Hazte premium Hazte premium

Esbozos y rasguños

Pinceladas y butifarras

Camavinga mueve el balón con la claridad de Kroos, recupera como Tchouaméni, barre el campo con el despliegue físico de Casemiro, filtra pases con la lucidez de Ceballos y tiene el aura sobre el césped de Redondo

Más columnas del autor

El centrocampista francés del Real Madrid Eduardo Camavinga disputa un balón ante Omar Mascarell EFE
Javier Aznar

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Camavinga mueve el balón con la claridad de Kroos, recupera como Tchouaméni, barre el campo con el despliegue físico de Casemiro, filtra pases con la lucidez de Ceballos y tiene el aura sobre el césped de Redondo. Además comete muy pocos errores en cada una ... de estas facetas. Pero, por algún extraño motivo, todavía no tiene la bendición unánime de todo el madridismo. No termina de consolidarse como indiscutible como otros han hecho tal vez con menos méritos. Hay quien no se lo termina de creer del todo. Tal vez sea por su versatilidad, que hace que se le vea más como una pieza intercambiable que como un fijo en el once. O tal vez se deba a esa absurda teoría de que funciona mejor como revulsivo y que su efervescencia viene bien para cambiar la cara a los partidos más enquistados. Que es una carta especial para jugar en según qué momentos y que se pierde su efecto revitalizante si sale de inicio. Pero esta teoría es como la de escoger a tu mejor lanzador de penaltis para tirar el último de la tanda: se corre el riesgo de que simplemente nunca llegue ese momento. Los mejores al principio siempre. Y luego que salga el sol por donde quiera.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación