Alcaraz, orden, control y derribo a Cilic en su estreno en Doha

Les toca a los dos encontrarse en este torneo, primera vez para el español en esta plaza, y no afinan con el servicio en sus respetivas primeras tandas. Un 'break' para cada uno que da comienzo el choque de verdad, el de los tiros paralelos del croata, el de los cambios de ritmo de Alcaraz porque Cilic tiene cuerpo para lanzar bombardeos con el servicio y la derecha sobre todo, pero le cuesta la agilidad para cambiar de postura, de altura y de mano. Sin embargo, las dos estrategias se anulan, manteniendo cada uno el fuerte levantado hasta el 3-3, cuando el español martillea las piernas del rival para ganarse cinco opciones de rotura.

Duelen los dos errores consecutivos con el 15-40 -un revés golpeado muy lejos que se quedó en la red, una dejada que llegó a destiempo-, pero no ceja el murciano, que logra a la quinta tambalear los 198 centímetros de altura de Cilic. A partir de ahí, tiene más este Alcaraz de 21 años que no deja pasar ni un solo pensamiento ajeno al partido. Lo demostró ya en Róterdam: ni una duda, ni una desconexión, ni siquiera cuando el choque estaba claramente hacia su lado. Continúa así en Doha, superior por tenis, control absoluto en la partida mental contra Cilic y contra sí mismo.

El croata, campeón del US Open 2014, es un tenista al que le va perfecta la definición de 'rocoso'. Un bloque de granito en el fondo que cuesta desbordar si no es atrapándolo en efectos de corto alcance. De dureza a dureza, el croata planta cara a pesar del primer set en contra. Ha pasado un 2024 complicado por una rodilla que se tuvo que operar en mayo, pero no ha perdido ni potencia ni hambre, que ganó en septiembre del año pasado el primer título después de tres cursos de sequía y le gustó la sensación.

Golpea con rabia en el segundo set, firme la torre de nuevo y hasta enfadado cuando no logra que su potencia no desarme a la primera a Alcaraz. Pero es que el murciano de potencia también sabe. Y la saca cuando debe, cuando lo necesita. Con tres bolas de rotura en contra que se ha ganado el croata en el octavo juego con mano dura y mucha intención para marear al rival. Pero ahí está Alcaraz, con tres saques salvadores para poner las cosas de nuevo en su sitio. Los despistes, ya lo decía Juan Carlos Ferrero, debían durar cada vez menos. Ya duran apenas un suspiro, para desánimo de Cilic en este caso, que siente que a pesar de todo, no puede hacer nada ante este Alcaraz sin dudas ni grietas ni espacios por los que adentrarse.

Sufre el español en ese octavo juego con su servicio, pero levantar las tres opciones de rotura no solo le dan alas a él, sino que desalienta definitivamente al croata, que cede ante el imposible de devolver los infinitos cambios de dirección y alturas y concede el 'break' en el momento más cruel, con 5-4 y saque para el rival. Dicen que siempre cuesta cerrar un partido, pero eso ya no le pasa a Alcaraz, a este que incluso tiene que afrontar una última bola de rotura porque Cilic se niega a hincar esa rodilla maltrecha. Pero este Alcaraz 2025 no se permite ni un solo pensamiento ajeno a la victoria. Orden, concentración, 17 ganadores y 20 errores, que todavía hay para mejorar, y un buen saque (70 % de puntos ganados con el primero, cuatro 'aces' y dos dobles faltas') para cerrar el puño y llegar a la segunda ronda con otra victoria de madurez y trabajo bien hecho, y no ante un cualquiera, precisamente. Lo que toca cuando toca.