Las contradicciones de una selección obligatoria
Acudir como imposición atenta contra la libertad individual, pero también protege al jugador frente a los clubes
Pese a la norma, las federaciones suelen mirar para otro lado. Una sola castigada en España: una voleibolista en 2010
Alexia Putellas, ¿qué has hecho mal?
![Carlos Alcaraz, Oleguer o Patricia Guijarro y Mapi León, casos de renuncia a la selección](https://s2.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/09/26/collage-RDf2PbzFZ34NBw195io3twI-1200x840@abc.jpg)
El conflicto desatado en la selección española de fútbol femenino, hartas las jugadoras de vestir unos colores que no las representan, al menos en el plano federativo, ha devuelto a la palestra un problema que parecía ya olvidado. La obligatoriedad de asistir a una ... convocatoria nacional. Una situación que los organismos tienen muy bien atada, pues cuentan con unos mecanismos legales para que, en caso de necesidad, al deportista no le quede más remedio que acudir a la llamada del deber nacional, una medida también suscrita por la FIFA en el caso del fútbol.
En España es precisamente la Ley del Deporte vigente (la nueva, que suavizará los términos conflictivos, se publicó en el BOE en 2022 pero aun no ha entrado en vigor) la gran herramienta para que esto suceda, amenazados los jugadores con altas multas (hasta 30.000 euros) y una retirada de licencia casi definitiva (15 años de inhabilitación). Según el texto, acudir es «una obligación» en cualquier deporte, sea profesional o no, y renegar es considerado una falta «muy grave». De hecho, es una medida que el partido independentista catalán de Esquerra ha pedido eliminar.
Egoísmo, el del las federaciones, entendible en cierta manera, pues utilizan estos apéndices para cubrirse las espaldas de cara a los clubes que, si no notasen la soga alrededor del cuello, no cederían a sus jugadores a las selecciones, ya que son ellos los que pagan a los atletas y los mayores perjudicados en caso de que uno de sus empleados se lesione de gravedad durante los partidos o competiciones internacionales. Aunque non es lo habitual, España obliga por ley a vestir los colores de la bandera, como se pudo ver con las jugadoras de la selección, que estaban absolutamente decididas a obviar la convocatoria de Montse Tomé y no les quedó más remedio que desfilar hacia Olivo, Valencia, con caras enfurruñadas.
Precedente en el voleibol
Su ejemplo también sirve para ver que siempre se puede retroceder sin necesidad de ejercer un castigo. La intervención de Víctor Francos, presidente del CSD, permitió liberar a las más decididas del grupo (Mapi León y Patricia Guijarro) y ayudar a rebajar la tensión. Una situación que suele ser lo habitual cuando se genera un conflicto de estas características. De hecho, solo hay un precedente de una deportista española sancionada por no acudir a una convocatoria.
Sara González, jugadora de voleibol de la universidad de Burgos, decidió no competir con España en 2010 porque no podía compaginar un torneo con sus estudios de enfermería y con un contrato laboral extradeportivo, pues no se dedicaba al voleibol a tiempo completo. Sus alegaciones no convencieron a la federación, que aplicó el código disciplinario y la sancionó con tres meses fuera de las pistas, tanto con el combinado nacional como con su club.
González, descontenta con el tirón de orejas, elevó su justificación al Comité de Disciplina Deportiva, que se puso a favor del bando federativo, y más tarde encauzó el caso por la vía civil. El proceso se dilató tanto que acabó por cumplir su sanción (se perdió ocho partidos de liga y la Copa de la Reina con la Universidad de Burgos) para, poco después, renunciar para siempre al deber nacional. «Espero que a nadie se le ocurra convocarme».
Seguramente no contar con el foco mediático no ayudó a González. Por ejemplo, en 2005, el jugador del Barcelona Oleguer Presas fue citado por Luis Aragonés para jugar con la selección española, pero sus fuertes convicciones independentistas con Cataluña le hicieron rechazar la llamada del madrileño («La selección me genera aversión», llegó a asegurar el zaguero). El asunto quedó en el olvido, pues sancionar a un jugador de uno de los clubes más importantes del mundo hubiese desatado un caos de difícil gestión. Como Oleguer, el vasco Inaxio Kortabarria (Real Sociedad) o el gallego Nacho Fernández (Celta de Vigo) conforman la lista de futbolistas que, cuando comenzaron a sonar en las quinielas, prefirieron cortar por lo sano la situación.
También existe la variante de la renuncia amistosa. El caso más cercano lo encontramos en Carlos Alcaraz, que tras un duro final de temporada, decidió renunciar a la Copa Davis de este septiembre, en la que la selección quedó eliminada a las primeras de cambio. Y, por supuesto, el caso más llamativo, que es el del baloncesto. Los parones internacionales coinciden en el calendario con competiciones privadas como son la NBA y la Euroliga, por lo que, la FEB, para no perjudicar a las estrellas, deciden no convocarlas y tirar de jugadores con menos pedigrí. Así es como el deber nacional se ha convertido en una lista de contradicciones.
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