ALMERÍA - SEVILLA
El Sevilla juega a la ruleta rusa en casa del colista (2-2)
LALIGA EA SPORTS
Los cambios de Quique en el tramo final de un partido alocado provocan la remontada, pero el Almería aprovecha su última bala en el descuento
Almería - Sevilla FC: resumen, goles y ruedas de prensa del partido de LaLiga EA Sports 2023-2024
Almería - Sevilla, las estadísticas del partido
Resulta difícil encontrar un ejemplo más ilustrativo de la definición de 'partido trampa' que el que esperaba al Sevilla en casa del colista. El Almería presentaba unos números escandalosamente negativos, pésimos, los del peor farolillo rojo de la historia liguera y conjunto ... más endeble de todas las grandes competiciones europeas con nueve puntos en el casillero hasta este lunes. Nueve meses sin ganar un partido de Liga, ni un solo triunfo esta temporada después de 27 jornadas, desahuciado y organizando la campaña venidera en Segunda… El panorama empujaba a una evidente obligación de ganar para los sevillistas, especialmente en un momento en que el equipo, por vez primera en el actual ejercicio, da una sensación de solidez desconocida en los meses previos. La estadística de los almerienses, sin presión alguna, ya pesaba y la famosa patata caliente del Grand Prix estaba a punto de estallar. No lo hizo de milagro. Canguelo en grande para los supersticiosos. Bomba de relojería, que teniendo en cuenta las cosas que le han venido pasando al club en los últimos tiempos no era absolutamente descartable que estallara al tocar un cable indebido.
Y estuvo a punto de tocarlo el Sevilla. Vaya si lo estuvo. De hecho fue perdiendo durante buena parte de un encuentro que jamás logró controlar del todo y en el que acabó regalando dos puntos cuando había conseguido la remontada en el tramo final gracias a los cambios introducidos por Quique Sánchez Flores. Ni así. El duelo fue alocado de principio a fin, una verdadera ruleta rusa a la que el cuadro hispalense no tenía que haber jugado y de la que salió escaldado cuando ya se celebraba el triunfo al recibir en el descuento el segundo tanto de los almerienses. El susto fue grande, porque, además, sus dos goles llegaron en el minuto 80 y en el 85. Con lo que ninguno contó fue con el tanto local en el 95.
Con todo, la línea del equipo resulta al menos sólida, que ya es decir. Pero coqueteó demasiado el Sevilla con su supuesta superioridad en casa del rival teóricamente más accesible. Que no parece estar muerto. Sólo a ratos. Para mantener esa línea de constancia, Quique optó, como era de esperar, por seguir con el esquema con el que venía sacando los frutos necesarios para alejar al equipo de los puestos de alerta, con tres centrales y con Ocampos como carrilero, aunque esta vez por la izquierda, muy exigido por Pubill. Su briega y la tremenda movilidad de Isaac en el juego al espacio fueron los argumentos principales del equipo de Nervión desde el arranque, pero le costó la misma vida a los sevillistas construir e incluso tener la pelota frente a la creatividad de Luka Romero, perseguido por Salas allá adonde iba, y, sobre todo, Viera, un viejo rockero que a base de talento es capaz de cambiar un partido. Con un doble pivote defensivo al sumarse el exbético Edgar al lado de Lopy, los locales jugaban más arropados que de costumbre y eso obligó al Sevilla a buscar más la contra, cuando esas líneas rojiblancas se separaban en exceso. La combinación de ese elemento y la falta de consistencia de la pareja Sow-Soumaré convirtió la primera parte en un auténtico correcalles, con muchas más ocasiones que fútbol y con opciones de que el marcador cayera para un lado u otro en cualquier momento. Las de los sevillistas, bien con un par de disparos lejanos de Sow y, sobre todo, con remates de un Isaac al que la zaga rojiblanca jamás pudo atar en corto. Ahí apareció siempre Maximiano para evitar el gol.
Al otro lado, sin embargo, los de Quique no pudieron impedir que Embarba culminara uno de esos ataques dirigidos por Viera, que en un contragolpe en el minuto 37 filtró un magnífico pase entre los centrales asistiendo a su compañero, que en solitario batió de un buen zurdazo raso a Nyland. Cinco minutos antes, los de Almería protestaron un posible penalti por agarrón de Salas al Choco Lozano cuando éste iba a cabecear un centro que el árbitro consideró demasiado débil como para ser castigado. Cuestión de interpretaciones. En el fútbol de hoy, por mucho menos se han pitado. Y por mucho más, no. En ese intercambio de golpes sin apenas digestión de las jugadas, el último de la fila fue el único que supo enganchar un buen golpe.
Como era de esperar, el conjunto indálico planteó la segunda parte jugando más atrás, con los laterales muy cerrados y buscando las contras de forma esporádica y con Romero y su zurda como referente al que lanzar pases en largo. Sólo en momentos muy puntuales ejerció el Almería presión alta, sintiéndose aparentemente cómodo cediendo la iniciativa. Quique dio entrada a Suso y Acuña para buscar otras soluciones con los disparos del gaditano y el cambio de posición de los carrileros al salir del campo el renqueante Navas. En el costado, diestro, desde entonces, Ocampos. Con la hora de juego ya cumplida gozó el colista de varias ocasiones a la contra clarísimas que no supo rematar, como en toda la temporada. En una de Viera en el 73 la grada prácticamente cantaba gol.
Viendo el escenario y que no se encontraba la fórmula acertada para morder de verdad, desde el banquillo sevillista se metió a toda la artillería para el tramo final, con Gudelj por Torres y Lukebakio por un inoperante En-Nesyri. Y con fondo de armario a su disposición casi por primera vez, acertó de plano Quique, porque en el 80 de nuevo Isaac lideró una contra abriendo el balón a la entrada del belga por la izquierda para conectar un contundente disparo cruzado que supuso el empate. Lukebakio había dinamizado mucho el juego y resolvió con enorme calidad.
Ese impulso del gol, que tardó pero se produjo, mandó al equipo arriba del todo y en el 85 llegó la acción del 1-2 por mero acoso y derribo. La disolución habitual del Almería en los minutos finales de esta campaña y un empuje inapelable que, en un córner que no supieron despejar los locales, llevó a Ocampos a rematar tras varios rebotes el segundo tanto sevillista. Era cuestión de lógica, pero tardó, tardó. Y no sólo eso. Con todo hecho, los de Nervión volvieron a pedir cartas nuevas para seguir la partida, y tentar a la suerte no es cosa siempre conveniente. No ató el partido el Sevilla ni cuando iba perdiendo ni cuando fue ganando y permitió al Almería jugar muy suelto incluso en los instantes finales. Entonces, un balón colgado desde la derecha a Marezi en el descuento provocó el empate a dos que ya nadie esperaba y con un enemigo supuestamente muerto. Pudo caerle el premio al ridículo de la temporada y lo evitó, porque ni siquiera jugó mal, pero no se deben dejar tantas cosas al libre albedrío. Un punto es poco en Almería. Otros dirán que perder hubiera sido un chiste demasiado malo. El Cádiz, tercero por la cola, ha recortado dos puntos, aunque queda lejos. O no.
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