Montañés se hace el haraquiri

La situación era inexplicable, con Fabio Fognini totalmente cojo , resignado e incapaz de correr porque le falló la pierna izquierda en un saque. El partido estaba 7-6 y 15-30 a favor de Albert Montañés, que ya antes había desparovechado la oportunidad de cerrar el pase a cuartos de final cuando tenía servicio con 5-3 en el quinto. Pero al catalán le dio miedo ganar , tanto que se hizo el haraquiri ante un rival que no existía. Al final, 6-4, 4-6, 6-3, 3-6 y 11-9 después de cuatro horas y 22 minutos. Un calvario para el español, 38 del mundo.

Montañés gritaba mirando a su gente porque no entendía nada de nada. Fognini, el 49 de la ATP, se reía porque tampoco se lo explicaba. Era incapaz de aguantar un peloteo, pero el español le tiraba las bolas al cuerpo, no le movía, y ahí imperó la muñeca del italiano , tenista de espejo con talento y movilidad, y los nervios del tarraconense. Había desaprovechado cinco pelotas de partido y encima perdió su saque para darle ventaja al enemigo, que se adelantaba 10-9 y saque. Fognini se las jugaba todas, alentado por su bella novia desde la grada, beneficiado por la cinta en momentos trascendentales. 40-0, tres pelotas de partido. Desperdició dos, pero a la tarcera se ganó el aplauso de la Suzanne Lenglen, que tiene nuevo ídolo.

El pulso, hasta el momento, fue igualadísimo, repartidos los puntos a partes iguales, idénticos los tanteos de los parciales. En el quinto, se estiró Montañés, que parecía mucho más entero, pero la altura le dio vértigo . Fognini, una vez sintió los calambres en su muslo izquierdo, parecía que no quería ganar ya que apenas notó mejoría después del tratamiento en pleno juego, sacando a menos de 130 kilómetros por hora. Montañés, tampoco. Se ofuscó tanto que fallaba bolas imperdonables. Él mismo se lió y cayó en la trampa, al tiempo que Fognini saludaba atónito desde su nueva condición de héroe, vendada su pierna, encantado con el minuto de gloria. La cara de Montañés, un poema .