Un buen Rublev inclina a un errático Alcaraz en Madrid

Laura Marta

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01/05/2024
Actualizado a las 22:28h.

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Es un miércoles melancólico en Madrid. De madrugada se vivió la despedida de Rafael Nadal y por la tarde se despide del torneo Carlos Alcaraz. El defensor de la corona, sin chispa y con muchos errores, cede ante un buen Andrey Rublev (26 años y 8 del mundo), y, aunque afirma después que es una semana positiva, se deja en el estadio Manolo Santana un buen puñado de puntos y es el ruso quien jugará los cuartos de final este jueves, ante Taylor Fritz o Francisco Cerúndolo.

Comienza tenso y frío Alcaraz, como el día, en esta sobremesa de miércoles, tapado el techo porque hay amenaza de lluvia y la grada no se desprende del abrigo. No se desprende de los nervios, con un juego al resto en blanco y sorteando una primera bola de break de Rublev. Suelta el murciano los brazos y los hombros en su camino hacia la toalla tras superar el primer peligro. Comienza la retahíla de «vamos» desde su palco y las indicaciones de Ferrero. Por la frialdad de su pupilo y por la puesta en escena del ruso, con restos larguísimos que incomodan al español.

Va poco a poco Alcaraz soltando lastre. Empieza a leer los primeros servicios y está preparado con el bote pronto. Y activa esa otra derecha que ya se ha acostumbrado a ejecutar y con la que se ha convencido de que también mortifica a sus rivales. Con una de esas largas, blanditas, altas y dañinas consigue desbaratar la estrategia al ruso y concederse una primera bola de break que él sí confirma.

Rublev, 26 años, 15 títulos y top ten desde octubre de 2020, salvo dos semanas en agosto de 2022, tiene un patrón casi único de juego que consiste en pegar duro, fuerte, rápido, que logra quitar tiempo de reacción al rival, pero que también le niega soluciones si el oponente, como hace Alcaraz, aprende a utilizar la velocidad del ruso en beneficio propio. O bien para doblar la potencia o para frenarla. Y el español en ducho en ambas opciones. Incluso con una tercera en la que es maestro y enreda al ruso, todavía contenido pero tenso con cada dejada con las que Alcaraz le regala.

No le hace falta a veces a Alcaraz hacer nada de eso, ya se lía Rublev él solo. A punto está de conceder el set con su propio servicio porque no se esperaba que el español fuera a llegar a dos pelotas imposibles para el resto de los mortales. Pero llega y el remate del ruso golpea antes en la valla que en el suelo. Todavía calmado, no obstante, supera sus propios errores y se mantiene en pie. Al menos, un juego más, porque Alcaraz, a pesar de que también fluyen los nervios, una doble falta, se contiene con su saque y sentencia el primero en 42 minutos.

Son famosos las desconexiones de Rublev cuando no le salen las cosas, raquetas rotas, momentos tensos con el público, pero el ruso es una estatua en cuanto a sus emociones. Comedido en sus expresiones, limitada su concentración al partido, no parece acusar el golpe del primer set. Antes al contrario, luce más centrado incluso que en el primer parcial y mete presión en Alcaraz, que sufre no ya un despiste sino un apagón con el que concede mucho más de la cuenta. Y este Rublev no perdona.

Intenta animarse el murciano, sacar la sonrisa, pero es algo forzada porque es así como está jugando, sin soltura y envuelto en mil errores que lo llevan a un 1-4 peligroso. No por el marcador en sí, sino porque las sensaciones no son buenas, por muchos puños que saque cuando levanta un 0-40 para evitar el 1-5 y saque del rival.

Rublev, que perdió contra el español en el único precedente, la round robin de la Copa de Maestros del año pasado, esconde su versión más disparatada y muestra la más centrada, con un objetivo único de compensar el set perdido. Ni siquiera cuando tiene una discusión con el juez de silla al considerar este que el ruso borró una marca de un saque del español y, con ese gesto, renunció a pedir el ojo de halcón. Después de unos segundos de contraste de pareceres, el ruso completa su gran actuación en el segundo parcial y fuerza el del desenlace.

«Levántate ahí, ¿eh?», le grita su entrenador, Fernando Vicente, en perfecto español. Al otro lado, Juan Carlos Ferrero hace indicaciones por señas al murciano. Pero es el ruso el que atiende mejor, rotura para empezar y complicar la tarde a Alcaraz, que sigue sin encontrarse, dos dobles faltas, 15 errores de derecha y de revés.

Sufre Alcaraz, nervios como en días previos, y a un Rublev demasiado firme para el gusto del público. Intenta el de El Palmar derribar la firmeza del ruso con dejadas, y muchas salen, resoplidos porque le dan alivio y lo salvan de una buena, no todas funcionan. Aunque desde su palco no dejen de insistirle en que siga, que siga, que siga, le cuesta un mundo sacar adelante sus servicios.

No le llegan los ánimos ni el tenis, desacertado desde el fondo. Él mismo lo señala en conversaciones con su palco: «No puedo, no puedo». Y Rublev sigue a lo suyo, empeñado en prevalecer sobre el defensor de la corona. cumple a rajatabla con su parte: subir el nivel del primer set y consolidarse desde el fondo. Es un break que logra tras otro hasta que con otro saque estupendo confirma la victoria y empaña una tarde que ya era melancólica en la Caja Mágica. En la madrugada del miércoles se despidió a Nadal; en la tarde, es Alcaraz el que dice adiós.

Apenas unos minutos después de que Carlos Alcaraz cayera en su partido ante Rublev, era el italiano Jannik Sinner quien anunciaba que se daba de baja en el torneo madrileño por molestias en la cadera derecha. El número 2 del mundo no salta a la pista, por tanto, este jueves ante Felix Auger-Aliassime, que pasa directamente a semifinales.