DESPUÉS DEL... TENIS
Vivi Ruano, del dobles a la mitad
Tras dos platas olímpicas y diez triunfos de Grand Slam, la madrileña sigue vinculada al tenis (entrena y dirige torneos), pero sin viajar. La familia, lo primero
MIGUEL HERNÁNDEZ, EL ORO DEL '92 QUE SE HIZO PROFESOR DE PRIMARIA
!['Vivi' Ruano, en su época de doblista, y ahora como entrenadora en el Club Deportivo Somontes](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2024/06/24/VIVI-RUANO-RjcXVmIlKcU5k62kCLw8eFP-1200x840@diario_abc.jpg)
Que iba a ser una deportista de élite se sabía desde el principio. Lo vio primero Jesús Carballo, el histórico técnico de gimnasia, que la tuvo a su cargo hasta los nueve años. En ese momento una enfermedad reumática y la dificultad de cruzarse ... la ciudad a diario hizo que se cambiara al tenis. El club Brezo Osuna le pillaba cerca de casa y, su hermano Juan Ramón, que ya destacaba con la raqueta, fue un apoyo fundamental. «Él es mayor que yo y fue mi entrenador hasta que tuve 22 años, cuando se fue a Santander y ahí sigue de director en La Magdalena», comenta orgullosa Virginia Ruano (Madrid, 21-09-1973).
Ya centrada en este deporte, no tardó en descubrir que ahí iba a estar su futuro. «Empezaba a destacar en los campeonatos de España alevines e infantiles y se me abrían las puertas también en el extranjero. Entonces me llevaron becada a Alcira y allí me centré en el tenis, pero sin dejar de lado los estudios. De hecho, pude estudiar el BUP a distancia, aunque sin las facilidades que tienen los deportistas hoy en día», explica. De manera que llega el año mágico de 1992 y ahí ya se centró definitivamente en las pistas. «Hasta entonces era semi-profesional y en ese año la WTA me dio la licencia completa».
Llegó a la máxima categoría con mucho ganado mentalmente, pues la motivación la tenía en casa. Por compartir generación, Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez eran sus referentes. «Yo aún diría más; eran mi motivación desde pequeña, ya que Arantxa me lleva dos años y Conchi uno, de manera que coincidíamos en los Nacionales y siempre peleaba por ganarlas. Y luego como profesionales, sus carreras fueron espectaculares y fue un orgullo jugar con ellas la Copa Federación o los Juegos», recuerda. Efectivamente, fueron muchos años viajando por los torneos en una vida nómada que siempre le gustó.
En 1997 inauguró su palmarés individual en Cardiff, mas en el siguiente invierno austral de Hobart descubrió una modalidad que le cambió la vida: el dobles. Junto a la argentina Paola Soares estrenó una ruta triunfal que les llevó a ser las números uno del mundo en 2003-04 y a ganar ocho Grand Slam. En el total de 43 trofeos alzados en su carrera también tiene dos con Conchita Martínez y, en la última parte de su trayectoria, otros dos Roland Garros con Anabel Medina. «Pese a lo que digan las cifras y los éxitos logrados, yo nunca me he considerado una doblista», reconoce.
«En todas las citas jugaba individuales (cuenta tres en su esportón) e incluso mixtos (con Tomás Carbonell también triunfó en París). De hecho, algunos de mis mejores recuerdos son vencer a Martina Hingins en Wimbledon cuando era la número uno o llegar a los cuartos de Roland Garros donde caí contra Conchita; y ganar a las hermanas Williams en Roma en 2000 fue clave para darnos cuenta de que teníamos futuro en dobles». De cara al gran público lo más recordados son sus dos medallas olímpicas, en 2004 (con Martínez) y 2008 (junto a Medina), «unas imágenes imborrables, aunque siempre me queda la espinita de pensar que en Antenas se nos escapó», se lamenta.
En 2009 ya empezó a pensar en la retirada, pero fue por una lesión en el cuello en 2010. «El paso a la vida civil no fue fácil, porque cambias totalmente las rutinas, pero afortunadamente seguí ligada al tenis como comentarista, directora de torneos y entrenadora de base en el Club Somontes, pero lejos de la dinámica del tour. Quería formar una familia y descansar de tantos viajes. ¿Qué si he logrado mis objetivos? Pues creo que sí. Ahora soy muy feliz y cuando miro mis logros veo que no lo he hecho tan mal», finaliza la extenista.
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