Tenis
Djokovic sobrevive a un soberbio Musetti pasadas las tres de la madrugada: «¿Quién duerme ahora? Vámonos de fiesta»
El serbio, exigido al máximo por el italiano, triunfa tras un maratón de cinco sets y cuatro horas y 28 minutos (7-5, 6-7 (6), 2-6, 6-3 y 6-0) y que ya es el partido que más tarde acaba de la historia de Roland Garros
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A las tres y siete minutos de la madrugada, levanta los brazos Novak Djokovic, que guarda respeto por el rival y casi no tiene fuerzas ni para celebrar en ese instante que ha sobrevivido a un soberbio Lorenzo Musetti después de cinco sets (7-5, 6-7 (6), 2-6, 6-3 y 6-0) y cuatro horas y media de juego de altísima intensidad. Después sí despertará a todo París con un grito de rabia, júbilo y alivio. Un Novak Djokovic, con 37 años, que se clasifica para octavos de final con doble registro para la historia: alcanza los triunfos de Roger Federer en un Grand Slam (369) y protagoniza el partido que más tarde acaba en la historia de Roland Garros. «Quizá es el mejor partido que he jugado nunca aquí, el más emocionante», dirá después el serbio intentando recuperar el aliento.
Roland Garros
Tercera ronda
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7 | 6 | 2 | 6 | 6 |
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5 | 7 | 6 | 3 | 0 |
Se han olvidado ya los tiempos en los que las nueve y media de la noche señalaba el final de la jornada en París. Con focos y techo, el tenis sigue sin descanso hasta que los tenistas quieran. En la noche del sábado, fiesta mayor en la Philippe Chatrier, donde no se mueve un alma a pesar de que la lluvia había atrasado toda la jornada y el Djokovic-Musetti, programado para el horario nocturno de las 20.30, empezó más allá de las diez y media de la noche.
Nadie se quejó, no obstante, como tampoco nadie se movería en las siguientes cuatro horas y media. Imposible despegarse del espectáculo que ofrecieron el serbio y el italiano, máximo esplendor de tenis, entrega y potencia.
Sufrió Djokovic lo indecible, cuando a priori había mostrado ante Carballés que ya estaba listo para cualquier faena en el ruedo. Pero no esperaba un Musetti tan descarado y perfeccionado que lo sorprendió plantando cara en cada punto. Peleado fue el primero, y desquiciante para el serbio fue el segundo, que se puso 4-1 arriba y vio cómo Musetti iba anulando su ventaja poco a poco. Incluso tuvo una bola de set, pero el italiano se negó a cederle el paso tan pronto. En el desenlace, un mordisco de los buenos al orgullo de Djokovic, el maestro de los tie breaks entregaba el mando con una doble falta.
Es un Djokovic que baja el nivel un mínimo y comete errores (47 por 34 de su rival), pero que no cede a pesar de la dificultad, un Musetti que también estuvo más fino en ganadores (53 por los 44 del serbio) y que se mostró por momentos «impenetrable». Muy bien con el servicio, impidió que el mejor restador del circuito pudiera hacerle daño por ese lado. Y en los intercambios, igualdad absoluta, pues al revés afilado de Djokovic respondía a una mano el italiano, igual de convencido y convincente que su rival.
Pero la mayor experiencia del serbio y un cambio de ritmo en el cuarto set, hizo que el partido se decantara hacia su lado.
Ya pasadas las tres de la madrugada, un resto ganador de Djokovic cruza la Chatrier y enciende al personal, que contempla cómo el serbio sigue con el hambre por las nubes, y con una energía que va más allá de este partido. «Voy a hablar en francés porque os lo merecéis. Lo primero, mi gran felicitación y respeto por Musetti. Es una pena que haya perdido, pero uno de los dos tenía que perder esta noche, o esta mañana. Ha sido una gran batalla, ha estado muy muy cerca de ganar. He tenido un poco de suerte al principio del cuarto set porque él era quien estaba jugando mejor en ese momento. No encontraba soluciones para su juego, era impenetrable. Todo lo que hacía lo hacía excelente y yo estaba sufriendo mucho. Por eso quiero daros las gracias porque habéis sido vosotros los que me habéis dado la energía en el 2-2 del cuarto set; a partir de eso, me he convertido en otro jugador. Muchísimas gracias».
Lo único que lo levanta por las mañanas para entrenar son estos Grand Slams por los que lucha para ser el más grande de los más grandes. Estuvo como adormecido en estos meses, pero esto es Roland Garros, y la opción del título 24. Cansado, pero alegre, consciente de que estuvo muy cerca de perder en octavos y alejarse de ese sueño que persigue, el serbio finalizó: «Es increíble que vosotros todavía estéis aquí, ¿qué hora es? Las tres de la madrugada. Incluso hay niños, ¡deberías estar durmiendo! Es broma, muchísimas gracias. ¿Y ahora quién duerme? Imposible dormir ahora con toda esta adrenalina. Si tenéis alguna fiesta, voy con vosotros».
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