me ayuda», corroboró.
Como con Nadal, hay razones para confiar y desconfiar con el resto de favoritos. Daniil Medvedev llega como número uno y como defensor de título; pero también en un año mediocre, con un solo título, y agitado por lesiones y por su ausencia de Wimbledon como castigo a los deportistas rusas por la guerra de Ucrania.
A Carlos Alcaraz, que asombró al mundo en el US Open del año pasado, se le ha enfriado la temporada después de empezar como un huracán, con victorias en los Masters 1.000 de Miami y Madrid; ahora tiene una oportunidad para reivindicarse en los grandes escenarios y un cuadro asequible hasta unas hipotéticas semifinales con Nadal. «Quiero apartar todas las expectativas puestas en mí, disfrutar y seguir jugando como el Carlitos de siempre. Mi objetivo será disfrutar. Creo que si hago eso, tendré un buen resultado. Me siento más fuerte que el año pasado. Este año hice cuartos de final en Roland Garros, he jugado partidos largos y duros contra los mejores jugadores. Creo que estoy más preparado para este torneo que el año pasado», anunció.
Es difícil colocar como favorito a Stefanos Tsitsipas, cuarto cabeza de serie, que nunca ha ganado un título en pista dura; pero viene de imponerse de forma excelente en esa superficie a Medvedev en las semifinales de Cincinatti y quizá este sea su año.
Pero los aspirantes van mucho más allá de estos cuatro nombres: está Casper Ruud, que lleva una temporada oscilante desde su final en Roland Garros; también Nick Kyrgios, que encontró su mejor tenis este verano -final en Wimbledon, victoria en Washington- y habrá que ver si le dura; o jóvenes que en algún momento despuntarán, como Felix Auger-Aliassime o Jannik Sinner; o, por qué no, Pablo Carreño, que nadie habla de él pero ha estado dos veces en semifinales en Nueva York y viene de ganar un Masters 1.000, el de Montreal, este verano.
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Si el cuadro masculino está abierto, el femenino es una lotería. El año pasado, dos con las que nadie contaba, Emma Raducanu y Leylah Fernández, se metieron en la final. Este año podría pasar algo similar y no se puede descontar que alguna española -Paula Badosa es la cuarta favorita y debuta con Lesia Tsurenko; Garbiñe Muguruza, la novena, debut con Clara Tauson- aprovechen que, más que nunca, el US Open está para quien lo quiera coger.
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