Díaz de Mera y su escandaloso «faltitas sólo» a Pezzolano

Y eso es lo que hizo el equipo pucelano, cumplir a rajatabla las instrucciones del colegiado/entrenador. Con faltitas sólo el equipo catalán marcó siete goles por ninguno del visitante. Parece que el CTA ha tirado en privado de las orejas a su chico por sugerirle a un entrenador de Primera cómo debía emplearse y cómo no debía hacerlo su equipo. ¿Qué será lo próximo? ¿Llegará el día en que los árbitros echen para atrás alineaciones porque no les gusten? ¿Pedirán ellos los cambios? ¿Vetarán jugadores?

Lo que en realidad vino a decirle Díaz de Mera a Pezzolano es que, en vista de que no tenían absolutamente ninguna posibilidad de remontar el partido, al menos se fueran de Montjuic sin hacerle daño a Yamal, por poner un caso.

El otro día estuve en el debut de Mbappé en el Bernabéu. Y ante el Valladolid. El Valladolid de Pezzolano. Y tengo que decir que si el árbitro le sugirió al argentino lo mismo que Díaz de Mera o no se enteró bien de la consigna o simplemente hizo caso omiso porque la verdad es que el Valladolid rascó y compitió hasta el último minuto del partido. Como, por cierto, era su obligación.

Antes decía que al parecer, según cuentan quienes tienen relación con esta sociedad secreta, en el CTA le han dicho a Díaz de Mera lo mismo que cantaba el divino Serrat, «eso no se dice, eso no se hace, eso no se toca». No servirá para nada. Se quejan de los vídeos de Real Madrid Televisión pero, y si yo fuera director del canal, haría un Flixolé completo.

Empezaba preguntándome en voz alta si Díaz de Mera era un verso libre o un soldado. Las estadísticas dicen que a los rivales del Barcelona les han sacado 13 tarjetas amarillas y a los del Real Madrid únicamente dos. Son necesarias 29,5 faltas sobre jugadores del vigente campeón de Europa y de Liga para que un rival acabe amonestado mientras que, para conseguir idéntico resultado, a un futbolista culé sólo tienes que hacerle 4,3. Ahora entiendo por qué dijo Laporta el otro día que no había llegado a la norma 1:1 porque no había querido. No le hace falta.