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Mutua Madrid Open

Alcaraz contra Alcaraz

El murciano reconoce que tiene que jugar con un golpe de derecha que va contra su esencia por precaución

Alcaraz despeja las dudas con un potente estreno en Madrid ante Shevchenko

Carlos Alcaraz ejecuta una derecha en su parido ante Shevchenko Aitor Martín
Laura Marta

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Se debate Carlos Alcaraz entre ser él y la precaución que le aconseja el equipo y su propio cuerpo. Ha estado un mes sin competir, desde los cuartos de final del Masters 1.000 de Miami, en la derrota contra Grigor Dimitrov. Se ha saltado las plazas de Montecarlo y Barcelona por las molestias que le aparecieron en el antebrazo derecho, cubierto por completo en el debut en el Mutua Madrid Open, donde ha disipado la incógnita de cómo llegaba a este torneo con un cómodo triunfo de apenas una hora ante Alexander Shevchenko.

«Ayer [por el jueves] fue el momento que decidí que podía jugar. Venía sin entrenamientos. Entrené en Barcelona para ver si podía competir y fueron tres pasos para atrás. Desde aquel domingo no volví a coger la raqueta hasta este lunes. Venía sin saber lo que iba a pasar, pero cada vez me iba viendo que no notaba nada en al antebrazo y subía la intensidad de los entrenamientos. Jugué un set contra Medvedev y decidí que podía jugar porque no notaba nada en el antebrazo», explicaba el murciano después de ese plácido primer partido en Madrid.

El defensor de la corona ha cogido confianza, aunque se le quede un poco lejos todavía pensar en ese tercer título que podría otorgarle un récord porque nunca nadie ha conseguido enlazar un triplete. Va paso a paso, obediente como es de lo que le diga su equipo: «La verdad es que no sé para que sirve la malla compresora, pero mi fisio me ha dicho que me lo ponga y yo me la pongo. Confío plenamente en él y yo obedezco. No he notado nada en el antebrazo, que es algo que ronda mi cabeza de si me va a doler. Me he sentido muy bien», analizaba después entre bromas. «Cada vez que entro quiero ganar, obvio, pero lo principal es no notarme molestias. A la mínima, dudo que pueda seguir. Si me siento bien, luego viene el juego, y luego, los resultados. Pero ahora quiero seguir sumando horas de competición».

Horas en las que ha tenido que deshacerse un poco de su ADN y adaptarse a esos dolores que a veces le pesan más en la cabeza que en el cuerpo: «Va en contra de mi esencia jugar más relajado porque me gusta darle potente. Pero prefiero jugar a esta intensidad, jugar con sensaciones, con la derecha prudente y hacia delante. Antes apretaba más de la cuenta y me perjudicaba. No le he dado tan fuerte, pero me ha ayudado. Lo importante es estar sano. He estado haciendo cosas para prevenir lesiones; estar sanos lo máximo posible mientras intento hacer el cien por cien en cada torneo».

Le hubiera gustado tener una mayor preparación en tierra batida para llegar en el punto álgido para Roland Garros, pero intenta concentrarse en el día a día para alcanzar ese cien por cien. El domingo le toca el brasileño Thiago Seyboth Wild, un rival «agresivo, que ha ganado a varios de los grandes». Y él mismo también comparecerá a veces en su lado de la red, a veces en el contrario: la potencia del Alcaraz de siempre contra la precaución del Alcaraz de hoy.

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