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BALONCESTO

El irreductible Betis Baloncesto también puede con el líder (90-89)

PRIMERA FEB

Los verdiblancos, con sólo nueve jugadores disponibles, se rehacen de un pésimo arranque ante el San Pablo Burgos y se apropian de un triunfo agónico que los deja invictos en casa antes del parón

Momento de fragilidad y unión para recibir al líder

Cvetkovic, el mejor de los verdiblancos, defendido por el exbético Wembi, del San Pablo Burgos RAÚL DOBLADO
Sergio A. Ávila

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Ya se ha escrito, pero hay que insistir en ello. Este Real Betis Baloncesto es una colección de estrellas para la categoría, la potente Primera FEB, mas sin aires de divos. Si hay egos, lo que hacen es potenciar el espíritu colectivo. Juegan con el esmoquin si hace falta, pero también saben usar los aperos del labriego. Se manchan de grasa y barro, lo que haga falta por el bien del grupo. Después de una dura semana por las lesiones de dos compañeros (tres integrantes del plantel están con muletas), el Betis se rebeló justo el día que más difícil parecía mantener su condición de invicto en casa. Estaba averiado y llegaba el líder con nutrida presencia de exverdiblancos. O sea, el caldo de cultivo perfecto para pinchar. Nada de eso. La respuesta del Betis fue la de un grupo comprometido que maneja muchas artes y tipos de baloncesto y no se arruga ni cuando parece que cualquier brizna puede derribarlo. En un partido volcánico en el cuarto definitivo, la última defensa del Betis, la que cerró el triunfo, resumió su encomiable actuación. Una muestrario de carácter, fe y competitividad que lo deja, antes del parón, en la tercera plaza, y a una victoria del liderato, con sus opciones intactas y un revitalizador chute de moral.

Lo que acabó de manera feliz comenzó torcido, con garabatos. Como si se tratara de una reedición del partido con el Movistar Estudiantes, el Real Betis Baloncesto arrancó con las defensas bajas, esta vez con una marcha menos que su rival. En Madrid fueron dos o tres. No es que fuera arrasado por el San Pablo Burgos, pero sí netamente inferior desde el 11-12. Dani Díez hizo mucho daño con sus tiros abiertos, Goloman en las continuaciones y Gonzalo Corbalán, con su físico e indescifrable juego, en las conducciones. Con un rico surtido de variantes ofensivas, el conjunto burgalés enseñó sus garras y el colmillo a un Betis que se sujetaba a la pista gracias esencialmente a la percusión de Benite. Su defensa estaba caída, de jornada de puertas abiertas, sin restarle mérito al quirúrgico trabajo del San Pablo.

Obligado a remar, al Betis se le había tiznado de negro zaíno el panorama tras un pobre primer cuarto (15-26). Sólo Dani Diez (15) promediaba más que todo el Betis (8), con apenas un rebote en su casillero. Anémico de casi todo, el equipo aumentó su actividad e intensidad en el arranque del segundo parcial con Cvetkovic, Hughes y Benite de tridente perimetral. Se cambió las pilas y se puso las alcalinas. Cinco puntos seguidos de Benite, triple y bombita, taladraban en menos de dos minutos un 9-0 (22-26) en un ejemplo más de la demostración de amor propio que saca al equipo para escapar de muchos atolladeros. Tiraba del carro Benite (26-28) cuando los aros rechazaban una y otra vez los triples del San Pablo Burgos. Hughes irrumpía en escena con dos portazos: triple y robo para descarga, otra más, de Benite (32-28), que también apretaba atrás. Parcial de 17-2.

El Betis había pasado de la nada al todo. De un baloncesto plano, sin energía, a la eclosión. DeBisschop pivotaba, anotaba, taponaba y machacaba a dos manos, y por duplicado además, adueñándose de la pintura (38-32). Remembranzas de Paul Davis. El rodillo verdiblanco estaba activado mientras el casco del San Pablo Burgos se anegaba de agua. Le entraba por todos lados. Cvetkovic también encendía el radar hasta la canasta (40-34) y Gonzalo García protegía a Kasibabu, ya con tres faltas a dos minutos del descanso. Un 1-7 de parcial restablecía de nuevo la equidad (41-41). Con los dos bases en pista, Cvetkovic escaneaba el juego, templaba y dirigía a un Betis que mandaba al receso (47-43) tras un segundo cuarto soberbio (32-17). Había subido su tiro de campo del 46% al 59% y bajado el de su rival del 61% al 44%. Desde la defensa, que retroalimentaba a su ataque, mucho más diverso y certero, se explicaba la huracanada y racial reacción bética, que había descuajaringado el engranaje visitante. Pero quedaba un mundo, los dos cuartos más importantes, cuando se decide todo en batallas de este calibre.

Acelerón verdiblanco

DeBisschop, martillo de Thor, agitaba el avispero en la zona (50-46) y se las tenía tiesas con Goloman mientras abría caminos para Benite y Renfroe (56-50). Los veteranos de guerra del Betis Baloncesto maduraban ya el partido. Con cabeza y con piernas. De una defensa bestial de Renfroe en mitad de pista con robo de balón asistió a Radoncic (57-50), pero el partido se abría ya en carne viva. No renunciaba el San Pablo Burgos, todo lo contrario. Ningún empellón bético lo disuadía. Pulsaba entonces las teclas de Dani Díez y Gudmundsson. Corbalán, siempre presente, rubricaba un 0-8 (57-58) que pinchaba el suflé del Betis. Benite dejaba una canasta de mucha clase en la telaraña burgalesa segundos antes de cometer la cuarta con catorce minutos aún de metraje. Cómo no acordarse entonces de que la rotación del Betis era de sólo nueve nombres. Con 59-59, a Gonzalo García le cayó la técnica. Las alegrías ofensivas se había acabado y el Betis aumentaba la presión defensiva. Y en primera línea. De sendos robos de Hughes y Kasibabu, un nuevo impulso. Del trabajo oscuro, rebote y tiros libres incluidos, sacaba petróleo (68-60) cuando se multiplicaban los contactos, las faltas y el ruido en el pabellón aumentaba de modo exponencial. Cvetovic clavaba un triple estratosférico que replicaba Lapornik y Renfroe, a una décima, rascaba falta de tiro que sellaba el 73-64.

Sin dominar del todo el rebote, el Betis había convertido ya el 70% de sus tiros de dos. En esas distancias cortas, de ritmo entrecortado por el concierto arbitral, es indudable que el equipo se siente a gusto. Tenía el partido donde quería, controlando el rebote además. Renfroe y Cvetkovic, zipi y zape, crujían al San Pablo Burgos con dos triples (78-64). Sin Benite en cancha, los verdiblancos demarraban gracias a un soberbio trabajo defensivo. Pero no era la última palabra del San Pablo Burgos, que otra vez rezongó a través de un 0-8 que desempolvaba el suspense.

Real Betis Baloncesto - San Pablo Burgos

Ficha técnica

  • Real Betis Baloncesto (15+32+26+17): Renfroe (11), Benite (21), Radoncic (9), Suárez (2), DeBisschop (15) -quinteto inicial-; Hughes (10), Cvetkovic (18), Pablo Marín (-), Domènech (-), Kasibabu (4), Rubén López (-), Jelinek (-).

  • Silbö San Pablo Burgos (26+17+21+25): Gudmundsson (10), Lapornik (7), Cremo (5), Dani Díez (18), Goloman (23) -quinteto inicial-; Cuevas (-), Wembi (5), Almazán (-), Barrera (-), Corbalán (21), Stumbris (-), Fischer (-).

  • Árbitros e incidencias: Quintas Álvarez, Martínez Prada, Sanhermelando García. Eliminado Dani Díez, por cinco faltas personales (m. 39). Octava jornada de la Primera FEB. Palacio de los Deportes San Pablo.

De pronto, las dudas volvían al Betis Baloncesto. Había que seguir talando el árbol, que el San Pablo no se vencía. Con cinco minutos exactos para la bajada del telón, 78-72 y Cvetkovic, MVP bético, al rescate batiéndose en duelo con Gudmundsson (81-75). Corbalán, ardiendo, y Goloman ajustaban más (85-82) hasta que Lapornik clavaba un triple limpio y frontal (87-87) que condenaba al partido al temido cara o cruz. Desde el 78-64, parcial de 9-23. El Betis, con el gancho, o eso parecía. Benite eliminaba a Dani Díez mas no hacía pleno en el tiro libre (89-87). Lo lamentaba el banquillo albiverde. Goloman lo igualaba a 31 segundos. El partido era ya un ejercicio de cálculo y precisión. Más ajedrez que baloncesto. Renfroe se dejaba un tiro libre y los árbitros le daban la pelota a los burgaleses cuando fue precisamente un jugador visitante el último en tocarla. Quedaban doce segundos y el Betis se dejó la vida en una defensa pluscuamperfecta que ahogó el ataque visitante hasta forzar un tiro sin ángulo y así arrancaba una victoria con el sabor de esas causas imposibles que sólo la unión de un grupo es capaz de obrar.

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