Canteranas impuestas en el pasillo de Valdebebas

El pasado miércoles, a la misma hora que salía el equipo masculino desde la residencia de la Ciudad Deportiva Florentino Pérez camino del estadio Metropolitano para disputar la vuelta de los octavos de final de la Champions frente al Atlético de Madrid, el Real Madrid femenino disputaba en Barcelona la vuelta de las semifinales de la Copa de la Reina. Es fácil adivinar que las integrantes de la cantera madridista estarían deseando ver el duelo que jugaban sus mayores contra las barcelonistas. Pues no, no lo vieron. Al menos en directo y entero. En su lugar, se obligó a las chicas a participar en la despedida del equipo masculino a su salida de las instalaciones blancas. El pasillo que se les guarda, formado por jugadores y jugadoras de la cantera, ya es una tradición y acompaña al plantel desde la residencia al autobús.

Las tradiciones son buenas, hacen más grande al grupo y hay que respetarlas, por supuesto. La pregunta es si funcionan de igual manera de femenino a masculino que de masculino a femenino. Es decir, ¿harán también el pasillo al femenino los jugadores y las jugadoras de la cantera madridista en su salida de la Florentino Pérez? Para ellas es el partido más importante de la temporada, unos cuartos de final de Champions, pero desde dentro al choque se le concede relevancia. ¿Cuántos directivos y altos ejecutivos del club tienen pensado ir al partido?

Pero la desbandada no pasa solo por la escasa presencia de directivos. La bajada de espectadores empieza a ser alarmante. Baste recordar el aforo que tuvo el partido de Liga del pasado sábado frente al Deportivo de la Coruña (2-2) en Valdebebas: tan solo 1.123 espectadores. La afluencia de público va cayendo día a día en todos los partidos de Liga F.

En dicho partido, marcó Carla Camacho en su primera titularidad esta temporada tras su lesión de rodilla. Y debutó como titular blanca con tan solo 16 años Irune Dorado. Esta chica jugaba en el infantil del Atlético de Madrid cuando fui a verla en un partido contra chicos en el madrileño barrio de Villaverde. Desde el primer momento se vio que era una jugadora para incorporar. Garra, fortaleza, despliegue físico, intensidad en los duelos, técnica depurada y jerarquía en el campo... En un futuro debería ser fija en el primer equipo, aunque viendo los casos que la preceden (Ari Arias, Marina Salas, Dana Benitez, Sofía Fuente, Paula Partido, Carla Camacho y Paula Comendador) quizás no. La lógica no siempre es la base de actuación del Real Madrid. Así que, o mucho cambian las cosas (desde la dirección deportiva se le culpa a Alberto Toril de no contar con la cantera) o las jugadoras de cantera seguirán picando piedra y haciendo de floreros en un pasillo cuando ellos lo requieran.