Sevilla FC
Me gustan las juntas
Las siempre entretenidas asambleas de accionistas en el Sevilla, muestras sociológicas y bofetadas de realidad
Pues sí, me gustan las juntas de accionistas del Sevilla FC. Son días insoportablemente largos y pesados de trabajo para los que nos dedicamos a escribir lo que dice uno y lo que dice el otro, pero -como se suele decir- sarna con gusto no ... pica. Nunca he sido aficionado al periodismo del corazón por más que me guste un cotilleo a nivel usuario, y quizás el contenido que deriva de las juntas de accionistas en muchas ocasiones bordea lo rosa. Yo lo que escucho y veo en estas asambleas de (supuestos) sevillistas me lo tomo más como una muestra sociológica que me gusta, de cuando en cuando, contemplar.
Como fiel relejo de nuestra sociedad capitalista, todo se resume en mucha gente pendiente del '¿qué hay de lo mío?'. El que no se entera para qué se ha convocado una junta extraordinaria e interviene para pedir que repinten los asientos del estadio (que, aprovecho, ya va haciendo falta), el que recita parrafadas como si estuviera delante de un examinador, el que muestra su indignación intentando ser original a la hora de menospreciar al otro, el que pide que se besen al Dr. Jekyll y Mr. Hyde cuando se acaban de intercambiar bofetadas o el que intenta apagar un incendio forestal soplando. Y como actores principales de este show, el padre y el hijo demostrando que este año tampoco habrá regalo bajo el árbol en Navidad. La junta y sus juntás, que entretenidas son un rato y hacen que se te pase la tarde volando.
Todos los anteriormente ejemplificados nos recuerdan cada vez que tienen la ocasión de juntarse que, por más que los sentimientos afloren cuando llega el gol o se falla un penalti, el Sevilla FC no deja de ser una empresa y que, cuando el dinero está en juego, el escudo se aparta y se manosea a partes iguales.
Y mientras, el sevillista promedio, avergonzado y abochornado, se queda levantando la mano en medio del desierto esperando a que alguien lo tenga en cuenta y se ponga a trabajar para volver a hacer funcionar al club de sus desvelos con la tantas veces minusvalorada y ahora añorada normalidad. Amigo, que haya suerte y te escuchen.
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