Alcaraz derriba barreras: primer título en pista cubierta y primero de 2025

Alcaraz asoma en la final con energía y paso firme. Los puntos caen de su lado sin aparente dificultad, desplazado hacia ningún lado el australiano de madre española Álex de Miñaur. Es el ocho del mundo, pero da la sensación de moverse con cierto complejo frente al murciano, que saca el mazo y no perdona.

Ofrece Alcaraz buenas sensaciones para empezar, un break y y tres juegos de una tacada en trece minutos, mientras el australiano trata de aplacar lo que se le viene encima. Detiene la hemorragia De Miñaur con una rotura de servicio en el ecuador del primer set, que iguala el marcador.

Pero Alcaraz juega sin precipitaciones, sin dejarse llevar por la emoción de su derecha poderosa y devuelve el break a su adversario. En 34 minutos liquida la primera manga, 6-4 sin que denote un esfuerzo sobresaliente.

El español grita 'vamos' y cierra el puño en una constante pulsión de su ánimo. Es su manera de refrendar que el asunto va como debe, encarrilado según su gusto. Respira Alcaraz por la tirita rosa.

En el segundo set cambia la panorámica. De Miñaur se vuelve más agresivo, arriesga en los tiros, alcanza las líneas laterales y empieza a ver una luz cuando en el segundo juego de la manga logra el break.

Alcaraz se defiende, tiene que correr, apurar el paso y devolver. Le cuesta encontrar espacio para largar golpes ganadores frente a los cañonazos del australiano, mucho más aguerrido en la búsqueda de la victoria. Impone su ritmo De Miñaur, no llega la reacción del murciano y el segundo set va al rincón del australiano, 3-6.

En la manga definitiva el español muestra solidez mental y golpes decisivos. Juega con más profundidad, la pega duro y resiste el peloteo con De Miñaur. Es el australiano quien pierde la paciencia y se precipita ante la solvencia del rival.

El partido está igualado y puede decantarse hacia cualquiera, probablemente el que menos errores cometa. Alcaraz abre la llave de su victoria con una rotura de servicio para el 4-2 que resulta definitivo, porque los restos no se imponen a los servicios. De Miñaur afloja, aunque no se rinde, pero cae con honor, 6-2 en el set definitivo.