Entrevista
Muguruza: «Soy mucho más comunicativa, los demonios los dejo antes»
La tenista, más madura y más centrada después de este atípico 2020, admite que ahora se toma las cosas con otra perspectiva, pero lo que no cambia son sus retos: «Quiero seguir ganando trofeos»

Con 27 años, solo 27 años, Garbiñe Muguruza se siente ya una veterana, y además lo dice convencida en esta charla con ABC. «Empiezo a sentirme así, sí, sobre todo cuando veo a gente a la que no conozco por el circuito. Veo ... chicas muy jóvenes que están jugando superbién, que acaban de llegar... Y empiezas a ver que ya eres algo veterana...». Hay algo de resignación en esa sentencia, la nostalgia por el tiempo que se fue y nunca volverá, pero también aplomo y experiencia , que no es poca cosa para alguien a la que, permanentemente, se le ha reclamado estabilidad y regularidad, su cruz. Desde que asomó en el circuito, siendo entonces la promesa que después se consagró, Muguruza ha cargado siempre con esa exigencia, si bien es cierto que muchas veces le ha faltado la continuidad necesaria en lo deportivo y en lo emocional . Pero habla otra Muguruza, una Muguruza cambiada, más madura, más centrada, seguramente más realista. Después de este extrañísimo 2020, la española se ha mirado al espejo y ha visto más allá sin olvidarse del ayer, que también tuvo muchas cosas buenas. En cualquier caso, lo que quiere es olvidar el mal rollo, cerrar una etapa poco aconsejable y exprimir al máximo su buen tenis, el mismo que le dio dos Grand Slams y la llevó a la cima del mundo.
A Muguruza, como a todos, le pilló el coronavirus con el pie cambiado, pero lo entendió como una oportunidad para reordenarse. «Me cortó un año bueno, pero al que le iba mal también le cortó la oportunidad de mejorar. Al final, el año es igual para todos, un rollo para el que iba bien y para el que iba mal. Ya está, a todo el mundo le ha afectado, es un mal para todos», resume sin lamentos, de poco sirven ya. «Irónicamente, he aprovechado esta cuarentena para estar en casa, cosa que nunca pasa. También para descansar físicamente de los problemas que los deportistas tenemos. Y también experimentar y hacer cosas con tiempo . He sacado lo positivo y he aprovechado para estar en casa, para mí eso es una novedad. Y eso está bien», afirma la tenista.
En su casa de Ginebra, sin olvidarse del aspecto físico, intensificó su actividad en las redes sociales, mucho más abierta a hacer cosas y a conocer gente. Mantuvo charlas con deportistas como Ricky Rubio y Katie Ledecky e interactuó con sus seguidores, con casi 800.000 ya en Instagram. Además, invirtió en formación y se apuntó a cursos online de psicología, negocios e informática y, una vez se moderó la situación después de la primera ola, aprovechó para hacer un viaje con una amiga por Italia, cumpliendo con todos los clichés del buen turista: pasta, vino, fotos de rigor jugueteando con la Torre de Pisa... Después, inquieta como es, participó en un entrenamiento experimental de la Guardia Civil en Mallorca en el que buceó en una cueva completamente oscura simulando un rescate, descendió al mar desde un helicóptero y negoció los traicioneros secretos de las montañas.
¿Por qué hace estas cosas tan extremas? ¿Necesita evadirse?
Siempre me ha gustado hacer cosas que me emocionen, cosas interesantes, también difíciles. En Mallorca tuve una semana espectacular con la Guardia Civil, pude hacer actividades que normalmente no hago, veo otro tipo de perspectiva, otra mentalidad para afrontar momentos de presión... Yo, en realidad, me apunto a cualquier cosa, y eso me gustó mucho.
Para contextualizar, la entrevista con Muguruza se realiza en el Casino de Madrid poco después de que la tenista, embajadora de Caser, se ponga el delantal y acate las órdenes del chef Paco Roncero, quien le instruye para preparar un menú que, al menos en apariencia, tiene una pinta estupenda. «Yo siempre digo la verdad, y tengo que decir que lo ha hecho fenomenal. Estaba todo muy rico. Ha sufrido un poquito y ha hecho algo diferente a lo habitual», indica el cocinero. También en los fogones encuentra Muguruza una vía de escape, debilidad total por los dulces. «Necesitas hacer otro tipo de actividades que te alejen un poco del día a día, que es muy intenso. Es un deporte individual, muy psicológico, necesitas evadirte un poco y buscar cosas divertidas . A mí me ayuda mucho hacer actividades así, que me nutran de aire y de energía para cuando tenga que volver a mi trabajo, para volver más fresca». Es a partir de sus propias palabras cuando se intuye ese Muguruza renovada, así que la conversación transcurre por ese sendero de manera natural.
Parece mucho más tranquila
La experiencia, la experiencia... Yo creo que te vas estabilizando más emocionalmente, la perspectiva es diferente. Ya sabes cómo gestionar tus emociones, tus sensaciones... Lo que digo, la experiencia, es así...
Tanto que le han preguntado por la estabilidad o la regularidad...
Tarda en llegar. A una joven inquieta y con muchas ganas, con subidas y bajadas... Poco a poco vas estabilizándote un poco más y ahora, pues sí, puedo decir que estoy en una edad más veterana, ya no soy tan júnior. Y se nota.
¿Dónde estaba la estabilidad?
En muchas cosas. En malas experiencias, en haber sufrido el día a día, en malas derrotas, en buenas victorias... Un poco todo. Cambios de equipos, experiencias... Todo influye para que cada año evoluciones. Sobre todo las cosas malas que te afecten menos. Saber llevar todo con más tranquilidad es la clave para tener una salud mental en un deporte individual como este, para mantenerte estable, bien.
¿Respira más?
Sí, lo que antes era un problema ahora ya no lo es tanto. Es la perspectiva adecuada, pensar que esto se soluciona. Muchas cosas que me ayudan es hacer retos fuera, no tienen que ser de tenis. Retos difíciles que expanden mi capacidad a la hora de estar fuera de la zona de confort. Ahora, cuando no estoy cómoda, no estoy cómoda y ya está, no hay que asustarse ni ponerse nerviosa.
¿Ha trabajado la cabeza?
Siempre la he trabajado. A veces da más frutos y otras menos, pero siempre la trabajo, es muy importante. También tener talento, ¿eh?, las dos cosas son importantes. Pero cuando eres joven la mente es bastante más incontrolable y cuesta más controlar las emociones. Ahora la sigo trabajando, es un sinfín. Ser tu propio aliado exige un trabajo muy duro.
¿Comparte más sus inquietudes? Antes le llevaban los demonios...
Bueno, soy mucho más comunicativa, los demonios los dejo antes. Pero sí, comparto mucho más. Estoy más abierta a expresar cómo me siento sin miedo, eso lo resume muy bien.
Muguruza, ya en modo tenista, empezó la pretemporada con Conchita Martínez en Barcelona y ahora está en Marbella, donde comparte pista con varios jugadores (Feliciano López, Alejandro Davidovich...) y ha trabajado con un sparring. Se acaba de hacer público el calendario del primer tramo del curso y la actual 15 de la WTA empezará en Abu Dabi, pero no ha resultado sencillo trabajar a ciegas. «Es difícil porque yo me entreno durísimo y lo doy todo. Al no tener un reto específico, que no haya fechas muy precisas, torneos... Uno no sabe cuándo va al examen, que es la competición. Toca estar más tranquilos, tomártelo de otro modo y pensar que estás haciendo tus deberes, que te preparas y ya vendrá el momento en el que se compita. Hay que adaptarse».
Y entre reflexión y reflexión, palabras de admiración absoluta hacia Carla Suárez , con quien mantiene un trato casi diario y con la que se vio en Barcelona, donde la canaria recibe el tratamiento al linfoma de Hodgkin que se le diagnosticó. También esta noticia removió algo en Muguruza en lo personal. En la pista, el objetivo no cambia: «Seguir ganando y levantar trofeos, que es lo que más me gusta, viajar... Siempre tengo los mismos retos».
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