Polideportivo
Seleccionadores a bandera cambiada
Han sido numerosos los técnicos españoles que han tenido que pelear por el orgullo de otro país. Cuando el mercado o el prestigo conduce a dirigir equipos nacionales ajenos

Quienes vivieron el deporte español en blanco y negro recordarán cómo los éxitos se contaban con los dedos de las manos. En el plano indivual eran los pioneros Federico Martín Bahamontes, Manolo Santana, Ángel Nieto, Paquito Fernández-Ochoa o Seve Ballesteros los que copaban los ... titulares; y en el colectivo, los logros esporádicos del hockey en los Juegos de 1960 y 80; el gol de Marcelino de 1964 o las platas del baloncesto en el Eurobasket del 73 y Los Ángeles 84 alimentaron la ilusión de una afición que estaba acostumbrada a las derrotas. Como, con el paso de las décadas, se juntaron la posguerra, la escasa planificación y la falta de medios económicos y técnicos, los problemas se tapaban con la típica garra española.
Pero eso no era suficiente y, de cara a Barcelona 92, se empezaron a cambiar todas las estructuras y a profesionalizar a los protagonistas. Algunos deportes como el hockey, el voleibol, la gimnasia o el waterpolo, gracias al plan ADO y a su inusitado aporte millonario, optaron por contratar a entrenadores extranjeros; otros siguieron apostando por los nacionales y se vio que las medallas de ese verano mágico no fueron algo puntual. A raíz de entonces cayeron los títulos mundiales de balonmano, baloncesto, fútbol o fútbol sala y las medallas olímpicas masculinas y femeninas de waterpolo, basket o balonmano. También llegaron estrellas como Carlos Sainz, Fernando Alonso, Miguel Induráin, Pau Gasol, Rafa Nadal o Carolina Marín, que hicieron que a España ya se la admire por doquier.
Referencia mundial
En la época de las redes sociales, la frase «soy español, a qué quieres que te gane» se ha convertido en toda una realidad. De manera que otros países llevan tiempo fijándose en el modelo hispano para tratar de replicar los buenos resultados. «España tiene un gran prestigio en los deportes colectivos -explica Miguel Rodrigo, contratado como seleccionador de futsal en Japón, Tailandia y Vietnam- porque llevamos un método de trabajo muy serio tanto en lo personal como en lo colectivo y nos involucramos en el desarrollo de la base». En su especialidad se sintió un poco como «un misionero en el extranjero, tratando de de llevar nuestros valores por el mundo junto a José María Pazos 'Pulpis' (Uzbequistán). Sin duda que repetiría la experiencia, aunque ahora mi situación personal ya es diferente y no podría viajar con mi familia». Otros técnicos como Bruno García (Japón, Vietnam y Perú), Paco Araujo (Costa Rica), Sito Rivera (Rumanía) o Pablo Prieto (Libia) siguieron su estela.
De esa misma opinión es Juan Antonio Orenga (baloncesto), que considera «que es un gran éxito del deporte español que otros países se fijen en sus técnicos, aunque es cierto que cuando sales por ahí fuera te das cuenta de lo bien preparados que estamos; en otroslugares no hay nada más que carencias», indica el castellonense, que ahora vuelve al TAU de su ciudad después de cinco años entrenando a la selección de Egipto y a diferentes clubes en China. El deporte de la canasta también ha exportado numerosos preparadores a destinos exóticos, como Madagascar (Ángel Manzano), Mozambique (Iñaki Martín), Costa de Marfil (Natxo Lezcano), Irak (Manolo Povea), India femenino (Fran García) o más clásicos como Canadá (Víctor Lapeña), Uruguay (Mateo Rubio), Paraguay (Arturo Álvarez) o Chile femenino (Ricardo González).



El balonmano también disfruta de un gran prestigio internacional, como lo demuestra que algunos máximos responsables del equipo español hayan atravesado también otras fronteras. Fue el caso de Valero Rivera al irse a dirigir a Qatar, a la que llevó al subcampeonato del mundo; de Xavi Pascual, que ejerció de máximo responsable en Rumanía, y del actual responsable nacional, Jordi Ribera, para quien supuso una experiencia vital entrenar en Argentina y Brasil. «Me llegó una oferta inesperada de Argentina después de 13 años en el Bidasoa y cuando estaba bastante frustrado, incluso pensando en dejar el balonmano. Sin embargo, un año en Argentina y siete en Brasil, uno de ellos con el ciclo olímpico completo de 2012-16, me sirvieron para conocer otro mundo diferente y aprender muchísimo de todos los chicos y clubes con los que me encontré en esos años. Si pudiera repetir una experiencia en las mismas condiciones, seguro que la haría».
Otros entrenadores de prestigio que han probado fortuna fuera han sido Roberto García Parrondo (Macedonia y Egipto), Mateo Garralda (Chile), Javier García Cuesta (Brasil y EE.UU.), Manolo Cadenas (Argentina), Toni Gerona (Irlanda, Túnez y Serbia) o Talant Dujshebaieb (Polonia).
El fútbol también triunfa
En cuanto al fútbol, siguiendo la estela moderna de Xavier Azkalgorta en Bolivia y Chile, los exseleccionadores nacionales Javier Clemente y José Antonio Camacho cambiaron la casaca rojigualda por las de países de distintos niveles. Serbia, Camerún y Libia fueron los acomodos del vasco, mientras que China y Gabón los del murciano. Pero el éxodo del talento ibérico comenzó mucho antes, cuando Juan Luque de Serrallonga desembarcó en la tricolor mexicana en 1930. Desde entonces, España ha proporcionado una sesentena de seleccionadores al mundo entero, como Sabino Barinaga en el postfranquismo en Marruecos y Nigeria o Juan Cutillas en sus cinco etapas en otras tantas décadas en Filipinas. Pero los nombres más reconocibles hoy en día son los de Antonio López (Bolivia) y David Rodrigo (Andorra) en los años 90 o los más recientes de Enrique Llena (Nicaragua), Juan Ramón López Caro (Arabia Saudí y Omán), Benito Floro (Canadá), Albert Roca (Arabia y El Salvador), Carlos García Cantarero (Puerto Rico), Roberto Martínez (Bélgica) o Luis Milla (Indonesia). Muy curioso es el caso de Guinea Ecuatorial, que ha tenido a once responsables hispanos, desde Manuel Sanchis a Dani Guindos, pasando por Quique Setién, Andoni Goicoechea o los hermanos Engonga.
Otras especialidades que también conocen el carisma español son el piragüismo, como sucedió con el desaparecido Suso Forlán (el muñidor del récordman olímpico David Cal), al que una cruel enfermedad se lo llevó a los 52 años después de haber sido el preparador de Brasil. Actualmente, el cántabro Ignacio Gómez Acebo es el seleccionador luxemburgués de hockey sobre hierba y la catalana Andrea Fuentes, la responsable del equipo de sincronizada de Estados Unidos.
Un caso singular es el del golfista José Manuel Lara, al que le llegó una oferta de la Federación andorrana para hacerse cargo de su equipo nacional gracias a su exposición televisiva en Movistar Plus. «Fue algo muy curioso, porque allí se ve mucho mi programa y me llamaron para encargarme de un proyecto joven y atractivo que me hizo mucha ilusión. Aquí en España no había podido desarrollarme como técnico porque, a pesar de ser el jugador que más medallas he ganado para este país, me pusieron muchas trabas administrativas. Pero se me abrieron las puertas con esta oferta de Andorra y soy feliz porque estoy desarrollando a una serie de jugadores desde la base y, sobre todo, porque me han recibido con los brazos abiertos».
La contratación de Lara no fue la única rocambolesca que se ha dado. La de Orenga llegó porque una vez concluido su periplo con la ÑBA un amigo de Scariolo le habló de que en Egipto podría encontrar hueco, mientras que la de Rodrigo en Japón fue todavía más rebuscada. «Después de estar entrenando en Italia, un seleccionador transalpino (Sergio Gargelli) vino a verme al Caja Segovia y me comentó que un amigo suyo del Fuchu Tokyo tenía como directivo a un miembro de la Federación nipona. Ellos buscaban entrenador para después del Mundial de 2008 y vinieron para verme ganar la Supercopa a El Pozo Murcia. También hablaron con Javier Lozano y, como ya tenían buenas referencias por dos lados, me contrataron».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete