Atletismo
¿Qué pasó con... Marco Rufo?
Este atleta sevillano especializado en las pruebas de mediofondo se proclamó campeón de España en los 3.000 metros en el Nacional en pista cubierta celebrado en el pabellón San Pablo en 1999
Descubrió el atletismo en aquel semillero de deportistas que fue Chapina, se lesionó de gravedad en el 92 y, tras el mazazo de perderse los Juegos, Marco Rufo ( Sevilla , 1968) tuvo coraje y voluntad para resurgir y proclamarse campeón de España ... en Sevilla siete años después.
¿Sigue corriendo?
Sí, sí, sigo, sigo, me mantengo.
¿Cómo le va profesionalmente?
Montamos una empresa de eventos deportivos que tuve que dejar por un problema de salud, por estrés. Ahora llevo trabajando nueve años en una escuela deportiva en Palomares. Me reseteé, hice cursos de entrenador de atletismo y empecé de nuevo. Tengo a familias completas que hacen deporte salud y me puse a entrenar. Me metí en el Club Hispanos, de Coria, me hice ficha federativa y empecé a competir en categoría máster.
Entrena a su hijo, ¿verdad?
Sí, ha entrado ya en dinámica el año pasado, siendo sexto de España en 1.500. Está haciendo un módulo de Deportes y las prácticas son conmigo, en la escuela. Está supermotivado. Ha cumplido 18 años.
A usted no le fue nada mal.
Nada mal. En categorías inferiores lo ganaba todo y siendo absoluto me lesioné justo el año olímpico, en 1992. Yo tenía mi beca ADO, pero me rompí el tendón de Aquiles. Ver ganar a Fermín Cacho fue una satisfacción, pero también un mazazo. Porque yo me veía en esa carrera, corriendo con los atletas españoles en ese estadio. Después fui campeón de España, estuve en el Mundial de Maebashi, fui a campeonatos de cross... Del 97 al 2001 fueron mis mejores años. Una época muy buena. Yo viví el ying y el yang. Me operó Alfonso del Corral y tuve como fisio a Ildefonso Blanco. Me recuperé bien, pero mi cabeza ya no era la del Marco Rufo que corría siendo una promesa.
¿Por qué no?
Porque ya te ves con otra edad, queriendo formar una familia pero sin el respaldo económico de antes. Me presenté para policía local, vendí colchones... traté de trabajar en lo que podía. Tuve el apoyo de mi mujer y al final me vinculé de nuevo al atletismo y salió todo bien. Pero antes, aunque me encontraba bien físicamente, mi cabeza no corría.
En el Campeonato de España del 99, que ganó, hizo una gran marca.
Yo venía desde el 97 compitiendo muy bien y, cuando fijaron la fecha del Nacional de pista en el 99 en Sevilla, mi meta era correr y ganar en mi ciudad. Luego fui al Campeonato del Mundo y a partir ahí disfruté de tres años que fueron una pasada. Estudiaba en la Laboral y un profesor me recomendó que fuera a Chapina. Hice un mil con un marcón y ahí comenzó mi actividad deportiva.
Qué bonito ambiente se vivía en Chapina, ¿no?
Aquello era espectacular. Estaban Pepe Lorente, Antonio Jiménez, José María Toro y Joaquín Muñoz, mi entrenador. Venía gente de todos lados: de Écija, Carmona... Hace unos cuantos años hicimos una reunión de los chapineros en el bar de la Cartuja. La amistad no se ha perdido.
Es coetáneo de Gómez Campuzano y Luis Rodríguez.
Sí. Lo que ha hecho Luis con su sobrina Maribel es impresionante. Un espejo donde mirarse por la dificultad que implica entrenar a una mujer velocista en España y desde pequeñita. Para quitarse el sombrero.
Qué gran tradición de mediofonditas en Sevilla...
Siempre ha habido mediofondo en Sevilla. Rodelas y Monar, que estaban entre los mejores de España, volaban en Chapina y me quedaba embobado. Me daban alas. Espero que los mediofondistas que ha habido últimamente, como Kevin López o Luis Alberto Marco, se hayan fijado en nosotros, en los abuelos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete