Esbozos y rasguños
Los chicos del muro
«Todo se mueve rápido. Salvo el fichaje de Mbappé, claro, que es como quedarse observando cómo crece la hierba»
Resultados y clasificaciones
![Lunin despeja el balón](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/deportes/2023/08/13/lunin-RzJC9V4QAARxazq8fWGWE1J-1200x840@abc.jpg)
Si hace poco menos de un año a cualquier madridista le hubiesen dicho que su equipo tendría que disputar la temporada 23/24 sin Courtois, sin Benzema, sin Casemiro y puede que sin Militao, más de uno habría sufrido un ataque de pánico. Sin ... embargo, un año después, es así como están las cosas: el Madrid va a jugar esta campaña sin gran parte de esa columna vertebral que levantó la Copa de Europa en París. Lo que hace nada hubiese parecido tan impensable como lejano, ahora es la realidad y el presente. El fútbol a veces es como un truco de magia: todo se mueve tan rápido que el cerebro no registra los movimientos que sí percibe el ojo. Salvo con el fichaje de Mbappé, claro, que es como quedarse observando cómo crece la hierba.
Decía un boxeador argentino que cuando te subes al ring y suena la campana, hasta el banquito te quitan. Algo parecido ocurre con el fútbol: pestañeas un momento y de repente te han cambiado el logo de la Liga por otro horrendo, el nombre de la competición es distinto por obra y gracia del patrocinador principal y hasta te ponen a la venta en riguroso directo, código QR mediante, el balón del primer gol de Bellingham (pintaza) en su debut con la camiseta blanca. Cuánto habría pagado yo por el balón de Robinho aquel día en el Carranza. Menos mal que la tecnología no estaba tan desarrollada.
Todo se mueve tan deprisa que el que sí llegará, entre la urgencia y la desesperación, es Kepa Arrizabalaga tras completar un periplo algo decepcionante en el Chelsea, teniendo en cuenta los 80 millones de euros pagados por él y las expectativas que había generado. Perdió la titularidad en favor de Mendy, tuvo alguna actuación cuestionable y estaba viendo cómo David Raya le pasaba por la derecha tanto en el equipo londinense como en la selección española. Ya sonó en su día, y con mucha insistencia, para el Madrid, pero Zidane paró su llegada en una muestra de confianza hacia Keylor Navas. Ahora, cinco temporadas después, llega con ganas de reivindicarse y de volver a ganarse ese puesto en la selección que en su día parecía tener bajo llave. Tiene el reto de hacer olvidar la gigantesca sombra que deja Courtois proyectada en la portería del Bernabéu.
El meta belga ha logrado convencer a toda la afición madridista con su seguridad y aplomo. Con pocos jugadores hay un consenso semejante. Dos madridistas podrán discutir sobre cualquier cosa, salvo por la valía de Courtois como guardameta blanco. Tras un inicio con dudas en aquella tormentosa temporada de Lopetegui en la que llegó a pasar de todo (le echaron un día antes de empezar Mundial, se marchó Cristiano Ronaldo, Mariano nos llegó a parecer la solución), enseguida Courtois empezó a demostrar que, hoy por hoy, es el portero más decisivo del mundo. Su baja es un socavón tremendo en la línea de flotación.
Es un portero tan perfecto que, por momentos, te llegas a olvidar de él, dando por sentado que estará siempre en el muro, como Jack Nicholson en Algunos Hombres Buenos. El hecho de no acordarse, de no pensar a menudo en la figura de Courtois, es lo más elogioso que se puede decir sobre un portero, un guardaespaldas o sobre la seguridad en un país. Como una buena dentadura, que uno la empieza a echar de menos cuando ya es demasiado tarde. Que no ocurra lo mismo con Militao.
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