ATLETISMO
Julio Molina: «Si corro 19 veces más el Maratón de Sevilla, le arrebataré el récord a Johnny Kelley»
ZURICH MARATÓN DE SEVILLA
El incombustible corredor sevillano, que cumplió 65 años el 14 de febrero y acumula 123 maratones, es uno de 'los cinco magníficos' de la prueba hispalense, en la que siempre ha estado presente desde 1985
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Julio Molina es historia del Zurich Maratón de Sevilla, que este domingo cumple 40 ediciones. En todas, desde 1985, ha estado este sevillano que es uno de 'los cinco magníficos' de la prueba hispalense junto a Luis Caballero, Antonio Gelo, Eduardo Silva y Antonio González. ... Nunca ha fallado a la cita Molina, que desprende vitalidad, cumplió los 65 años el 14 de febrero, fue empleado de banca, ahora está estudiando Filosofía y siempre tiene algún reto pendiente. Un motivo para continuar entrenándose y divirtiéndose en ese paradigma de la superación que es la distancia de Filípides. El encuentro con ABC de Sevilla se produce, por cierto, en el campo de fútbol y atletismo en el que Zidane, Beckham o Raúl González rodaron en la localidad sevillana de Gerena un recordado spot comercial para la Eurocopa 2004.
-Queda ya poco para la 40ª edición del Zurich Maratón de Sevilla. Cómo ha pasado el tiempo desde 1985...
-Exactamente. Yo no me imaginaba que iba a estar 40 años corriendo un maratón. No me lo propuse nunca. Pero mira, ha sido uno detrás de otro, uno detrás de otro... Te va enganchando y creando una adicción, una necesidad.
-¿Tiene frescos los recuerdos de aquella primera edición?
-Sí, no de todo, pero de algunas cosas sí. Recuerdo, por ejemplo, que salíamos de la Avenida María Luisa, al lado del Prado, donde estaba el guardarropa, que eran una especie de perchas de nailon. Ahí se organizaba todo en una carpa que montaba el ejército. Y me acuerdo sobre todo de muchos coches pitando. En cada esquina había un atasco del copón y todo el mundo pitando porque no se estaba acostumbrado a que hubiera gente por la calle corriendo.
-Los avituallamientos no eran como los de ahora, ¿verdad?
-Claro. No había, era agua pura. Ahora hay isotónico, barritas y geles. Entonces, sólo agua. Recuerdo que la carrera salía de la Avenida María Luisa y tiraba por la Palmera, a la izquierda, donde había una discoteca que se llamaba La Recua. Allí giraba y había zonas muy deshabitadas. También llegaba al Polígono de San Pablo, tiraba para Santa Clara y también por el Polígono de la Carretera Amarilla. Allí sí que no había nadie. Y después, algo muy curioso, pasaba por la Alameda, que no es como ahora. Aquella zona estaba muy degradada. En torno al kilómetro 38-39 pasaba por la calle Joaquín Costa, donde se producían cosas muy curiosas. Y la llegada era muy diferente, justo en frente de la Plaza de España. Tenía su encanto. Antes de la fuente estaba la línea de meta y eso sí que era un gustazo porque, si hacía solecito y estaba pulverizando agua, te tumbabas al lado y ahí te quedabas con el agüita.
-Antes apenas les veía la gente y ahora hay quienes se levantan temprano para salir a la calle y ver el Maratón.
-Claro, claro. Esto, antes, era algo, entre comillas, de locos o frikis. Y era una cosa que incomodaba a la ciudad, es evidente. Corríamos 800, 900 o 1.500 personas. Y la ciudad se cortaba. Corríamos por un solo carril. Por ejemplo, en la Avenida Kansas City, los coches iban pasando y nosotros corríamos por un ladito. Éramos como una especie de intrusos y no había la mentalidad de ahora. En el sentido de que la ciudad no es sólo para los coches, sino también para la gente que hace deporte. Que es la mejor política sanitaria que se puede hacer en cuanto a prevención de enfermedades. Todo ha ido calando en la población poquito a poco. Con la profesionalización que luego ha tenido el Maratón, la gente sabe que esto es ya un evento que atrae a mucha gente de fuera, que genera riqueza y es una fiesta, pero también un negocio que le da a la ciudad una proyección internacional fantástica.
-¿Cuántos maratones, al margen de los completados en Sevilla, suma en total?
-Llevo 123 y el próximo será el 124.
-¿Dónde encuentra la motivación diaria para seguir entrenando?
-Es una adicción. Cuando se hace ejercicio se crea una sustancia que se llama endorfina y su ausencia te genera la adicción. El día que no hago ejercicio, estoy con el síndrome de abstinencia. También me han influido en mantener la motivación los amigos que he conocido, y con los que comparto afición, aunque correr sea una actividad solitaria. Yo soy de dos clubes, uno de Genera y el otro es el Amigos del Parque de María Luisa. Todo eso genera amistades, confianza, y eso es lo que te va motivando. El maratón es un día, pero lo duro no es ese día, sino entrenarte cinco meses antes haga frío, viento, calor, llueva, tengas ganas o no. Somos cinco los que hemos acabado todos los maratones de Sevilla y es curioso porque lo normal sería que algún año estuvieras mal, enfermo con gripe, simplemente te diera pereza, no te apeteciera o dijeras que ya soy muy mayor. No podría darles una explicación de por qué sigo corriendo.
-Nunca se ha lesionado.
-No, nunca, nunca. Es un componente genético. Los corredores populares, al final, somos casi expertos en traumatología deportiva. Conocemos toda la gama de lesiones de fascitis plantar. Cuando me preguntan que por qué no me he lesionado nunca, supongo que algún componente genético tendrá. También he sido muy prudente. Creo que el cuerpo te manda una señal y yo lo que hago es cancelar ese entrenamiento. O lo hago más suave o hago otra cosa. Hay una línea gris ahí entre la pereza y que el cuerpo te esté mandando una señal para que no hagas una serie de dos mil porque te vas a lesionar.
-¿Ha cuidado mucho más su alimentación con el paso de los años?
-La verdad es que me gusta mucho la alimentación natural con independencia de que haga deporte o no. Me gustan los hidratos de carbono, la pasta, el arroz, la fruta, la verdura... Siempre he sido partidario de la comida mediterránea. No me he disciplinado en comer para correr, sino que he comido lo que me gustaba. También me como un montadito de pringá o unos chicharrones porque no, no hay que ser tampoco demasiado exigente. Nosotros somos atletas populares. También me gusta disfrutar de la vida.
-No todo el mundo puede decir que ha llegado a la línea de meta en el estadio de la Cartuja y le han cantado el cumpleaños feliz. Fue un momento especial y familiar, ¿verdad?
-Sí, sí, cumplo años el 14 de febrero y, curiosamente, de las 39 ediciones del Maratón de Sevilla, sólo en una coincidió el día de mi cumpleaños con la carrera. Tengo muchos amigos y muchos hermanos en Sevilla. Cada uno vive en un sitio: uno en el Polígono, otro en Nervión, otro por José Laguillo... Y siempre bajan a verme. Y ese año, que era además mi 50 cumpleaños, no había ninguno. Y yo, pensando, hay que ver qué malajes mis hermanos que no veo hoy a ninguno por la calle. La sorpresa me la llevé en el estadio. Sonó el 'Born to run' de Bruce Springsteen aprovechando que había tocado en Sevilla hacía poquitos meses. Y me cantaron el cumpleaños feliz por la megafonía. Estaban todos allí esperando en la línea de meta. Fue muy emocionante, una anécdota digna de recordar.
-Cuéntenos cómo va su persecución a Johnny Kelley.
-Yo siempre he tenido retos a largo plazo. Empecé a correr en el servicio militar en Ceuta. Había pocas cosas donde divertirse y por las tardes empecé a correr. Ahí cogí el hábito. Después vine a Sevilla y el siguiente año ya fue el primer maratón. Lo corrí y me gustó. Seguí corriendo los años sucesivos e incluso empecé a correr en Madrid. Corría los de Sevilla y Madrid y en octubre hacíamos uno en el extranjero. Al cabo de los diez años, me encontré que llevaba 30 maratones y me propuse sumar tantos maratones como años. Lo conseguí con 43 años. Ahí había corrido ya 43 maratones. Cuando llegué al 44, me quedé un poco vacío. Tenía que inventarme otro objetivo y ése fue el de los 100 maratones, que parecía una locura. Me faltaban un montón, 56, muchos más de los que llevaba, pero llegué a los 100 en el 2020 haciendo tres o cuatro todos los años. El último reto a largo plazo es superar el récord de Johnny Kelley, un atleta de élite de Boston que corrió los Juegos de Berlín de 1936 y ganó dos veces el Maratón de Boston. Es famoso allí, tiene una estatua muy grande a la que va la gente después de la carrera, porque corrió 58 maratones de Boston seguidos. Es el hombre que más veces ha corrido el mismo maratón del mundo. He hecho mis cuentas. Si corro 19 ediciones más del Maratón de Sevilla, habré hecho 59 ediciones del mismo maratón y le arrebataré el récord a Kelley. Además, correría la última edición con 83 años, la misma edad con la que él corrió su 58º maratón de Boston. Hay que motivarse. La estatua es preciosa porque son dos atletas a tamaño natural. Van de la mano, uno es joven y el otro, viejo, pero los dos son la misma persona. Una cuando ganaba y el otro, en su último maratón.
-¿Hasta qué edad se puede correr un maratón?
-No hay edad para un maratón. De los cinco compañeros que las hemos corrido todas, Eduardo Silva tiene 80 años y ha habido gente con 90 años que ha acabado un maratón. No es lo normal, pero tampoco es extraño. Obviamente, las prestaciones van descendiendo. Hay mucha gente mayor que corre con 70, 75 y 80 años.
-¿Qué diferencia de marcas hay entre el Julio Molina del 85 y el actual?
-Yo me he conservado en un nivel un poquito exigente. De mis 123 maratones, he hecho 20 maratones por debajo de las tres horas y tengo tres por debajo de 2:50. Mi récord es 2:47. El año pasado hice 3:19. Me mantengo entre 3:15 y 3:30, aunque cada vez cuesta más trabajo. Es una lucha contra el reloj biológico.
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