Mbappé sale señalado del clásico

«Sabíamos que ellos utilizaban una línea alta para dejar al rival en fuera de juego, pero por poco no lo hemos aprovechado. Mbappé ha entrado en fuera de juego, pero es normal con esa línea tan adelantada. Aún así, ha tenido 3-4 oportunidades donde ha podido marcar. Le ha faltado algo de acierto», analizó Ancelotti tras el partido.

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La condescendiente lectura de Carletto sobre el partido de Mbappé enfadó todavía más a ese sector del madridismo que se fue bramando a la cama. Hubo murmullo en el Bernabéu y hubo una riada de críticas en las redes sociales. ¿Cómo era posible que un futbolista como él cayese tantas veces en fuera de juego y las pocas que no fue así, definiera como un delantero del montón? No había respuesta. No por parte de él, ni de ninguno de sus compañeros. Día y medio después, nadie del Madrid, excepto su entrenador, ha dado una sola explicación de lo sucedido en el clásico. Ni en la zona mixta tras el partido ni en sus perfiles de redes sociales. Silencio absoluto.

Silencio que no hubo en cada una de las ocasiones que Mbappé caía en fuera de juego. Ahí, el runrún del Bernabéu se dejó sentir, sobre todo en las dos claras ocasiones que tuvo ante Iñaki Peña en la segunda mitad, ambas en posición legal, definidas al muñeco. Fue tan frustrante su incapacidad para corregirse a sí mismo durante el partido y evitar esas situaciones, que hasta Real Madrid TV le lanzó un pequeño dardo en su programa posclásico: «Dos goles anulados por fuera de juego, por poquito. Prácticamente por una uña, por unos milímetros. Las que ha tenido muy claras, en posición legal, no ha acertado. La paradoja más absoluta. Lewandowski está de dulce. Ha marcado más que él con menos ocasiones. A Mbappé y a Vinicius les ha faltado algo de concentración para evitar caer en fuera de juego por ese segundo de antelación».

Mbappé suma ocho goles, tres de penalti, en los catorce partidos que ha jugado con la camiseta del Real Madrid. No son malos números, pero no son por lo que se le fichó. Hasta su aterrizaje en Madrid este verano, Kylian sumaba 342 goles en 473 partidos. Por porcentaje, no está en sus habituales datos, pero el aficionado blanco no le recrimina exactamente esto. Canta más que tras dos meses y medio de competición, su nivel físico sea una sombra de lo que mostró en su etapa en el PSG, un aspecto clave para un futbolista que vive de su velocidad y de su potencia, aparte de su talento para llevar el balón a la red rival.

Mbappé solo intervino en 27 ocasiones durante el clásico, el segundo jugador del Real Madrid que menos lo hizo tras Tchouaméni, que jugó 64 minutos, no los 90 que disputó Kylian. Fueron tan erráticas y escasas sus apariciones en el clásico que ni siquiera forzó ni una sola falta a favor. Es verdad que sí que estuvo acertado en un par de ocasiones, pero se aprovechó de una posición antirreglamentaria.

Es evidente que la propia naturaleza del jugador hará que esta situación se revierta más pronto que tarde, pero en el primer clásico de Mbappé su figura queda bastante señalada. Como decían algunos aficionados a la salida del Bernabéu, no se le fichó para meterle tres goles al Espanyol o al Leganés, sino para decidir los partidos grandes, de Liga y de Champions.

Acabará siendo así, pero de momento le toca agachar la cabeza y trabajar más que nunca para demostrarle al Madrid, y a su afición, por qué estuvo siete años detrás de su fichaje.