El Real Madrid huele mal

No fue casualidad que los peores minutos de la selección española de esta última convocatoria coincidieran con la titularidad en el campo del mayor número de jugadoras del Real Madrid: Misa, Ohiane, Olga, Ivana, Tere, Athenea y Maite Oroz. Todas son brillantes, pero no están bien. O no cuando juegan sin una líder que las arrope, sin la compañía de las referentes del Barcelona (y en los partidos de clubes nunca están). Puede ser un mal día de una jugadora. Pero, ¿todas y en todos los partidos? Complicado.

La ausencia de ese liderazgo en la plantilla se ve reflejada especialmente cuando las cosas se ponen difíciles. El Sevilla las zarandeó el sábado en Valdebebas (1-3), con dos goles en la prolongación justo después del empate blanco. Y el Atlético las adelantó ya en la tabla, lo que tanto escuece en esa casa.

Más del sábado.. Un miembro del cuerpo técnico, Dani Sánchez, expulsado «por encararse con un sector del público que le increpaba». Y una futbolista, Kathleen Sousa, que se tira en instagram contra los hinchas del Madrid que protestan por la situación. Mal asunto cuando los empleados se revuelven contra la grada. La histórica confusión de quién se debe a quién.

Las diferencias entre los distintos grupos del vestuario tiene como consecuencia que no todas remen en la misma dirección. Las jugadoras están más preocupadas por sus batallas internas y la renovación de sus contratos que por rendir cuentas al club. En cualquier caso, esa guerra es 'peccata minuta' con la que tienen liada el entrenador, Alberto Toril, y Ana Rossell, la directora deportiva del «aquí juegan las que tienen que jugar, no las mejores» como gran hoja de ruta. ¿Quién manda ahí?

Toril tiene el apoyo del director general. Rosell es el escudo perfecto para Begoña Sanz, la responsable directa de la sección. A la mala gestión económicas se le agolpan los pésimos resultados deportivos ( y este jueves, o el siguiente, la amenaza es el desastre en Europa). La cuerda de ese combate está a punto de romperse. El Madrid femenino huele a cadáver.