La urgencia de arrancar de nuevo el motor

Sergio A. Ávila

Sevilla

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

31/01/2025 a las 10:33h.

Compartir

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Iniciar sesión

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete

Las dos primeras derrotas seguidas de la temporada, en Fuenlabrada y Burgos, fueron también las más dolorosas para el Betis Baloncesto. De las que obligan a una profunda reflexión. Dos severos correctivos que pusieron al equipo en su sitio, con sus defectos al desnudo, justo en el ecuador de la campaña. Cuando aún hay tiempo, afortunadamente, de coger el bisturí y abrir hasta donde sea necesario. En el Fernando Martín se dio cuenta el Betis de que, al menos a domicilio, se encuentra un peldaño por debajo de los tres primeros clasificados. Y en el Coliseum burgalés, en la Copa de España, entendió que no tiene nada que hacer ante rivales de su misma eslora si estos presentan argumentos más pesados en los tableros y, sobre todo, se emplean con más intensidad en cada palmo de la cancha.

Vitor Benite puso el acento esta semana en la falta de energía del equipo contra el Monbús Obradoiro y tal vez sea ése el principal reproche que deba hacerse el grupo. Así en Fuenlabrada como en Burgos, el destemplado comienzo del equipo, tibio y hasta hipotenso, le costó muy caro. Carísimo. Sin piernas no se le gana a nadie. Porque al descanso en el Fernando Martín se llevó una roncha de 16 puntos que fueron 21 en el Coliseum. El cuadro de síntomas se repetía en dos partidos mellizos que acabaron con el Betis Baloncesto en la lona tras redoblar los esfuerzos en la segunda parte en busca de sendas e imposibles remontadas.

En un momento clave de la temporada, con mucho en juego y justo cuando ha empezado a vaciarse su enfermería, el motor del equipo verdiblanco se ha parado y tiene que arrancarlo de nuevo porque la segunda vuelta empieza ya, este viernes en San Pablo contra el HLA Alicante. Tras el batacazo en Burgos, esta semana se han producido reuniones a nivel interno en el club para analizar la situación después de la primera vuelta y ver en qué hay que mejorar para salir de este bache de resultados. Obviamente, que se repitieran derrotas como las recientemente encajadas podría obligar a plantearse otros escenarios.

De momento, calma y confianza en que el Betis Baloncesto reaccionará. Hay voluntad de que así sea y propósito de enmienda. Convendría también que el equipo se mentalizara quitándose de encima la presión de ser primero. Porque ese privilegio parece ya asunto exclusivo del San Pablo Burgos, que está intratable y ha conquistado la Copa de España, el Movistar Estudiantes y el Flexicar Fuenlabrada. Con doce victorias, el Betis se encuentra a cuatro del líder y a tres de sus perseguidores. Una distancia lo suficientemente considerable como para rebajar el listón de los objetivos pero manteniendo la exigencia del ascenso. Que tendrá que ser, de conseguirse, a través del camino más largo: el del play off.

Queda un mundo hasta entonces. Cuatro meses de competición en los que aún pueden suceder muchas cosas. Mientras tanto, bien haría el Betis Baloncesto en poner las luces cortas y centrarse única y exclusivamente en el siguiente reto. Y en disfrutarlo. Porque el equipo no se ha divertido en los dos últimos partidos. Muy al contrario, ha jugado mal, ha sufrido y se ha dejado invadir por la ansiedad y el estrés. Cuando eso sucede, las posibilidades de derrota crecen. La mente se colapsa y las muñecas, tantas veces salvadoras, se agarrotan. Y nada fluye. Por eso, el Betis Baloncesto, que recupera a Álex Suárez, debe volver al origen de todo. A la raíz de su baloncesto, que muchas veces no fue brillante pero sí, casi siempre, sólido y consistente en defensa. El Fuenlabrada le endilgó 90 puntos con un 40% en el triple y el Obradoiro, 86 con 14 aciertos perimetrales y un 56%. Y antes que esos dos, el Cartagena ya le había endosado 95 aunque aquel partido se ganó.

De estas cornadas se ha llevado el Betis varias lecciones. La principal, que si no defiende puede ser un equipo vulgar como tantos otros de la categoría. Debe asumir una realidad que ha estado ahí siempre y que muchos no han querido ver... o lo han hecho de reojo: el equipo es muy bueno, pero tampoco tanto. No debe jugar al intercambio de golpes ni tomarse demasiadas licencias defensivas. Debería ser innegociable que jugara con intensidad, porque eso le permitirá además correr y reducir el número de ataques posicionales, en los que también hay margen de mejora. Tiene que desempolvar el pick&roll de los bases con los pívots y recuperar esas pequeñas sociedades entre los pequeños y los grandes que tan buenos dividendos le han dado esta temporada.

Vivir exclusivamente del triple, sin más registros, no parece el mejor plan para una plantilla tan bien dotada técnicamente. En este sentido, es fundamental recuperar la mejor versión de Cvetkovic y DeBisschop, piezas capitales del mejor Betis Baloncesto que se ha visto esta campaña. E integrar en la rotación a Tunde mientras siga en Sevilla ahora que se ha marchado Domenech, a quien se le rescindió esta semana el contrato antes de sumarse al proyecto del Odilo Cartagena. No dio nunca la sensación de que el catalán sobrase, todo lo contrario, pero ya no está y con su salida, más las de Pablo Marín y Hansel Atencia, se abre espacio en la plantilla para futuras incorporaciones. Porque, sí, al equipo le cabe un salto de calidad por dentro, pero también en el perímetro, donde sobran anotadores pero no jugadores verticales y con físico que puedan echar una mano en un par de posiciones.

El partido de esta noche se las trae. Cuidado. Bien haría el Betis Baloncesto en no fiarse un pelo del Lucentum, que anda en zona de descenso con cuatro victorias pero ha ganado cuatro de los siete últimos partidos. Ha cambiado de entrenador (Rubén Perelló ocupó el sitio de Antonio Pérez Caínzos) y ha reforzado su plantel con las incorporaciones de Sergio Llorente, Aris Ceccardi, Mindaugas Kacinas e Ignacio Rosa. Son piezas complementarias porque la estructura vertebral la conserva. Kevin Larsen, uno de los mejores pívots de la Primera FEB, es su pieza maestra, y junto a él hay jugadores de mucho físico como Mwema, Bidias o Bressan, pero también interesantes exteriores como Adrià Rodríguez o Jordan King.

El potencial de su ataque es discreto (74 puntos de media), así que prefiere un partido de ritmo bajo y jugársela a defender aprovechando el chasis de muchos de sus jugadores. Aunque al Betis Baloncesto puede que le interese lo contrario, hoy lo prioritario es que vuelva por sus fueros y sea ese equipo competitivo que puede jugar con el esmoquin pero al que tampoco le importa mancharse de barro. Defiendan como saben hacerlo y todas las dudas que ahora existen sobre el proyecto y sus pilares desaparecerán. Arranquen de nuevo el motor porque, a todo esto, el gran objetivo de la temporada sigue ahí, en el horizonte.

Ver comentarios (0)

Reportar un error

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete