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Tenis

Los estadounidenses resucitan en Nueva York dos décadas después

US Open

Los cuartos de final en Nueva York arrancan con la participación de tres estadounidenses: Francis Tiafoe, Taylor Fritz y Ben Shelton

Alcaraz: «Me siento distinto, más maduro»

Francis Tiafoe, una de las atracciones del US Open REUTERS
Javier Ansorena

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

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El lunes era festivo nacional en Estados Unidos, Labor Day, el día dedicado a los trabajadores. El olor tostado de las barbacoas de las explanadas de Flushing Meadows, adyacentes a las canchas del Abierto de EE.UU., se sentía en la llegada a la segunda jornada de octavos de final. En las últimas dos décadas, los trabajadores yanquis de la raqueta han tenido poco que celebrar: ese es el tiempo que ha pasado desde la última vez que un compatriota ganó un torneo de Grand Slam.

Fue Andy Roddick, jugador de andar nervioso y saque temible, que ganó en 2003. Fue el canto de cisne del tenis estadounidense masculino en la escena mundial. Pero una nueva generación de jóvenes talentos parece estar lista para acabar con la racha. Una nueva muestra está en los cuartos de final aquí en Nueva York, que arrancan este martes con tres estadounidenses: Francis Tiafoe, Taylor Fritz y Ben Shelton.

Los tres van por la parte de abajo del cuadro, lo que asegura que habrá al menos un semifinalista -Tiafoe y Shelton se enfrentan en cuartos, uno de los partidos más atractivos del torneo-, pero tienen en el camino al rival más duro para llegar a una hipotética final: Novak Djokovic.

La posibilidad de que este US Open sea el final de la travesía en el desierto es improbable; además de Djokovic, hay otros jugadores con más favoritismo a priori, como Carlos Alcaraz o Jannik Sinner.

Pero la acumulación de estadounidenses en los cuartos de final muestra la recuperación de un país que lo fue todo en el mundo del tenis y que había caído en la depresión. Incluso en el torneo en el que juegan en casa. Desde 2005, cuando llegaron a esta ronda André Agassi, James Blake y Robby Ginepri, no había tres estadounidenses en cuartos de final.

La sequía americana era algo desconocido en el mundo del tenis, un país acostumbrado a encadenar dominadores del deporte durante su historia, una dinastía de campeones que parecía interminable. Billie Jean King, Jimmy Connors, John McEnroe, Chis Evert, Monica Sales, André Agassi, Pete Sampras… Este último -se creyó que nadie superaría sus catorce 'grandes'- se retiró días antes de que Roddick empezara a competir para ganar ese último Grand Slam estadounidense en 2003.

Dominio femenino, desastre masculino

El dominio en el cuadro femenino de Venus y, sobre todo, Serena Williams quizá ocultó el desastre en el tenis masculino. Pero en la retirada de Serena es cuando empezó a alumbrarse el relevo. Eso ocurrió el año pasado, la misma edición en la que Tiafoe se coló en semifinales -Alcaraz le paró los pies en un partido eléctrico y de cinco sets- y que también vio cómo su heredera, Coco Gauff, al igual que este año, llegaba a los cuartos de final.

La explicación más fácil para entender el socavón en el tenis masculino estadounidense es el fenómeno del 'Big Three', los tres grandes. En las dos últimas décadas, Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic han dominado el tenis mundial.

Pero es cierto que, precisamente aquí en Nueva York, es donde, por falta de forma o incomparecencias de diferentes razones, han abierto más la mano a otros campeones. Durante la sequía estadounidense, han ganado el Abierto de EE.UU. Juan Martín del Potro, Andy Murray, Marin Cilic, Stan Wawrinka, Dominic Thiem y Daniil Medvedev.

Algunos en EE.UU. han criticado la falta de hambre de los tenistas estadounidenses, peores entrenadores y sistemas de competición que en la otra orilla del Atlántico. Había complacencia después de décadas de dominio, y el resto de países en especial del este de Europa, pero también otros como España, se les habían subido a las barbas.

La Asociación de Tenis de EE.UU. (USTA, en sus siglas en inglés), el organismo regulador del tenis estadounidense, decidió cambiar esa dinámica. Puso el programa de entrenamiento y formación de tenistas en manos de Patrick McEnroe, extenista profesional y hermano de uno de los grandes campeones patrios.

La USTA invirtió en el tenis formativo, expandió sus instalaciones en Florida hasta conseguir un campus espectacular, con 98 pistas de tenis. Por allá coincidieron, como adolescentes, Tiafoe, Fritz y Tommy Paul, otro estadounidense que ha avanzado hasta octavos. También Ben Shelton, sensación del torneo (eliminó a Paul), con un saque descomunal que llega a los 240 kilómetros por hora.

Los resultados están llegando ahora. Fritz y Tiafoe están en el 'top 10' del mundo, algo que no ocurría para dos estadounidenses desde 2010 ¿Será todo esto suficiente como para volver a levantar un trote de un 'grande'? La respuesta está en el cemento azul y rápido de Nueva York.

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